Por un cine más competitivo

773

La Muestra de cine mexicano, hoy Festival internacional de cine en Guadalajara, además de ser un foro importante para la difusión de la producción fílmica nacional e internacional, ha formado un público cada vez más exigente con las creaciones del séptimo arte.
El panorama nacional en este rubro resulta desolador, sobre todo en los últimos años. Aunque la producción es poca, la terquedad de los realizadores mantiene a esta industria que resucita poco a poco, lo que permite un aumento paulatino de la calidad de las cintas exhibidas en el festival.

El festival y el cine nacional

En marzo es la cita anual de los cinéfilos en Guadalajara. Año con año los habitantes de esta urbe tienen la oportunidad de conocer su cine y algunas creaciones extranjeras.

En 2005, el Festival internacional de cine en Guadalajara llega a su XX edición. De acuerdo con el doctor Eduardo de la Vega Alfaro, coordinador general del Centro de investigación y estudios cinematográficos (CIEC) maestro Emilio García Riera, de la UdeG, “el esfuerzo (de los organizadores del festival) ha válido la pena. Ahora habrá que mejorarlo e incentivarlo para que esté al nivel de otros”.

“La Universidad de Guadalajara, por medio de este evento, permanece a la vanguardia en la difusión de la cultura cinematográfica. Es necesario que permanezca ahí, con impacto nacional e internacional, para beneficio de la comunidad tapatía”.

Esta es una de las plataformas para el cine mexicano, pero puede haber otras más, ya que, ante todo, debe aspirarse a una cinematografía nacional competitiva en el ámbito mundial.
De la Vega Alfaro comentó que festivales como este benefician a los cineastas, pues tienen un espacio para difundir sus productos, así como foros para debatir y confrontar sus propuestas estéticas y temáticas, aspecto que les permite tomar conciencia de sus fallas y afinar su estilo.

Julián Hernández, ganador del Mayahuel en la categoría de Mejor director de largometraje mexicano (2003), por su cinta Mil nubes de paz cercan el cielo; amor jamás acabarás de ser amor, refirió que este es un foro importante. “Hay otros, como el de Morelia o la ciudad de México, pero estos tienen su propio perfil”.

“El festival de Guadalajara enfrenta mayores avatares, porque el panorama de la producción cinematográfica es desolador”.

En esta opinión coincide Fernando Eimbcke, director de Temporada de patos, quien dijo que aprecia “el esfuerzo hecho año con año para mostrar películas mexicanas, aun cuando haya una producción tan escasa e inconstante”.

Sin embargo, como dice el coordinador general del CIEC, lo importante radica en que este foro, además de continuar con vida, sirve para discutir estos problemas y mostrar la situación del cine en México, mismo que está repuntando.

“Aunque en 2004 hubo una mayor producción de cintas, debemos recordar que en años anteriores, como en los noventa y en lo que va de este siglo, la industria fílmica sucumbió a consecuencia de un severo problema económico.

“Esto redunda en una mejora constante en la calidad de las cintas mexicanas participantes en el festival”.

En 2005, el aumento en la creación de filmes permitirá que haya más calidad en el cine nacional, así como aspirar a una muestra con buena cantidad de películas competitivas y con proyección internacional, augura De la Vega Alfaro.

¿Hay público de cine mexicano?

El maestro Alfredo Joskowicz, director general del Instituto mexicano de cinematografía, comentó que, en términos de boleto pagado, durante los últimos años aumentó la cantidad de espectadores.

“La producción cinematográfica creció de 2003 a 2004 un 20 por ciento, ya que pasó de 29 a 36 películas, algo que constituye un buen índice para continuar con la creación de cintas y atraer más público”.

Leopoldo Laborde, quien dirigió el último filme en que participó la actriz Katy Jurado (Un secreto de Esperanza), aseveró que el festival cobra fuerza, pero también la gente de Guadalajara, en cuanto a cine mexicano concierne, es exigente y entusiasta.

“Esto constituye un estímulo para mí y los demás cineastas, no solo por el interés de las personas y chavos por ver cine, sino también por su deseo de hacer películas”.

En esto coincide el doctor Eduardo de la Vega Alfaro, autor de textos como La vanguardia cinematográfica soviética (1918-1935), Microhistorias del cine mexicano o Alberto Gout.

Agregó que el nuevo público del cine mexicano está compuesto en su mayoría por jóvenes, quienes son bastante exigentes en cuanto a la calidad de las producciones, lo que no inhibe su interés por apoyar a la industria fílmica nacional.

“Si revisamos las 19 ediciones anteriores, veremos que ha existido una consolidación progresiva de un nuevo cinéfilo exigente, que desarrolló una cultura cinematográfica y que integró al cine como un elemento de su bagaje cultural”.

El cineasta Julián Hernández, quien está en la edición de su largometraje El cielo dividido, afirmó que si bien las personas son más demandantes con las producciones cinematográficas, dicha exigencia no tiene que ver con su factura o con que sea una gran producción, sino con que tenga algo que decir.

“Si un filme está hecho con mala calidad y no tiene nada que contar, la cuestión de valorar películas resulta angustiante”.

¿Tecnología contra calidad?

De la Vega Alfaro afirma que otro resultado de las muestras de cine mexicano en Guadalajara radica en el interés de los muchachos por investigar acerca del cine, industria considerada casi muerta hace algunos años.

