Me lo dijo un calcetín

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En marzo de 2003 apareció en la Televisión Nacional de Chile un programa nuevo. En ese momento un títere con un modelo simplista hecho de retazos, con tela a rayas, ojos de botón y camisa color rosa, subía a un Mercedes Benz convertible blanco, se reunía con un conejo rojo y recibía llamadas a su celular, de un micrófono, una pelota de tenis con corbata y saco, más conejos y más peluches. La finalidad de las llamadas: estar informando todo lo que pasaba. Después de esto, el títere caminaría entre ropas hasta agarrarse la cabeza en señal de hartazgo, por no encontrar qué ponerse esa noche. La noche de la presentación de 31 minutos, que alcanzó muchos reflectores en América Latina.
Esa tarde, de la mano del títere Tulio Triviño –conductor engreído que cree que todo gira a su alrededor–, nació 31 minutos, una serie de televisión chilena, dirigida por peluches y muñecos, que hacen sátira de la realidad del país andino, de la sociedad y de las personas en general. El concepto fue creado por Pedro Peirano y ílvaro Díaz.
La sátira que usa 31 minutos, nace en Chile, aunque su crítica social fue adaptándose a cada lugar al que se exportaba. El nombre es una parodia del Noticiero de la Televisión Nacional de Chile: 60 minutos, difundido en los años ochenta y cuyo modelo fue el famoso noticiero 60 minutes, de las CBS.
31 minutos es un programa infantil, sin embargo, también lo ven los adultos; es un programa para chicos y grandes. El objetivo es claro: hablar a los pequeños como si fueran adultos y a los adultos como si fueran niños.
En las tres temporadas del programa, se han realizado distintos reportajes y todos son trabajados por muñecos. Muchos son muñecos muy simples, otros, los clásicos títeres de calcetín, que en la serie hasta representan un Súper Héroe, como Calcetín con Rombos Man, que descansa en una cómoda, cómoda de ciudad cómoda y que pelea y lucha por la justicia y que cada que llega al lugar de los hechos, aparece dando un discurso en pro de los derechos de los niños. Y dice: “Los niños tienen derecho a jugar… he dicho” y vuelve a decir: “Todo niño tiene derecho a una vida digna y plena, más aún si tiene una discapacidad física o mental… gracias” y promueve y defiende todos los derechos.
Eso ha llevado a que la serie sea promotora de la Unicef y que figure por su contenido moral, lleno de valores.
El primer reportaje que se proyectó en el noticiero conducido por Tulio Triviño fue “La ruta de la caca”, en el que Juan Carlos Bodoque entrevista a un cerdito, a una gota de agua y en el mismo da cifras de la producción de caca por cada persona, desecho que termina en un río.
Juan Carlos Bodoque es un reportero color rojo, con grandes orejas. Por lo regular utiliza camisa a rayas horizontales blancas y negras. Su voz es seria y aguda. Juan Carlos Bodoque, quien se ha metido a este y otros reportajes, que muestran la realidad chilena y que no resultó distinta a la realidad de América Latina, es un conejo. Un conejo solitario, el cual muestra sus investigaciones en voz en off y que ha circulado por Santiago (capital de Chile) en bicicleta y muestra lo complicado que es. Con esto hace recordar la disputa de las vialidades incluyentes, entre otros temas.
Los peluches toman el teatro
Tulio Triviño es ególatra. Si habría de ubicarlo dentro de algún signo zodiacal, podría ser de Leo, ya que es el centro del universo y Tulio eso quiere: siempre estar en el centro. Gracias a eso realizó un reality show con la finalidad de juntar una suma de dinero para pagarse un spa. Así nace Resucitando una estrella, un acto en el que los peluches de la serie televisiva toman el Teatro Experimental de Jalisco, del 30 de junio hasta el 29 de julio, parodiando con el peculiar sabor que tiene la serie, mostrando su sátira a programas como La academia o el cansino American Idol. Las actuaciones serán de artistas de teatro locales y las voces son las originales.
Para muchos, el hablar de 31 minutos no necesita presentación alguna y con el hecho de saber que estarán en la escena se apuntan para estar ahí, como Carlos, que al ver la portada de Magis (revista del ITESO que puso a Juan Carlos Bodoque en su portada de abril-mayo), dijo: “Yo veía ese programa, está bien chido”.
Angélica Jáuregui, estudiante de Psicología, después de preguntársele sobre la serie, comenzó a cantar “Mi muñeca me habló, me dijo cosas…” (canción de 31 minutos que ha estado en el top de los grandes hits de Policarpio) y después soltó una carcajada. Angélica completó: “Tulio es muy envidioso, es como la estrella”.
Nayeli ívila, quien estaba con Angélica, después de escucharla cantar, le respondió: “Yo tiraba a la muñeca”, aunque afirmó conocer el programa: “Es un programa que le gusta a la gente grande. Los niños lo ven por los muñecos, pero el contenido maneja un humor negro”.
Estas fueron algunas reacciones tras saber que 31 minutos será presentado en Guadalajara. También acordaron asistir a verlo.

