Quiroga peregrino salvaje

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Como todas las mareas del arte hasta antes del modernismo, el romanticismo llegó tras años de surcar el Océano Pacífico a tierras americanas. Por eso a principios del siglo XX en la literatura todavía se relacionaba la blancura del cuerpo con la pureza del alma y la belleza de la amada con la perfección del amor, junto con otros muchos símbolos e ideales que no terminan de diluirse ahora, a principios del siglo XXI.
Por eso no es de extrañar que los Cuentos de amor, locura y muerte, de Horacio Quiroga, hayan conquistado los votos de los lectores jaliscienses, venciendo con 3 mil 520 votos a sus antecesores literarios Edgar Allan Poe —tan sólo 241 votos atrás—, y Guy de Maupassant, con 736 votos nada más. La democrática justa es organizada cada año por la Feria Internacional del Libro para determinar qué título habrá de leerse maratónicamente a lo largo de 12 horas el día de San Jordi, el Día del libro, el 23 de abril.
Publicado hace más de 90 años, este volumen refleja, como toda la obra de Quiroga, sus extraños y desafortunados roces con la muerte: desde el fatal accidente de su padre al bajar de una barca con el rifle mal colocado mientras el bebé Horacio cae de los brazos de su madre, hasta su coctel de cianuro a los 58 años para huir del cáncer, y acaso de sí mismo.
A los 24 años cruzó el Río de la Plata hacia Buenos Aires, perseguido por la culpa y la pena de haber matado a uno de sus mejores amigos, el poeta Federico Ferrando, mientras gentilmente revisaba el revólver que habría de usar en duelo contra un crítico adverso. Ahí vivió por cuatro años, escribiendo, publicando, tomando fotos y haciendo amigos literatos como Leopoldo Lugones y Alfonsina Storni.
Después se retiró a la selva, un paraje que aparece siempre abrumador, oscuro y hostil en sus narraciones y que terminó por arrasar con la cordura de su esposa, que se suicidó en 1915. Entonces volvió a Buenos Aires por 17 años más, para después volverse al monte y pasar ahí sus últimos años, en la presencia terrible de la vegetación salvaje y sus alimañas.
Acaso por eso su imaginación y sus palabras se quedaron siempre asidas a la tradición del paisaje como un espejo del ánima, el exotismo en tierra propia, el amor imposible, la decadencia y la putrefacción, el Parnaso y el simbolismo; a pesar de su viaje a París en los albores del 1900, donde conoció a Rubén Darío y su círculo de finos y rebeldes poetas.
Recorriendo las yemas por el índice de los Cuentos de amor, locura y muerte sobresalen como las espinas en el tallo los célebres relatos “El almohadón de plumas”, “La gallina degollada” y “Miel silvestre”, todos coronados en el final por la muerte sin sentido y casi ridícula por las circunstancias de una criatura ingenua.
En los tres casos es la propia Madre Naturaleza quien se cobra la vitalidad de sus hijos más civilizados. El bicho goloso de sangre que literalmente le succiona toda sustancia a una recién casada, tan bella e idealizada como cabe esperar de una heroína romántica, es una de las referencias clásicas del vampirismo hispanoamericano. Los idiotas niños Mazzini que por bestial imprudencia asesinan a su hermana Bertita —la única mentalmente normal— son otra manifestación de la misma infalible fatalidad de la naturaleza salvaje. Y por fin más evidente en la consciente agonía del bien educado Benincasa, recién salido de la universidad y todo él un símbolo de lo civilizado, que por probar las dulzuras de la miel silvestre muere arrasada por un río de voraces hormigas negras.
Leyendo tal horror será sin duda un espectáculo digno de observar el estremecimiento de la audiencia, la sorpresa en los gestos de los lectores neófitos, la malevolencia de los que saben a lo que van… salvadas la falta de dicción, la torpeza para seguir el ritmo de la puntuación y la parquedad de tono y expresión que cada año constatan la falta de hábito un lamentable gran número de entre los lectores que suben al estrado.
Pero como no hay mejor oportunidad para iniciarse en las buenas costumbres que recibir el libro gratis, este 23 de abril hay que unirse a la lectura masiva en la Rambla Cataluña, sea haciendo fila el mismo día o inscribiéndose con antelación en la página web de la Feria: www.fil.com.mx, o por teléfono al 38100331, extensión 902.

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