¿Por qué el mundo es como es y no de otra forma? Esta es una de las grandes preguntas de la sociología y de la filosofía, pero también resultan básicas para entender la existencia de los medios de comunicación, que sirven para informar y orientar a las masas a ver el mundo de una forma predeterminada, considera Miguel Vázquez Liñán, profesor titular del Departamento de Periodismo, de la Universidad de Sevilla.
El académico visitó Guadalajara para participar en el encuentro “Guerra, paz y comunicación: la construcción mediática de la realidad”, integrado por el foro “Comunicación y poder: la construcción mediática de la guerra y la paz” y la conferencia “Memoria histórica y propaganda: usos políticos del pasado en la España contemporánea”, organizados por el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Amnistía Internacional y el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo A. C. (Cepad).
En ese sentido, Vázquez Liñán opinó que los mensajes enviados por los medios de comunicación orillan a la sociedad a entender la realidad de una forma interpuesta y, dijo, la alternativa sería tener mayor acceso al discurso, ya que “mayor acceso al discurso es mayor poder político… por lo tanto,d un acceso al discurso más igualitario estaría ligado a una mayor calidad democrática”.
Citó libros como El apoyo mutuo, escrito por Piotr Kropotkin, el que afirma que la cooperación entre los elementos sociales marca el factor de la evolución y confrontó este discurrir con la teoría de la evolución, de Charles Darwin, que asegura que el hombre actúa por naturalización en una sociedad de competencia.
“El periodismo que trabaja en estos puntos debe ser un periodismo que explica las causas. Debe ser un periodismo que intenta entender la actuación de todos, que no fomente el odio, que no se deje llevar por el sensacionalismo y el infoentretenimiento. Estamos acostumbrados a una información contada a ritmo de acción. Estamos poco programados a pararnos a pensar un momento en las circunstancias y la estructura social en la que vivimos. Si no nos paramos a pensar en eso, sólo vamos a ver el hecho puntual y ese hecho nos puede llevar a una normalización de esta desigualdad y a una normalización de la violencia que provoca esa desigualdad”.
Aseveró que la opción sería tratar historias alternativas, pues comentó que es posible narrar sucesos de otra forma a la historia que todos conocen. Por ejemplo, “saber cómo vivía la gente”.
Acerca de cuestiones políticas, dijo que no se deben tratar esos temas únicamente desde el universo de sus actores: “No confundamos política con partidos políticos, porque son cosas diferentes. Claro que hay alternativas, hay otras formas de hacer política, que se están llevando a cabo y que necesitan titulares, porque probablemente nos den otra visión de la realidad”, y esas constituyen historias que cuentan de forma no violenta.