“No ha fallecido del todo o por lo menos ha prolongado su agonía. Ahora vive un proceso de adaptación a las nuevas circunstancias, pues está integrando a los medios y recursos que fueron su competencia, el video, el cable, etcétera.

“Todos estos avances tecnológicos no han desplazado ni aniquilado a la cinematografía. El cine permanecerá”.

En la baja producción fílmica no todo está perdido, ya que el cortometraje ha suplido la falta de creaciones.

“Estas cintas de pequeño formato han salido a defender la calidad del cine mexicano, lo que constituye un fenómeno interesante, porque ha permitido que los cineastas adquieran un fogueo, en tanto surja alguna posibilidad de hacer largometrajes”.

De acuerdo con el cineasta Julián Hernández, “si bien no podemos descartar la adaptación a las nuevas tecnologías, tampoco es bueno caer en excesos con estas herramientas, como algunos que utilizan el video para grabar en cantidades industriales”.

“Con esto pierden el respeto a lo que filman y dejan de tener una clara conciencia en torno a su quehacer.

“Falta autocrítica a los nuevos y grandes cineastas, para que conozcan a fondo la pequeña industria cinematográfica nacional. Las posibilidades del video han sido mal entendidas por muchos, de manera que hacen maquila de películas”, comentó el ganador del premio Teddy, en el Festival internacional de cine de Berlín (2003).

Expectativas del festival

Del 11 al 18 de marzo tendrá lugar la edición XX del Festival de cine en Guadalajara, mismo que reforzará su internacionalización formal, aunque años atrás ya funcionaba como tal, consideró el director de Imcine, maestro Alfredo Joskowicz.

A la muestra asisten directores de importantes festivales del mundo, para seleccionar material de factura mexicana y exhibirlo en los foros que dirigen.

Otro aspecto fundamental de este evento radica en el papel del mercado de cine iberoamericano, espacio que hoy llega a su tercera edición. “Esta es una fórmula para atraer y reunir a los profesionales de la industria cinematográfica internacional”, explicó Joskowicz.

Junto a este evento tendrá lugar el I Encuentro iberoamericano de coproducción cinematográfica, que tiene como objetivo poner en contacto a productores y fondos internacionales, para que brinden ayuda a proyectos cinematográficos de México e Iberoamérica.

El coordinador general del CIEC afirmó que, conforme a lo proyectado a partir de esta vigésima versión, los resultados serán mejores. Esto puede redundar en una mejora del producto fílmico mexicano e impedir que solo haya una oferta de cine elemental o comercial, aspecto que remitirá a una exigencia en las ramas de la producción cinematográfica.

La presente edición tendrá mayor solidez y mejores aspiraciones, además de que las creaciones están aumentando.

“Ojalá que logremos recuperar un esquema industrial que no sea comercial, como ocurrió en el pasado, situación que explica porqué entró en crisis.

“Esperemos que haya políticas estatales y un saneamiento en la economía de la industria fílmica, para que exista una buena competencia”.

Debe recuperarse esa manifestación artística, porque es el cine en sí mismo, una expresión cabal y rigurosa de nuestro país, como la pintura o la escultura.

“Tiene que afianzarse la cultura cinematográfica ante la globalización y deben ser reencauzadas todas las manifestaciones artísticas que permitan mantener la identidad mexicana, sin perder nuestra conexión con el movimiento global”.

Un breve recuento

El 10 de marzo de 1986 inició la Muestra de cine mexicano en Guadalajara. De un aproximado de 20 filmes presentados en aquella edición, la exhibición aumentó a casi 150 en la última. El programa incluye cintas mexicanas, europeas e iberoamericanas.

Con el transcurrir de los festiva- les aumentó la cantidad de salas para exhibición de películas: mientras que en 1986 solo el cine teatro Cabañas y el museo Regional de Guadalajara dieron cabida a la proyección de filmes mexicanos, casi 15 foros participan hoy en esta actividad.

El teatro Degollado funcionaba como sede para la inauguración y clausura del evento, papel que ahora desempeñará el teatro Diana, recinto que dará cabida a directores, actores, invitados especiales, funcionarios universitarios, prensa y al público en general, mismo que podrá asistir a dicho evento, por primera vez, con la adquisición de su boleto de ingreso.

En cuanto a la premiación de películas, no fue hasta la sexta ocasión (1991), cuando instituyeron el reconocimiento a las cintas participantes. Esa vez fueron premiadas las cintas Cabeza de Vaca, de Nicolás Echeverría, con el Premio de la crítica nacional, y La mujer de Benjamín, con el Premio del público.

Hoy entregan el Premio Mayahuel en diversas categorías, pero además de dicho reconocimiento, en 2005 otorgarán más de 100 mil dólares en estímulos económicos para los realizadores.

 

En el cine, más que tener una gran producción, debe haber una buena historia por contar.

Julián Hernández

 

 

 

 

 

La gente de Guadalajara elevó
la exigencia y entusiasmo por ver y hacer cine

Leopoldo Laborde

 

 

 

 

El festival de Guadalajara sigue, aun cuando la producción es escasa e inconstante.

Fernando Eimbcke

 

 

 

 

Los avances tecnológicos no han desplazado ni aniquilado la cinematografía.

Doctor Eduardo de la Vega Alfaro

Artículo anteriorPecado o salud dilema ante el condón
Artículo siguienteJuan Escamilla Anguiano