Todos somos africanos

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SPENCER WELLS. ARCHIVO

Todos descendemos de un solo hombre africano llamado Adán cromosomal-Y. “Usted, yo, un maorí, un pigmeo, un sueco, un masai, un esquimal, un sherpa, un berebere, un apache, un aimara… somos una familia cuyo abuelo vivió hace 60 mil años en ífrica, hace solamente dos mil generaciones”, asegura Spencer Wells, el más destacado especialista en genética de poblaciones.
Wells, mediante análisis de 250 mil muestras de ADN de personas de los cinco continentes y 25 mil de pueblos indígenas y aborígenes (ellos mantienen un vínculo con sus antepasados que nosotros hemos perdido), busca precisar cómo nos expandimos por el planeta desde un antepasado que salió de ífrica hace 55 mil años.

Rastreando dos mil generaciones
En entrevista a un diario español, Spencer Wells, de 40 años, explicó que la glaciación del norte de Europa provocó sequía en ífrica, por lo que ya no había la posibilidad de caza para todos. Con el fin de seguir esta actividad, un grupo de alrededor de 200 personas salió de ífrica hacia Oriente Medio.
“Cada uno se largó por un lado: uno caminó con su grupo siguiendo las costas arábiga, India, Indonesia… hasta llegar a Australia. Unos 5 mil años después de salir de ífrica, estaban en Australia, y hoy son los aborígenes australianos”.
El experto en antropología genética afirma que mientras un africano siguió la costa, alimentándose de pescado y crustáceos, otro se estableció hace 45 mil años en Oriente Medio, y desde allí siguió caminando en pos de la caza. “En el actual Kazajstán vivió hace 40 mil años un hombre al que llamamos Adán euroasiático, pues sus descendientes poblaron Europa, Asia y luego América”.
Según datos difundidos en su libro El viaje del hombre: 2002, una odisea genética, después de la glaciación, los sobrevivientes estuvieron recluidos en las penínsulas ibérica, itálica y balcánica.
“Cuando se suavizó, hace 10 mil años, fuimos subiendo: ibéricos, franceses, británicos e irlandeses descienden genéticamente de esos cazadores recolectores paleolíticos, grupo R1b, lo llamo, que sobrevivieron refugiados en la actual España. El estrecho de Bering fue un paso terrestre y, hace 13 mil años algunos individuos del grupo de Siberia pasaron a América. Todos los indios nativos americanos descienden de sólo cinco individuos, de cinco supervivientes de aquel viaje. Desfilaron por un corredor entre grandes hielos y llevaban ya perros domesticados”.
Según explica el experto, los rasgos físicos de estos pobladores eran muy parecidos a los africanos modernos actuales. “A medida que dejaron ífrica, la piel se aclaró, cambió el pelo. Con el tiempo variaron las características superficiales, pero por dentro somos iguales. Somos de la misma familia africana, desde hace 60 mil años”.
Para Spencer Wells, el término “raza” no tiene ningún significado. “En lugar de hablar de razas deberíamos referirnos a parentescos, pues todos tenemos un ancestro africano. Es posible establecer una línea de aproximadamente dos mil generaciones desde ese ancestro hasta el hombre de hoy; obviamente, es posible encontrar diferencias, pero para referirnos a ellas el concepto de raza resulta trivial”.

Genographic Project
El 13 de abril de 2005 se lanzó el Genographic Project (en español Proyecto Genográfico) por la National Geographic Society y el cual lidera Spencer Wells, quien participará en el Simposio internacional de medicina genómica y enfermedades crónico-degenerativas, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Dicho estudio de antropología genética tiene por objetivo realizar un mapa histórico con patrones de migración humana, mediante la recopilación y análisis de muestras de ADN a través de la sangre de miles de personas de todo el mundo. Además de Wells, participan investigadores como Jin Li, investigador de Asia Oriental; Fabricio Santos, de América del Sur, Jaume Bertranpetit, de Europa Occidental y Europa Central.
Fascinado por descifrar el origen, Spencer Wells comenta que en su principal tema de estudio se conjuga su interés por la historia, la biología y por la evolución del hombre. “Lo que nosotros estudiamos es la genealogía, y lo hicimos a partir de los seres que viven hoy en día. Para eso extrajimos miles de muestras de sangre de personas de todo el mundo, y luego buscamos en ellas marcadores genéticos que pudieran servir como ‘señales en tránsito’ que nos remontaran a genomas anteriores”.
Resultados del Proyecto genográfico demostraron que los cambios más importantes eran los que aparecían en el cromosoma Y (que lo transmite el padre a su hijo varón). “Estos eran los que revelaban una gran cantidad de información, que nos llevó a trazar una línea de descendencia del hombre. Los datos que recabamos a través de su estudio también nos permitieron establecer un mapa que ilustra cómo el hombre pobló todo el planeta”.
El genetista Spencer Wells hace énfasis en que “todos los seres humanos somos primos y estamos conectados por los antepasados. Es importante saber que las razas no existen”.

Simposio internacional de medicina genómica y enfermedades
crónico-degenerativas
DEL 30 DE NOVIEMBRE AL 3 DE DICIEMBRE
íREA INTERNACIONAL, EXPO GUADALAJARA

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