La esencia de los peluches
“Los personajes son como algunos de mis amigos: ves a un títere e imaginas a una persona que puede estar a tu alrededor. Por ejemplo, Bodoque es como el hombre solitario que camina por el mundo y está en las barras de los bares pidiendo whisky. Yo tengo amigos así”, comentó Alondra García, quien se encargará de dar vida a algunos de los personajes que estarán de visita en Guadalajara.
Mientras esperábamos el café, Alondra –siempre con una su sonrisa– comenta que estaba emocionada por ser parte de la producción y decía ser quien estaba restaurando a los títeres, ya que los que habían llegado para el espectáculo de Guadalajara llevaban más de 200 presentaciones y estaban algo dañados.
Alondra García ha estado involucrada con títeres desde hace algún tiempo. Afirma que ha estado trabajando con la compañía Luna Morena y que el hecho de ser parte de 31 minutos es una experiencia increíble. Alondra se encarga de realizar vestuario para teatro y también de vestir a algunos títeres.
La tarde de la entrevista era lluviosa. Alondra me dijo que debía llegar a casa a terminar de reparar a Tulio. Lo decía como si tuviera tiempo de convivir con él, y sí era así, ya que –dijo– se encargó de lavar cada uno de los títeres que habían llegado para el acto, porque con los ensayos algunos estaban algo sucios. Los ensayos superaban las tres semanas.
“La obra es diferente. Es una forma de mostrar a los niños las cosas que pasan. Es quizá lo que necesita la niñez en el país. No digo que le robemos su infancia, pero sí acrecentar esa crítica con una sátira que hace el programa”.

Semilla de productos culturales
A mitad del video “Una nube cuelga sobre mí”, los Bunkers, banda de rock chilena, dicen a Juan Carlos Bodoque y a Tulio Triviño: “Creo que esto no está funcionando, no son ustedes, somos nosotros…”, después de haberlos contratado para producir su video por ser los más baratos. El video lo graban después de participar en el disco “Yo nunca vi televisión”, en el que también participan los Bunkers. La producción fue un tributo a la serie organizada por integrantes de Café Tacvba. En él disco participaron bandas y cantantes chilenos y mexicanos.
Tulio, Bodoque y compañía ya pasaron por el séptimo arte con la cinta 31 minutos, la película, que se difundió en México en 2009 y no tuvo mucho impacto porque en la temporada que estuvo en cartelera, en México había cerco sanitario por la influenza AH1N1.
En 2010 y 2011, 31 minutos se expandió y publicaron “Montaña Bazofia” y “Mburu”, ambos, cómics de la serie, que probablemente puedan ser conseguidos en la próxima Feria Internacional del Libro, ya que es probable que viajen los títeres, puesto que Chile es invitado de honor, comentó para la revista Magis, ílvaro Díaz.
Ahora el Teatro Experimental es el siguiente aparador donde los personajes muestran y proyectan esas diferentes personalidades. Resucitando una estrella extrae lo mejor de los reality shows y muestra a cada personaje como se ha conocido: sincero, crítico o arrogante.
Los títeres no se acaban y siguen dando de qué hablar. Sus capítulos cada vez son más actuales y críticos con la realidad que muestran los medios de comunicación, y lo que hoy conocemos por “noticias”.
Los chilenos ílvaro Díaz y Pedro Peirano crearon una nueva manera de hacer periodismo. Esto queda impregnado en quien conoce a los peluches; para todos los demás será una agradable sorpresa a la hora de verlos en acción.

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