Villoro y las vibraciones emotivas

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PARANINFO-RECTORIA DE LA U DE G/ CHEMA MARTINEZ

La poesía existe para hacer más habitable el mundo. No tiene fines utilitarios. Permite a los hombres y mujeres sobrevivir al dolor de la existencia. En este momento de tanto deterioro social la sensibilidad poética sobrevive en la vida privada. El mexicano es por esencia artístico, no ha perdido su sensibilidad, expresó la escritora Carmen Villoro.
Villoro es autora de Barcos de papel; Que no se vaya el viento, Delfín desde un principio, Herida luz, El habitante, Jugo de naranja y Marcador Final. En Jugo de Naranja la poetisa escribe sobre objetos comunes. A través de lo cotidiano despierta sentimientos de placer y gozo. Ella está convencida: “Hay poesía en el paisaje, en las personas, en muchos actos humanos. Preparar una comida puede ser un acto poético”.
“Sin embargo, no hay poesía en la violencia que vive el país. La única manera que tenemos para relatar lo que acontece en México en materia de violencia es a través del horror y del silencio. No obstante lo que vivimos a diario podría convertirse en poesía si es retomado para transformarlo”.
Para Carmen Villoro, el ejercicio literario es una de tantas maneras para trasmitir la poesía. Hay quienes tienen apego a las palabras y la utilizan como un medio de expresión, lo cual es válido. La expresión poética no necesita a los poetas. Aún sin ellos, la poesía existiría a través de otras manifestaciones como la música o la pintura, señaló la escritora.
Carmen Villoro impartió una conferencia sobre apreciación poética, en el auditorio Carlos Ramírez Ladewig, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), dentro del I Coloquio de Estética: del canon a la posmodernidad.

La emoción
La poesía —sostiene Carmen Villoro— no es una experiencia intelectual. Es una vibración emotiva que puede tener diferentes manifestaciones. Puede hablarse de ella, pero difícilmente los hombres y mujeres pueden aprehender su esencia. Más que entenderse debe sentirse.
“La experiencia subjetiva del hombre ante el mundo es lo que trasmite la poesía, su intimidad recóndita, su muy particular manera de estar vivo. El escritor escribe desde un temple de ánimo particular. Se sintoniza con su verdad interior. Se pone en contacto con su peculiar sonido del alma”.
El poeta no sólo encuentra inspiración en lo bello. Lo feo, lo horrible puede generar manifestaciones de asombro y conmoción presentes también en la poesía, aunque lo bello puede encontrarse en la manera de expresar aún lo desagradable, sostiene Carmen Villoro.
Muchas veces, externa la escritora, no hay palabras para trasmitir aquello que conmueve profundamente. “Lo que impacta, rebasa y estremece suele dejar mudo a más de uno. Sin embargo el poeta insiste, le declara la guerra al lenguaje. Se enfrenta a éste como el torero a la bestia enfurecida, lo provoca y engaña con su capote de sangre, le hunde la estocada y lo hace hablar”.
El lenguaje discursivo es incapaz de trasmitir la experiencia subjetiva. Por ello el poeta ha de acudir a las fuentes analógicas del mismo y trasgredir las reglas de la sintaxis. “Romper, mezclar, jugar, fracturar el discurso y hacerlo más vivo y nuevo”.

La forma
Explicó que en la forma, la poesía tiene componentes que la distinguen de otros lenguajes, como las imágenes. Éstas no son fijas como en la pintura, donde pueden verse de un solo golpe. Aparecen de manera paulatina con cada verso. Además tiene un ritmo, que es muy importante para trasmitir emociones. Está compuesta de metáforas, de juegos de palabras y de rupturas de la sintaxis. Todos estos elementos la hacen diferente al discurso común y son utilizados por los escritores a partir de su experiencia emocional.
La metáfora juega un papel muy importante entre las herramientas del poeta para poder trasmitir su realidad literaria, ya que mezcla elementos de diferentes campos semánticos. “Así, los recuerdos son naufragios; los sentimientos, cangrejos verdes y las vivencias se convierten en fantasmas”.
El pensamiento científico y filosófico aspira a purgar el lenguaje de cuanto pueda tener de imagen. En la poesía, en cambio, las ideas estorban. La palabra recupera su virtud de desdoblarse en múltiples sentidos.

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