Cascada de El Salto del Río Santiago. Fotografía: Leopoldo Garnica

Basta con pisar unos segundos el mirador de la Cascada del Río Santiago en El Salto para entristecerse. No es difícil darse cuenta que lo que cae en ese acantilidado es veneno: el asco llega, se transforma en dolor de cabeza o de ojos, no puedes soportar más y te retiras. El aroma te acompaña en la ropa por el resto del día.

Río Santiago en la división de los municipios de Juanacatlán y El Salto, visto desde las alturas. Fotografia: Leopoldo Garnica
Río Santiago en la division de los municipios de Juanacatlán y El Salto. Fotografia: Leopoldo Garnica

El Río Santiago es un caldo por donde corren residuos fecales que, combinados con fertilizantes escurridos de los campos agrículas, provocan que crezca lirio al por mayor en varias zonas, reduciendo la oxigenación del agua.

Pero no sólo eso, fábricas le arrojan metales como cadmio, mercurio, arsénico y plomo, o hidrocarburos que provocan cáncer como benceno, sustancias que han sido identificadas en cuerpos de niños que viven en la ribera del río, tras un estudio de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. 

Y frente a esa crisis de salud pública y ecológica, hay académicos y personas organizadas que buscan rescatar al Santiago mediante proyectos diversos, para mejorar la calidad de vida de quienes habitan en sus cercanías y de quienes se ven beneficiados de sus aguas, como es el caso de empresas, productores, gobiernos e incluso quienes habitan en el Área Metropolitana de Guadalajara.

La espuma en el Río Santiago es signo de los contaminantes que corren por sus aguas. Fotografía: Iván Lara

Una plataforma para georreferenciar problemas y esfuerzos

Todas estas incidencias socioambientales, que ocurren en la cuenca del Santiago, serán registradas en una plataforma web para ser monitoreadas en tiempo real, a manera de la app de Waze.

Este proyecto se ha echado a andar desde el Laboratorio de Economía Biofísica del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), con apoyo de investigadores de varias disciplinas, estudiantes y académicos del Centro Universitario de la Ciénega (CUCiénega).

Intersección del Río Santiago y el Río Zula en los límites de Ocotlán y Poncitlán, Jalisco, con abundante lirio debido a los contaminantes derivados de fertilizantes escurridos de los campos de agave en los Altos de Jalisco. Fotografía: Leopoldo Garnica

Su nombre es el “Narrador Digital para la Sustentabilidad”, que consiste en una plataforma web abierta y comunitaria, donde a través de un monitoreo en tiempo real se pueden conocer las condiciones que mantienen al Río Santiago enfermo, pero también las estrategias que buscan salvarlo.

La idea es generar una base de datos con fotografías, testimonios y estudios para georreferenciar la cuenca. Y con esa base de datos profundizaremos en la investigación que llevamos tiempo haciendo”, dijo Salvador Peniche Camps, académico especialista en economía ambiental.

“Vamos a involucrar a la comunidad, para que como en la app de Waze, en lugar de poner incidencia sobre el tránsito en las calles, se pongan las incidencias de la catástrofe ambiental”.

Estudiante del CUCEA en práctica de campo en el Río Santiago. Fotografía: Iván Lara

Este proyecto, dijo, es el primer paso hacia la creación del Sistema de Información Socioambiental para la Sustentabilidad y la Democracia (SISA), que aportará información científica para atender los impactos biofísicos en la cuenca alta del Río Santiago.

Y aunque la iniciativa se creará con apoyo del Centro de Análisis de Datos y Supercómputo (CADS) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) –pues se necesitará tecnología de primer nivel para analizar datos en tiempo real– al final, la médula será la colaboración de las comunidades de la ribera de los ríos Zula (que corre de Arandas a Ocotlán) y Santiago (desde Ocotlán hacia la cuenca baja, pasando por El Salto y Juanacatlán).

Nosotros decimos que vamos a utilizar inteligencia comunitaria, no inteligencia artificial. Lo que vamos a hacer es que la comunidad genere sus propias visiones, en el entendido de que tenemos que resolver los conflictos y conocer las compensaciones que tienen que haber entre los diferentes usuarios del agua que generan el colapso de la cuenca”, recalcó.

Salvador Peniche describe a sus estudiantes del CUCEA los efectos de la contaminación en la cuenca del Río Santiago. Fotografía: Iván Lara

Peniche Camps mencionó que el objetivo de esta innovación tecnológica es transparentar la información pública con respecto a evidencias y conocimientos sobre las relaciones del Río Santiago con las poblaciones, empresarios y gobiernos.

Busca confrontar la versión oficial sobre las causas del colapso de la cuenca y construir y comunicar efectivamente estrategias ciudadanas de resistencia y recuperación. Además de que el proyecto contribuirá a clarificar la dirección estratégica de las políticas públicas”, recalcó.

