Nora Deila Rabotnikof

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Las redes sociales bien podrían ser consideradas como el nuevo quinto poder. Ya superaron a los periódicos y medios de comunicación tradicionales en cuanto al acceso del público, pero aún no pueden ser consideradas como un poder fáctico, pues distan aún de ser un espacio democrático de debate estructurado y pensante, debido a que muchos usuarios privilegian el rumor o incluso la diatriba. Por ello, por ahora deben ser consideradas como un instrumento que ha cambiado las formas de convocar y hacer política, explicó Nora Deila Rabotnikof, académica del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista con La gaceta.

La especialista argentina estuvo presente en Guadalajara, donde dictó la conferencia inaugural del II Congreso de Comunicación Publica “Contingente 2.0”, organizado por el Departamento de Estudios de la Comunicación Social y la licenciatura en Comunicación Pública.

¿Se podría decir que las redes sociales son ya en sí un poder fáctico como tal?
Yo creo que hay una discusión en torno a esto. Alguien podría decir que es un instrumento para los poderes actualmente existentes. Hay quien piensa que sí es el quinto poder. Yo estaría un poco en el medio. Las redes tienen un papel central, pero hay que tomar en cuenta le existencia de fuerzas políticas, movimientos, identidad social de las situaciones donde se ha planteado esto. No sé si hablaría de un poder fáctico. Más bien de un instrumento que cambia la forma de hacer política, cambia las convocatorias.

¿Este instrumento ya llegó a ser democrático como tal o sigue reservado a ciertos sectores que tienen acceso a los dispositivos?
Yo creo que no. Pero la cantidad de acceso a redes es grande. Pero cada quien usa el internet a su modo y de acuerdo a su situación política. Para algunos es una voz de esperanza, de buscar trabajo en otro lado para migrar, para otros es una expresión de libertad. Yo no sé si es democrática en el sentido del acceso, pero con todo y todo creo que es mayor el acceso que la lectura de periódicos. Y lo que podríamos preguntarnos es qué es democrático en su modo de funcionamiento.

Usted habló sobre la ausencia de debate estructurado y pensante en las redes…
Hay exigencias de la comunicación. Lo que sí asistimos es a una especie de banalización de todas las cuestiones. Yo creo que no tiene que ver con características de los políticos o intelectuales, que son más o menos banales, sino con la dificultad y la mala fama de la política. No sé si las redes hoy abren un escenario para un debate, me da la impresión de que no. Dentro de los foros (digitales) tampoco encuentro un debate muy profundo.

¿En todo este contexto, el gobernante se vuelve un comunicador o en dónde queda?
Queda en los twits que manda. Esto es relativamente nuevo, de hace seis años. Queda como eso, como el comunicador que debería ser el comunicador político número uno.

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