Ricardo Arreola Sánchez

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Ricardo Arreola Sánchez, del Centro Universitario de los Valles (CUValles), ganó la semifinal del Hult Prize edición 2018 en Toronto, Canadá, con su proyecto de investigación “Condensación aldólica de etanol”, resultado de los estudios de maestría y doctorado del académico El certamen en el cual participó es conocido como el premio nobel de los estudiantes a nivel mundial, al que se suman alrededor de un millón de concursantes de todo el mundo.

Posteriormente el proyecto avanzó para participar en Londres, Inglaterra, donde compitió por un millón de dólares y obtuvo el premio al proyecto más innovador, quedando ubicado en séptimo lugar.

El proyecto está enfocado a la producción de 1-butanol, un sustituto de la gasolina que no contamina el medio ambiente, rinde por más kilómetros, no es corrosivo para el motor y su producción es más económica.

Este combustible se elabora a partir del bagazo de caña de azúcar, que es producida en la región Valles. Este desecho es fermentado para obtener bioetanol que luego es convertido en 1-butanol, el sustituto de la gasolina.

Él es químico por la Universidad Nacional Autónoma de México; tiene una maestría en Ciencias físicas e ingeniería aplicada a materiales (2012- 2015), por la misma casa de estudio, y es doctor en Ciencias físico matemáticas por el CUValles y en la Facultad de Química en la Universidad de Oviedo, de España (2015- 2018).

El equipo que apoya al académico está constituido por Erwin Said Guillén López, encargado del área de Negocios; además de Cristian Lizaola, Juan Mariscal y Enrique Rodríguez, estudiantes de la Ingeniería en instrumentación electrónica y nanosensores.

¿Contra cuáles instituciones compitieron?
Avanzamos en las semifilanes, en Canadá, en donde competimos contra equipos de universidades de Estados Unidos, como Harvard, así como instituciones de Europa y África, ganamos en esa fase primer lugar. Eso daba pase para que compitiéramos en Londres por un millón de dólares, que serviría como capital semilla para montar una empresa, y quedamos en séptimo lugar.

¿Qué les faltó para quedar en el primer lugar en la final?
A pesar de que recibimos el premio al Mejor Proyecto de Innovación de ese concurso, quedamos en séptimo lugar porque necesitábamos de ciertas condiciones. Cumplimos con algunas, como el requisito de que se interesara por nuestro proyecto una empresa. De hecho una de origen canadiense hizo una oferta para poder inyectar dinero a la empresa, también logramos tener asegurada la materia prima, pero no logramos concertar una unión con alguna empresa que estuviera operando en el mercado, ya que el tiempo límite era de cuatro días.

Cuente la historia detrás del proyecto.
El interés que tengo yo por el desarrollo de nuevas energías empezó alrededor de hace seis años; cuando cursaba el doctorado fui becado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Me fui a la Facultad de Química de la Universidad de Oviedo, en España, en donde me integro al equipo Energías Renovables, y empiezo a desarrollar este proyecto, bajo la guía del doctor Salvador Ordoñez. En esa institución uno de los temas de investigación es en torno a los alcoholes comprados en la industria para que sean transformados en combustibles, pero yo pensando en Valles, y viendo que el principal desecho de la industria cañera es el bagazo, pensé en su utilización para producir combustible.

¿En cuánto tiempo desarrollaron este proyecto?
La última fase, que implicó la prueba del prototipo y la obtención del combustible, ya tiene alrededor de un año y ocho meses, pero durante mis estudios de maestría adquirí muchos de los conocimientos que hicieron posible la concreción del proyecto.

¿Cuáles son sus próximos proyectos en torno al 1- butanol?
Primero poner una planta pequeña de combustible aquí en la región Valles, en asociación con una empresa interesada, de origen canadiense.

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