Pensar en Robots

524

Decidieron regresar a la Universidad para abrir brecha en el campo de la robótica en CUCEI. Por el momento están concentrados en dos proyectos: uno para avanzar en la creación de robots humanoides y otro enfocado a automóviles robóticos.
Se trata de los doctores Erik Cuevas Jiménez, Daniel Zaldívar Navarro y Marco Antonio Pérez Cisneros.
La historia de los tres investigadores comienza cuando estudiaban ingeniería en comunicaciones y electrónica, en la Universidad de Guadalajara. Ellos egresaron en 1995 y decidieron cursar la maestría en electrónica industrial, en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Posteriormente Erik Cuevas y Daniel Zaldívar estudiaron el doctorado en inteligencia artificial, en la Universidad Libre de Berlín; Marco Antonio Pérez Cisneros lo hizo en robótica, en la Universidad de Manchester, en el Reino Unido. Los investigadores decidieron conjuntar esfuerzos y conocimientos para fundar el laboratorio de robótica y sistemas inteligentes del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI).
Por su talento, conocimientos y pasión por la formación de nuevos cuadros interesados en la robótica, los tres académicos son motivo de orgullo para la máxima casa de estudios de Jalisco.

¿Cuál es el propósito de fabricar robots?
Marco Antonio: “Generar un dispositivo capaz de caminar igual que lo hace un humano, para que el robot pueda adaptarse a distintos terrenos y entornos, de manera que sean capaces de aguantar el empujón de una persona, perseguir objetos, moverse en pasillos con puertas, ventanas. En la industria, que sea capaz de operar tubos y válvulas. Una de las metas es que puedan realizar trabajos que al ser humano le resultan riesgosos o en aplicaciones médicas, para rehabilitación, seguimiento y cuidado de personas, entre otras actividades”.

¿Este tipo de tecnología no es riesgosa para el ser humano, en lo que se refiere a un incremento en el desempleo?
Marco Antonio: “Lo importante es que todavía estamos a muchos años de distancia para crear un robot que pueda suplantar al humano. Ya habrá tiempo de que equipos de investigadores en ética e impacto social puedan hacer sus contribuciones para que haya una legislación que regule este tipo de tecnología. Por lo pronto estamos en una etapa temprana de desarrollo. Hay contribuciones, sí, de investigadores de Japón, Europa y Estados Unidos”.

¿Qué beneficios podría traer esta tecnología a la humanidad?
Erik Cuevas: “Hay actividades humanas en las que introducir robots sería una buena opción. Hay trabajos riesgosos para los seres humanos, como el trabajo en minas o la desactivación de bombas o para medir reactores en las plantas de energía nuclear”.

En el caso de los carros robotizados, ¿cuáles son las ventajas que traerían al ser humano?
Daniel Saldívar: “Durante nuestra estancia en Berlín, nos dimos cuenta que esa es una tendencia. Hay carros que ya tienen asistentes para estacionarse, unos sensores que trae incluido el automóvil para que el conductor no lo golpee. La predicción es que en el futuro estarán llenos de sensores y computadoras. La idea es que sea automatizado y al mismo precio que un carro convencional, para evitar accidentes. Así, una computadora podrá indicarle al conductor por dónde irse, para evitar congestionamientos o despertarlo si está dormido o detectar si está ebrio. Los autobuses públicos también podrían reducir riesgos gracias a este tipo de tecnología”.
Marco Antonio Pérez: “En una primera etapa no se trata de suplantar al conductor, sino generar una serie de rutinas y alarmas que permitan contribuir a una conducción más segura. Este proyecto nace como una colaboración con la Universidad Libre de Berlín, la que ya tiene un presupuesto para desarrollar este tipo de tecnologías”.

¿Qué problemas enfrentan para sacar adelante estos proyectos?
Erik Cuevas: Lo que veo es que en México los recursos están ahí, no son malos. Sin embargo, las burocracias de todas las instituciones, tienen dinámicas lentas. Los recursos tienen un momento para llegar, si no, comienza a complicarse la situación.

Primera persona
Marco Antonio Pérez, Erik Cuevas Jiménez y Daniel Saldívar, son investigadores de la Universidad de Guadalajara y participan en el proyecto de ciencia básica, de Conacyt, “Caminado tridimensional para robots humanoides”; el programa de redes internacionales científicas Foncicyt, también del Conacyt, y el programa de cooperación bilateral México-Alemania, del mismo organismo.

Artículo anteriorAlla Milchtein
Artículo siguienteSobre el tema de familias DiNKY