Nicolás Salcedo Castorena

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Como adolescente, su madre lo convocó a participar en el negocio familiar, un restaurante de antojitos que hasta hoy funciona bajo la razón social “La Chata”. Esa situación marcaría su modus vivendi, tanto en lo económico y familiar como social y profesional.
Nicolás Salcedo Castorena concluyó las carreras de abogado y administrador, en la Universidad de Guadalajara, así como las maestrías en Derecho y Administración. En noviembre pasado obtuvo el doctorado en Derecho, en el Instituto de Estudios Jurídicos y el 3 de marzo de 2011, el doctorado en relaciones y negocios internacionales, en la Universidad Autónoma de Madrid, en convenio con la UdeG y del cual por cierto, es el primer titulado de la primera generación.

¿De qué trata su tesis?
Habla sobre las empresas de Jalisco en una economía globalizada. Trata principalmente de la industria tequilera, con trascendencia en el mercado internacional, y el comercio desleal existente por la falsificación de marcas. Varias de las propuestas sugieren la existencia de mayor número de órganos de certificación aparte del Consejo Regulador del Tequila, incremento de las delegaciones de este tipo en más países donde se vende.

¿Qué tan complicado es el tema de la competitividad en el estado?
El principal problema es que quien abre un negocio al día siguiente ya quiere ver las ganancias. Los negocios de cualquier giro que sea, hay que conocerlos primero, conocer todos los caminos adecuados para llegar al éxito. Te puedo decir que lo más importante de cualquier negocio, independientemente de que sea de alimentos y bebidas, es la calidad, tanto en el producto, el servicio y el precio, que debe ser el adecuado para los consumidores.

¿Qué expectativas de crecimiento tienen en Jalisco las nuevas empresas?
Más que nuevas empresas, yo diría que las expectativas son de los empresarios. Todas las empresas de diferentes giros dependen del tiempo y el espacio donde se estén realizando. Por ejemplo: la industria de la construcción está en un momento pasivo. Sin embargo, en otras como la restaurantera algunos pueden decir que les va bien.

¿Qué aspectos se deben tomar en cuenta para arrancar una empresa?
Se tiene que pensar en la calidad total. Los empresarios que están casados con la calidad total, principalmente tienen que pensar en cómo voy a satisfacer al cliente, cómo se va a hacer, quién lo va a hacer, por qué debo de hacerlo así y qué debo de ofrecerle, y también ver la cuestión financiera. Se debe tener un recurso financiero que avale para no quedarse a la mitad, no desesperarse y ver opciones de crédito con diferentes instituciones.

En su caso, ¿qué fue primero: el estudio o el restaurante?
Cuando yo nací, ya existía “La Chata”. Lo que hice fue darle continuidad al nombre que mi mamá en su momento inició. Entré a escena en 1975 a apoyarla, principalmente en aspectos contables. En 1983 me dejó el negocio junto con otros dos hermanos y posteriormente nos separamos, pero seguimos con esa línea. En aquellos tiempos no se conocía mucho la doctrina de calidad total, pero a veces el empresario ya lo trae.

¿Qué hará ahora?, ¿piensa seguir estudiando?
Definitivamente ahora que terminé los dos doctorados, tendré un poco más de tiempo. Hoy, por ejemplo, empiezo a tomar clases de piano y quiero perfeccionar el inglés, aunque continuaré impartiendo las clases de Regulación comercial nacional, y Servicio al cliente, en el CUCEA, atendiendo los negocios y como secretario de la Canirac.

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