Solidaridad “panamericana” en la costa de Jalisco

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Los mexicanos nos hemos caracterizado por dos cualidades que se manifiestan en distintas ocasiones. En primer lugar por la solidaridad con los connacionales y hermanos de otras latitudes cuando se presentan contingencias como consecuencia de algún fenómeno natural o social.
En las devastaciones provocadas por terremotos, tsunamis o huracanes, hemos brindado el apoyo que ha merecido reconocimiento internacional. En segundo lugar nos distingue la hospitalidad del mexicano.
Una muestra más de ello se ha dado en los XVI Juegos Panamericanos, en los cuales se ha exaltado el apoyo y amabilidad de los jaliscienses con los compatriotas y visitantes que acuden a la justa deportiva.
Según el sociólogo polaco, Zygmunt Bauman, en un mundo donde el individualismo prevalece, el único valor que parece mantenerse de manera similar en todos los individuos es el de crearse una identidad flexible y dinámica, que permite a cada sujeto hacer frente a los múltiples cambios a lo largo de su vida. Pero lo que falla, dice Bauman, es la solidaridad humana, que “es mutua responsabilidad. Cualquier cosa que hagamos afecta a todos y dependemos todos los unos de los otros. Sin embargo, aunque sabemos esto, no pensamos en las consecuencias, no asumimos responsabilidad sobre nuestra responsabilidad.”
En Jalisco, por los “tiempos panamericanos”, nos hemos olvidado de asumir esa nuestra responsabilidad con los que sufren las consecuencias del paso del huracán Jova. Embriagados por los triunfos deportivos y atentos a ser buenos anfitriones, hemos cerrado los ojos ante las necesidades de quienes hoy no tienen siquiera una prenda con que vestir sus cuerpos, porque lo han perdido todo, hasta lo más básico.
Según el recuento de las autoridades de los municipios afectados y declarados en situación de emergencia, se requiere un estimado de mil 300 millones de pesos para resarcir los daños que dejó a su paso el ciclón. Cientos de casas y escuelas, así como carreteras y calles, presentan daños estructurales. La reparación durará seguramente un largo tiempo. Las familias perdieron techo, menaje de sus hogares, ropa y en algunos casos hasta la vida, ya que se reporta un saldo de siete muertos y tres desaparecidos, según datos oficiales.
Para mala suerte de la costa de Jalisco, el desastre coincidió con la fastuosa inauguración de los XVI Juegos Panamericanos en la entidad, pero ya es tiempo de encarar la cruda realidad de nuestros hermanos en desgracia.
A pesar de que todavía no se tiene acceso a poblaciones del municipio de Cuautitlán de García Barragán, como Chacala, que sigue incomunicada por vía terrestre y sin posibilidades de recibir ayuda, ya podemos llegar a Cihuatlán, Melaque, Miguel Hidalgo, La Huerta, Casimiro Castillo y algunos poblados de Cuautitlán, donde las clases se han reanudado y la situación mejora lentamente. Sin embargo, en estos lugares, al igual que en José María Morelos, en el municipio de Tomatlán, se sigue necesitando de nuestro auxilio urgente para hacerles llegar alimentos, artículos de higiene personal, limpieza y, en algunos casos, ropa y zapatos adecuados para la costa.
El Sistema Educación Media Superior ha enviado ya seis toneladas de ayuda y sale un transporte cada tercer día para la Costa sur y al menos una vez por semana a José María Morelos, pero es a todas luces insuficiente. Requerimos de la suma de todos los jaliscienses. No cerremos los ojos a la realidad, como lo hizo Emilio González Márquez el pasado viernes 14 de octubre, cuando prefirió asistir a la inauguración de los juegos, que darse por enterado de la emergencia, lo que hizo hasta tres días después.
Demostremos que, a pesar de haber reaccionado tarde, seguimos siendo un pueblo generoso y solidario, que sin perder el ánimo festivo, no olvida a quienes están en desgracia. Llevemos nuestra aportación a los centros de acopio instalados en todas las dependencias de la Universidad de Guadalajara. No nos perdamos en la “modernidad líquida” que refiere Bauman, dejando a nuestros hermanos de la Costa como “excedentes humanos”. Rescatemos el valor de la solidaridad.

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