El proyecto recién se echó a andar, pero se espera que para mayo de este año ya se tenga un avance para comenzar la operación de la plataforma. Se piensa en desarrollar una app en una segunda etapa, por lo pronto será pensado para la web.

Proponen sanar el Río Santiago con Índice de la vergüenza y Arancel cívico

Con ayuda de procesos estadísticos bayesianos, Peniche Camps trabaja en la creación de un Índice de la vergüenza, un cálculo que resulta de una ecuación donde las variables son la calidad del agua del Río Santiago, los efectos de la políticas pública y el impacto en la salud de las personas por el deterioro ambiental.

Estudiantes del CUCEA en prácticas de campo en la ribera del Río Santiago en Juanacatlán, Jalisco. Fotografía: Iván Lara

“El Índice de la vergüenza le dice a la sociedad cuál es el estado de la dinámica de destrucción de la cuenta a nivel general, pues te dice cómo es que los actores relacionados están generando la destrucción del sistema”, agregó.

“Porque ahorita, el sistema está hecho para que todos lo destruyan; o sea, mientras más destruyan, mejor le va económicamente a las maquiladoras, los agricultores, la ciudad; pues buscan cómo ser más eficientes en el uso económico del agua”. 

Con este índice se busca que todas las personas que se ven beneficiadas por el Río Santiago se interesen en la recuperación de su ecosistema. “Si el índice crece significa que entre todos estamos haciendo mal las cosas con el río”.

Por otra parte, este proyecto propone el cálculo del Arancel cívico, un impuesto que se impondría a la sociedad en general para solventar los efectos a la salud pública derivados de la contaminación del Río Santiago.

Río Zula repleto de lirio debido a la contaminación orgánica, en el Centro de Ocotlán. Fotografía: Iván Lara

“Entre todos vamos a tener que pagar los riñones de los niños en Ixcatán, los casos de cáncer y la encefalitis en todos los pueblos con problemas de salud pública”, recalcó.

Algunos de los contaminantes presentes en el Río Santiago son metales pesados, vertidos por las maquiladoras, y fertilizantes nitrogenados que llegan por los escurrimientos que pasan por los plantíos como el agave.

Tanto el modelo del SISA, el Índice de la vergüenza y el Arancel cívico son producto de un taller organizado por el CUCEA en 2023, con la participación de la Universidad de Denver y la Universidad Estatal de Nueva York. Fue creado por el propio Peniche Camps, Paul Sutton y Charlie Hall.

Vinculaciones, la clave para salvar el río

Estudiantes del CUCEA aprendiendo del contexto socioambiental de Ocotlán, el CUCiénega. Fotografía: Iván Lara

La naturaleza de esta iniciativa es trabajar con investigadores de diversas áreas de estudio, que van desde científicos que estudian el medioambiente, hasta economistas y estudiosos de temas regionales. 

Por ello desde el CUCEA se realiza una colaboración con académicos del CUCiénega, quienes conocen el contexto de contaminación del Río Zula que vierte agroquímicos y materia fecal al Río Santiago, cuando se une a éste en el Centro de Ocotlán.

“Veo con mucho agrado que vienen estudiantes del CUCEA para trabajar aspectos del agua frente a un problema que es el crecimiento de las ciudades. El Área Metropolitana de Ocotlán se va a entrelazar con Chapala y Guadalajara. Es importante que jóvenes futuros profesionistas contemplen el problema de la crisis hídrica para tomar medidas e instrumentar políticas públicas”, dijo Luis Arturo Macías García, Director Editorial de la Revista Estudios de la Ciénega del CUCiénega.

Por su parte, este proyecto también tiene colaboración con integrantes del colectivo Un Salto de Vida, que emprende la lucha de defensa y rescate de la calidad de vida en la ribera del Río Santiago en los municipios de El Salto y Juanacatlán.

Graciela González, activista de Un Salto de Vida, a las afueras del vivero comunitario donde se gestan proyectos de resistencia socioambiental, en el Salto, Jalisco. Fotografía: Iván Lara

Graciela González Torres, activista de Un Salto de Vida, reconoció la labor de la UdeG “porque requiere elevar el sentido crítico respecto a lo que sucede en Jalisco en relación al agua, al aire. Es pertinente que vinculen a alumnos de diferentes carreras con maestros que tienen claridad para entender al territorio”.

“Estamos vinculados con universidades y centros de recuperación fluvial de otras partes del mundo y gente con capacidades técnicas y sociales para reconfigurar nuestro pensamiento para mejorar la calidad de vida de los habitantes de la cuenca”, expresó.

Esta iniciativa es la continuación de un programa inscrito en el Conahcyt, sobre Incidencia para la Regeneración Ecohidrológica y la Reapropiación Comunitaria de la Cuenca Alta del Río Grande de Santiago. 

Y además cuenta con el apoyo del Programa Institucional de Financiamiento de Proyectos de Investigación Estratégicos 2023 de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

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