La delincuencia rebasa límites

525
Federal Police officers stand guard at an entrance near the fast-food area of Benito Juarez international airport Terminal 2, in Mexico City where two police officers were shot dead and a third was wounded on June 25, 2012. Airport spokesman Jorge Andres Gomez said authorities are going through the security cameras to know the exact events of the shooting. AFP PHOTO/Alfredo ESTRELLA

El enfrentamiento ocurrido en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) Benito Juárez, reveló que los esfuerzos del gobierno federal para alcanzar confianza en la población y ausencia de infiltración del crimen organizado, podría ser una falacia, al final de un sexenio que se desgañitó en presumir de certidumbre en las instituciones de seguridad.
“Es una muestra que evidencia una vez más el problema del narcotráfico en México, así como del exceso de impunidad. No nos dejan de sorprender realidades de cómo se expresa la delincuencia, como lo fue también en Lagos de Moreno, por hablar de un sitio que nos queda cerca o el arraigo de integrantes de la milicia, es decir, la inseguridad en el país tiene su razón de ser”, afirma la doctora Silvia López González, profesora investigadora de la División de Estudios Jurídicos, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).
Explica que uno de los asuntos más preocupantes es que la violencia que rodea la actuación de los grupos delictivos impacta a la sociedad, a los ciudadanos. De ahí el fenómeno de “los levantados”, que implica a civiles. “Es un hecho que rebasa todos los límites concebidos y más que se observe en un sitio como el aeropuerto, donde se supone que los filtros de control son amplios, por el que no pueden fluir los delincuentes. Así vemos cómo están implicados aquellos responsables de seguridad aeroportuaria.
“En esta lucha, que tenemos tanto tiempo sufriéndola, notamos de inmediato que las fuerzas de seguridad están suficientemente corrompidas y dañadas. La única salida que puede plantearse es la ciudadana, y nos preguntamos en qué podemos contribuir. Creo que una de las formas eficaces es generando conciencia por medio del análisis y de la difusión”.
Para López González es evidente que en la sociedad es cada vez más ausente la reflexión ante el hecho de contemplar con naturalidad “hasta siete u ocho asesinatos diarios” y no encontrar una réplica en los discursos en materia de seguridad. Por eso, resta, para los que resulten electos, someterlos a alertas ciudadanas, para que cumplan tanto en lo operativo como en lo presupuestal.

La PF como emblema fallido
Hay tres aspectos importantes que resaltar sobre los hechos ocurridos en el aeropuerto capitalino, asegura en entrevista el maestro Javier Carrasco Rueda, coordinador académico de la carrera de licenciado en seguridad ciudadana, del Sistema de Educación Virtual (SUV).
“En primer lugar, una de las instalaciones más estratégicas del país se encuentra en una encrucijada de vulnerabilidad. La seguridad dentro de las instalaciones está cuestionada gravemente. También se ha hablado mucho sobre la depuración y la profesionalización de las fuerzas federales y este suceso muestra que no es posible que los asesinos de sus propios compañeros no estuvieran controlados por parámetros de certificación”.
Un tercer punto de reflexión, reitera el maestro Carrasco, es que la policía federal representa a la institución emblema del gobierno, ante la cual se volcaron recursos significativos, apoyos institucionales extranjeros, infraestructura y tecnología, pero el elemento humano sigue fallando.
Ahora lo que corresponde, ante la desconfianza que existe sobre las propias normas de vigilancia interna de las corporaciones, se que la sociedad civil tome como herramientas lo que la constitución le ampara: instaurar una contraloría social para evaluar lo que no se cumple y establezca medidas para evitar la vulnerabilidad de sitios estratégicos de la nación.
“Lo que vimos todos de parte de los candidatos fue su propósito de atender el tema de la seguridad, aunque en pocos casos dijeron cómo. Todos tenían en la mira esa promesa, pero las estrategias concretas, la escala de medición de esas mejoras, el cronograma acerca del cuándo y las áreas responsables del qué, no las expresaron. Eso lo esperamos los ciudadanos una vez realizadas las elecciones”.

Artículo anteriorGabriela Escatell
Artículo siguienteLa crisis del huevo