Médicos ambientalistas

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jovenes medicos profesionistas en el hospital civil

El ejercicio docente hace lo imposible —y a veces a contracorriente tradicionalista— por estimular en los futuros médicos una verdadera vocación de servicio social y comunitario. Entre los saberes ambientales que tratamos de inculcar, se encuentran algunas cuestiones ecológicas que nos permiten el fortalecimiento de sus actitudes y comportamientos hacia el compromiso implícito de esta profesión. Porque el verdadero y auténtico médico no será el especialista que atinadamente resuelva los diagnósticos de los padecimientos manifestados en sus pacientes. En realidad, el verdadero y auténtico médico es aquel que logra un mejoramiento sustancial en las costumbres y tradiciones de la población, pues éstas determinan las condiciones y estilos de vida que fundamentan su propio bienestar y salud. Es decir, el verdadero y auténtico médico será el que humanamente trabaje, de forma sostenida, con calidad y calidez, en la solución de las causas que originan todos y cada uno de los grandísimos problemas de salud pública que persiguen a la población mexicana; el que deje de entretenerse con lograr cubrir las apariencias de los mismos.
Antes de seguir adelante, resulta indispensable referir el significado ecológico y las representaciones ambientalistas reflejadas parcialmente en el proceso formativo de los futuros médicos. O sea, hablamos de las competencias profesionales que son promovidas a partir de la plataforma programática que representa la materia de Ecología. En pocas palabras, la Ecología debería ayudarnos a entender mejor no solamente cómo viven los seres vivos en un determinado ecosistema cuya evolución natural les ha facilitado. La Ecología debe preocuparse y ocuparse de la convivencia entre nosotros, y de los valores que determinan dicha convivencia, como el respeto, la tolerancia y la colaboración para con nuestros semejantes. Asimismo, el ambiente somos todos. Y no solamente a partir de una visión democrática reduccionista. Al decir “somos todos”, queremos decir todas y cada una de las especies vivas que conforman la naturaleza, plantas y animales. El ser humano como parte de los mismos, y no como el centro único alrededor del cual los demás seres vivos sobreviven como pueden. O como los dejamos que lo hagan.
Los ejemplos son múltiples e innumerables. Reflexionemos sobre los siguientes casos. ¿Cómo nos cuidamos a nosotros mismos? Vamos, ¿qué le hacemos a nuestro propio organismo para mantener el equilibrio y la homeostasis necesarias? Ya profesionalmente, ¿cómo tratamos a nuestros pacientes?, ¿nos ocupamos de la calidad y nos olvidamos de la calidez? En casa, en nuestro mismísimo ecosistema familiar ¿qué hacemos en beneficio de la indispensable integración?, ¿nos comunicamos abiertamente o nos quedamos callados y soportamos lo que venga?
Así pues, la Ecología que requieren los médicos es diferente a la que requieren los biólogos. La Ecología Médica es una excelente oportunidad formativa para habilidades y competencias profesionales, no sólo del tipo mecanicista. También debería utilizarse para estimular nuestras iniciativas y creatividades personales. Que mediante el trabajo cotidiano en las aulas y laboratorios universitarios, los profesores responsables seamos verdaderos promotores de nuevos valores y actitudes profesionales para el diario desempeño de los médicos, herramientas que amplifiquen sus visiones y les permitan tomar las mejores decisiones para su fortalecimiento humano y personal.

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