Solo entre la multitud

1221

La soledad es un mal de nuestro tiempo. Una persona puede estar rodeada de gente y sentirse aislada emocionalmente, afirmó Mario Alberto Esparza Zamora, académico del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, adscrito al Centro de Evaluación Psicológica.
“Hay quien aparentemente tiene muchos amigos, personas que reciben visitas, pero con una sensación interna de vacío, de carencia de vínculos afectivos y se sienten solos. Vivimos en una sociedad muy acelerada en la que todo es competencia y en la que al otro lo vemos como un rival, no como un apoyo”. La meta es ser mejor que los demás: en el trabajo, la escuela o el hogar. Hay competencia hasta de una familia con otra. El chiste es ser más que los vecinos, con un nivel de vida más alto, con mejor carro y empleo. Esto ocasiona que se generen grupos pequeños de pocas amistades, uno o dos amigos íntimos o sólo la familia nuclear, sin existir una red de apoyo extensa.
Diferentes especialistas señalan que la soledad está relacionada con la capacidad de las personas para manifestar sus sentimientos y opiniones. Cuando la habilidad para relacionarse es escasa, aumenta la probabilidad de que la persona se sienta sola, ya que las relaciones que mantiene son menos entusiastas y empáticas. También hay quienes la relacionan con la pérdida de ese conjunto de personas que son significativas en la vida y que son con las que se interactúa de forma regular.
De acuerdo a Esparza Zamora esta sensación prevalece más entre hombres que en mujeres. A ellos se les inculca más que deben ser competitivos, con poca afectividad y a satisfacer sus necesidades en forma independiente porque ello es culturalmente sinónimo de fortaleza, con autoridad y personalidad. Al contrario, ellas tienen mayor facilidad para establecer comunicación con otros, así como buscar el apoyo de los demás.
Cada vez son más frecuentes los casos de soledad en jóvenes de 15 a 25 años y en los adultos de los 25 a los 35 años. “En los jóvenes es común ese retraimiento social. Ellos están conectados durante varias horas al internet, gustan de los juegos de video. Como no fomentan sus habilidades sociales, buscan actividades individuales donde establecen pocos vínculos afectivos y refuerzan este círculo vicioso de sentirse cada vez más solos”.
La soledad puede ocasionar apatía, agresividad, ira, inestabilidad emocional, es decir cambios de estado de ánimo, depresión, llanto frecuente. La persona puede estar en un momento muy contenta y en otro muy enojado, puede estar relacionada con estrés y generar depresión e insomnio. Hay quien puede caer en la desesperanza aprendida. “Es una sensación de que no importa lo que se haga porque nada va a cambiar la situación actual. También se manifiestan males somáticos, como colitis o migraña y consumo de sustancias adictivas e ilícitas.”

Conflictos con su entorno
La soledad afectiva puede repercutir en el trabajo y en las relaciones sociales. “Una persona que siente ese vacío puede tener una conducta de indiferencia ante los problemas de los demás. La lógica es: “Si los demás no me apoyan, yo por qué tengo que hacerlo. La persona puede llegar a ser impasible al dolor ajeno y ante los conflictos laborales y familiares”.
La familia en esos casos se siente rechazada, que no importa. Eso puede desencadenar agresiones hacia el sujeto con problemas y ocasionar un círculo vicioso: “Me agredieron, siento que no me quieren y caigo en la indiferencia”.
Una reacción contraria es la del joven que quiere estar constantemente en fiestas para tratar de sustituir sus vacíos afectivos y el no tener en quien confiar.
Para salir del círculo el afectado debe identificar qué factores generan sus vacíos. “Si tiene pocas habilidades sociales y baja autoestima tendrá que desarrollar estrategias para incrementar su autoestima y sus habilidades sociales”. La atención psicológica o psiquiátrica puede ser una buena opción sobre todo en los casos de consumo de sustancias tóxicas.
No es del todo negativa la soledad. Hay momentos en la vida en la que es necesaria para hacer análisis retrospectivos o para hacer asimilar la pérdida de un ser querido y visualizar la vida sin él a futuro.
Hay personas que viven solas, pero se sienten acompañadas, con vínculos afectivos, sabe que cuenta con alguien que lo apoyará, sabe que sus amigos y parientes no están físicamente en el mismo lugar que él, pero basta una llamada para contar con ellos. Hay otros que a distancia le brindan su apoyo y compañía.

Artículo anteriorMarco Aurelio Larios
Artículo siguienteEx tiradero de Las Juntas