Una cuota de equidad

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La discusión de si debe o no la equidad de género ser propiciada a través de políticas de cuotas, en las que los cargos en instituciones privadas o públicas deban ser ocupados por una misma cantidad de mujeres que de hombres, fue uno de los temas que se abordó en el panel “Las mujeres en la carrera científica. Avances y retrocesos en las políticas públicas de género”, que se llevó a cabo durante el II Congreso Nacional de Investigadoras del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), coordinado por la Universidad de Guadalajara.

En la mesa participó Martha Arévalo Bustamante, profesora de la Universidad Mayor de San Simón, Bolivia, quien aseguró que el avance de las mujeres en la ciencia ha sido debido a su esfuerzo, pero que las políticas de cuotas son un punto de partida importante.

“Los avances son resultado de la organización y movilización de las mujeres, ese es el punto fundamental, como académicas tenemos que estar organizadas, estar siempre prestas a salir a la calle para luchar. Personalmente no me parece que las cuotas sean malas, creo que si no hay un piso mínimo que se le imponga al grupo de hombres que dirigen la política de los países, nunca vamos a ser cincuenta más uno”.

Por su parte, Herminia Guadalupe Martínez Rodríguez, investigadora de la Universidad Autónoma de Nuevo León, dijo que la equidad no debe darse por decreto, sino que debe ganarse de acuerdo a la preparación de cada individuo, sea mujer u hombre.

“Tendremos que seguir luchando, pero para eso necesitamos un gran número de mujeres preparadas, más mujeres haciendo posgrados. La equidad de género no puede salir del discurso, no puede ser un decreto, del cincuenta-cincuenta”.

Durante la mesa se dio a conocer que México ocupa el lugar 80 en el Índice Global de brecha de género, de un total de 142 países.

Elizabeth Vivero Martín, investigadora del Centro de Estudios de Género de la UdeG, acerca del Plan Nacional de Desarrollo, dijo que en él el concepto de género se concibe de una manera muy limitada.
“En el momento en que se reduce un término a simplemente una categoría, refiriéndose a las mujeres, ya se está utilizando una dominación, todo un saber tan amplio como es el estudio de género se reduce a la visión de alguien que además es impuesta”.

La investigadora de la UdeG hizo énfasis en que las mujeres deben estar representadas en los organismos que determinan las políticas públicas, ya que al no ser así, los intereses de éstas siguen quedando fuera.

Al respecto, Martha Arévalo dijo que además de conseguir espacios de representación, se debe garantizar la permanencia.

“No basta que nos contesten que son medidas equitativas para todos, tiene que haber medidas positivas, si queremos romper las brechas”.

Ante esta diferencia de género que persiste en Latinoamérica, la doctora de la Universidad Mayor de San Simón sugirió a las investigadoras no dejar de ser subversivas, desestabilizar el aparente equilibrio, exigir las necesidades y proponer acciones transformadoras.

“Tenemos que hacer visible nuestra situación, aunque nos digan que queremos hacernos las víctimas sabemos que no es eso, es mostrar nuestra realidad”.

Agregó que se debe pensar en una sola política de género, ya sea para un país, para una institución, para una universidad, que sea una política integral que abarque todo y no esfuerzos aislados.
En ese sentido dijo que las universidades deben asumir estas medidas en su conjunto y volcarlas hacia dentro de las instituciones educativas.

Señaló que otro aspecto importante es la obtención y control de recursos para los proyectos de las investigadoras en las instituciones de educación, ya que por lo general  vienen “con nombre y apellido”.

En entrevista aparte, María Luisa García Bátiz, Coordinadora General de Investigación y Posgrado de la UdeG y organizadora general del evento, explicó que a pesar de que “el papel de la mujer en la ciencia ha venido creciendo de manera importante, ésta sigue siendo subrepresentada en el trabajo cotidiano de investigación y generación de conocimiento, pero sobre todo en los órganos que toman decisiones”.

“Esto sin duda genera un sesgo en las decisiones que se toman, y no se atienden asuntos que para las mujeres son importantes y que podrían propiciar un mejor desarrollo de las mujeres científicas”, añadió.
Al respecto, ofreció algunos datos en los que destaca que el apenas el 35 por ciento de los miembros del Sistema Nacional de Investigadores son mujeres, mientras que en la Academia Mexicana de Ciencias, las mujeres representan sólo el 24 por ciento.

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