Los productos fresas

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La vieja expresión “según el sapo, la pedrada” no ha perdido vigencia. Un mismo producto elaborado por el mismo fabricante no tiene el mismo costo para los habitantes de la zona conurbada de Guadalajara (ZCG), incluso el precio varía en un mismo municipio.
Tan es así, que un garrafón de 20 litros de agua de la misma marca, varía su precio dentro de la misma ciudad. Por ejemplo, en Guadalajara, en una zona popular, el costo es de alrededor de 15 pesos, en una zona de clase media situada en un coto, el valor es de entre 18 y 20 pesos y en colonias pudientes, el mismo garrafón lo llegan a pagar al doble.
El dicho popular es más evidente cuando el mismo garrafón llega a una colonia de clase media ubicada en Tonalá, el precio promedio es de 15 pesos, pero los habitantes de Puerta de Hierro en el municipio de Zapopan, lo compran hasta en 30 pesos.
Los precios se rigen por la plusvalía de las colonias, más que por la demanda del producto: “En Puerta de Hierro casi todo es carísimo”, informó el profesor investigador Antonio Sánchez Sierra, del Departamento de contabilidad del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas.
Aclaró que hay artículos como los electrodomésticos que son de un precio más elevado en zonas de clase media y media baja que en donde viven personas concentradas en la clase alta, porque las y los clasemedieros viven una vida “en que todo quieren tener”, aunque dicho producto no signifique una necesidad.
“Yo he hecho la comparación de los centros comerciales que están por ahí en la calle de Rafael Sanzio, muchas cosas están más baratas ahí y de mejor calidad que si usted va al Sector Libertad [SL]. Lo que determina que esos productos se vendan en zonas populares a precios más caros es porque hay gente que tiene más necesidad [de comprar], y eso es cierto”.
En donde los precios sí son a la inversa, es decir, en zonas ricas, se pagan más caros los servicios (peluquería, tintorería, carpintería, televisión por cable y hasta el servicio de recolección de basura) y en algunos productos que componen la canasta básica, sobre todo en medicamentos y bebidas alcohólicas.
Sánchez Sierra dijo que una simple cerveza comprada en un establecimiento instalado en los alrededores de la Universidad Autónoma de Guadalajara es más cara que en cualquier sitio del SL.
Al hacer un ejercicio del programa La Canasta Inteligente de la delegación Jalisco de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), se encontró lo siguiente: un litro de aceite comestible de la marca La Gloria, comprado en Guadalajara en Comercial Mexicana de la sucursal Mega Mercado, cuesta 29.33 pesos; comprado en Zapopan, en el Merkabastos, sucursal Mariano Otero, vale 35 pesos.
En Guadalajara, la cerveza Barrilito, canasta con seis botellas de 325 mililitros, el precio más barato se encontró en Comercial Mexicana en la sucursal de Mega Mercado a 36.92 pesos, y en la misma ciudad el mismo artículo cuesta 51 pesos en 7 Eleven de la sucursal Pablo Neruda. La misma cerveza comprada en Zapopan el precio más barato es de 38.50 en Chedraui de la sucursal Acueducto y la más cara a 49.90 en Merkabastos, de Mariano Otero.
En Guadalajara se consigue el kilo de pierna de pollo comprada a granel en el mercado Alcalde a 25 pesos y la más cara está en Mercado Soriana sucursal La Calzada a 39.90 pesos; en Zapopan, el mismo producto se compra a 27.50 pesos en Merkabastos de Mariano Otero y a 39.90 pesos en Soriana de Cordilleras.
Una de las grandes diferencias se enmarca en los medicamentos. Para muestra un botón: el Rivotril, producto de Roche, caja con frasco de 100 comprimidos de 2 mg, cuesta en Guadalajara, en la farmacia ABC de la sucursal Abedules, 575 pesos; en Bodega Aurrerá, de Atemajac, 661 pesos. El Rivotril en Zapopan vale 575 pesos en la ABC de Plaza del Sol y 778 pesos en el ISSSTE de la sucursal 230.
En cuanto a frutas y verduras el único sitio, hasta el 21 de julio pasado, con precios bajos es el mercado Felipe íngeles ubicado al oriente de Guadalajara, la diferencia llega a ser hasta de 50 por ciento menos.
El académico del Departamento de métodos cuantitativos del CUCEA, Héctor del Toro, comentó que el fenómeno obedece a condiciones “meramente económicas y sociales”, no vale lo mismo un producto comprado en el SL o Reforma o adquirido en los Sectores Hidalgo o Juárez.
Por su parte, la jefa del Departamento de verificación, de la delegación estatal de la Profeco, Karina González Morelia, dijo que “vivimos en un país que está sujeto a la oferta y a la demanda, y a partir de ese principio ni la Profeco ni ninguna otra instancia puede hacer la regulación de un precio. A lo que estamos obligados en la Profeco es exigir a los proveedores que hagan la exhibición de precios, para que el consumidor esté enterado del precio y tenga la opción de hacer una compra consciente”.

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