Una algarabía silenciosa

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Rosa María Casillas va en sexto de preparatoria y es una de los estudiantes con discapacidad auditiva que recibieron una beca por parte de la UdeG. Viste formal y va cuidadosamente peinada. Una sonrisa se dibuja en su rostro moreno, coronado por una cabellera oscura. Se expresa con seguridad, moviéndo ágilmente sus manos.

Toma asiento en la primera fila del Paraninfo Enrique Diaz de León, a un lado de Eduardo Dagoberto y los demás alumnos beneficiados por el Programa de Estudiantes con Discapacidad Auditiva del SEMS. Allí es donde hay menos ruido y más movimiento. Por aquí y por allá se ven manos moviéndose y personas que se miran o mueven banderines de color azul.

Rosa y Eduardo suben al estrado. Sus ojos y sus manos se vuelven cómplices. Hablan de ellos y sus compañeros en lengua de señas. También dan las gracias. Luego, cada uno de los chicos es nombrado y pasa a recoger su beca de manos de las autoridades universitarias.

Cuando Laura Soto, directora de Educación Incluyente A.C. es nombrada, Eduardo, Rosa y muchos preparatorianos más la buscan con la vista. Le aplauden alzándo las palmas y agitándolas con los dedos separados, y el movimiento pinta el Paraninfo de una silenciosa algarabía azul.

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