Indígenas sin traductores

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061119 CYR CLAUSURA DEL FORO NACIONAL INDIGENA EN MEZCALA, MUNICIPIO DE PONCITLAN, JALISCO. FOTO GIORGIO VIERA.

Lo llamaremos José, un indígena mixteco que estuvo detenido. Los policías se lo llevaron, lo desnudaron, le aventaron al agua, le quitaron su dinero, le pegaron, le cortaron el pelo, le dijeron “piojoso” y lo dejaron salir… Eso le sucedió, aunque sabe hablar el español. El testimonio fue recopilado por la investigadora Claudia Mercedes Linares Cacho, para el trabajó que nombró: “El derecho de defensa a través del traductor: caso concreto indígenas de Jalisco”.
La investigadora, quien cursa la maestría en derecho constitucional y amparo, en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), entrevistó a 62 miembros de distintas comunidades indígenas. El 74.5 por ciento de ellos estuvieron detenidos. Algunos porque estaban vendiendo sus productos en la vía pública, porque estaban haciendo sus necesidades fisiológicas en la calle. Hubo un caso de un indígena que actuaba de manera inmoral desde el punto de vista de los mestizos, entre otras causas. El 48 por ciento de los entrevistados no hablan español.
No saber hablar español convierte a los indígenas en víctimas de violaciones a los derechos humanos. En Jalisco no hay ni un solo traductor que asesore a los detenidos, denunció la investigadora Claudia Linares. “Al no saber el idioma se enfrentan a la injusticia al cien por ciento, a todo tipo de discriminación, a toda clase de humillaciones”.
En la Constitución está indicado que un detenido que no sabe el español tiene derecho a un traductor. Una cosa es la norma y otra cómo se lleva a la práctica. El Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, que es la dependencia en la que se apoyan las procuradurías estatal y de la república para conseguir traductores, no tienen ni un sólo elemento que hable una de las 62 lenguas indígenas. En cambio, si llega un extranjero a cualquiera de estas instituciones, sí tienen acceso a este servicio obligatorio.
Lo más grave de todo es que los indígenas por el sólo hecho de radicar en territorio mexicano, son ciudadanos, ellos gozan de derechos políticos y sociales como cualquiera de los mestizos. Deben tener posibilidades de defenderse y ser oídos como lo marca la Carta Magna de la Nación. Esos derechos se vuelven nulos porque simplemente la persona no entiende. Para que puedan ser válidos y cobren vida necesitan de los servicios de una persona que conozca el español, además de su lengua, lo que no sucede. Muchas veces los mestizos que los agreden tienen más ventajas ante la justicia simplemente por hablar la lengua española. Entonces los indígenas se quedan sin hacer valer sus derechos.
Choques culturales
“Los policías deben enseñarse a no maltratarnos y a no golpear a la gente como yo. No tienen por qué robar el dinero a mis tatas y a mí. Nos robaron la venta y nos quedamos dos días comiendo sólo maíz y sal, y lo que nos daban los de la comunidad. Es triste ser así porque nos miran feo y piensan que somos rateros y nos dicen indios mugrosos”, el testimonio es mantenido por la investigadora en el anonimato, pero plasma el sentir de muchos de los indígenas ante las injusticias de las que son objeto.
Claudia Linares realizó las entrevistas a miembros de las comunidades cora, copoluca, huichol, maya, mazahua, mixteca, nahua, purépecha y zapoteca. La edad promedio de los entrevistados es de 40 años. Cuarenta y dos de los 62 entrevistados ni siquiera saben lo que es un traductor. Cuarenta desconocen lo que es la Constitución. Cuarenta y dos no saben ni conocen los derechos que la carta magna consagra por el sólo hecho de haber nacido en territorio mexicano. El 50 por ciento no saben lo que es defenderse ante una autoridad.
El caso de José evidencia los choques culturales de los indígenas y los mestizos. Ellos tienen costumbres que a los segundos les parecen delictivas e inmorales. Cuando le preguntan por qué lo llevaron a la cárcel, José, sin la más mínima malicia y con la mayor naturalidad del mundo, afirma: “Sólo porque agarré la colita a mi hija”.
La investigadora explica que entre los mixtecos hay una comunidad de mujeres que tienen hijos de diferentes hombres, porque todos les dan manutención. “Ellos pueden tener varias mujeres y no importa, porque eso no es delito según sus usos y costumbres, incluso ellos pueden tomar como esposas a las mismas hijas. El hecho de que le toque la colita a una de ellas es normal”.
Para conciliar las contradiciones culturales “tenemos que educarnos a nosotros mismos, no a ellos. Los mestizos deben empezar por conocer sus lenguas para entenderlos, tener un diálogo con ellos y hacerles ver que son miembros de una sociedad, que no son distintos a nosotros, que tampoco nosotros somos distintos a ellos, que tenemos los mismos derechos y las mismas capacidades”.
La investigadora propone modificar las leyes en el estado de Jalisco. “Es necesario reformar el Código de Procedimientos Penales, que se apruebe una ley específica para todo aquel indígena que sea objeto de una investigación y crear un instituto de defensoría compuesto por personas que conozcan por lo menos las lenguas indígenas que se hablan en el estado”.

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