Madres adolescentes: un problema alarmante

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Ellas abandonan la escuela, y a ellas las abandonan. En Jalisco nacen cada año más de 30 mil hijos de mujeres menores de edad. Una dramática realidad que ninguna estrategia gubernamental ha podido resolver.

Según el último censo de 2010 de INEGI, sólo en ese año se registraron 48 mil 300 niños cuyas madres no habían alcanzado la mayoría de edad. Con una actividad sexual que —ya se tiene registro— inicia a los 12 años, apenas un 37 por ciento de las adolescentes usan algún método anticonceptivo en su primera relación sexual, eligiendo, además, los de menor efectividad. Esto se agrava por el hecho de que en el país el grupo con mayor número de mujeres es el de 15 a 19 años.

Por ello médicos y académicos entrevistados coinciden en que el índice de menores de edad que se convierte en mamás es más que preocupante: resulta alarmante.

Entre esa población de niñas madre hay algunas que “tienen una personalidad ‘externalizante’, niñas hiperactivas, inquietas, con trastornos de atención y altamente impulsivas, y no se controlan, con fallas que radican en la cara interna del lóbulo frontal”, dice el reconocido psiquiatra tapatío Raúl López Almaraz. Y el obispo de Jalapa, señaló al fenómeno de las madres solteras como una “epidemia”.

Las opiniones de ambos pueden parecer exageradas, sin embargo, los números hablan. Además, la tendencia es al alza. En la zona metropolitana de Guadalajara, el municipio que registra más casos es Zapopan, donde el total el año pasado fue de dos mil 764; Tlaquepaque, dos mil 389, y luego Tonalá. En el resto del estado, La Barca ha presentado dos mil 133 hijos de menores, seguido por Lagos de Moreno, Ciudad Guzmán y Ameca.

Si bien existe desde 2014 la Estrategia Nacional para la Prevención de Embarazos en Adolescentes (Enapea) —cuya meta es lograr en 2030 “cero” embarazos en menores de edad a través de mayores oportunidades y un mejor entorno para los jóvenes que pueda favorecer un desarrollo personal que les permita tomar decisiones acertadas y una mejor información— en la práctica resulta insuficiente.
Raúl López Almaraz, con los resultados del censo en la mano, señala que lo más impresionante es que muchas de esas jovencitas han tenido hasta cuatro hijos nacidos vivos.

Para el especialista en trastornos mentales, hay, además, un factor genético: si la madre fue madre soltera, la hija es madre soltera…, y la cadena viene de antes: en muchos casos la abuela también fue madre soltera. Testimonios recogidos dan cuenta de esta realidad, y de que las políticas públicas de prevención de embarazos en adolescentes no han servido de mucho. O no llegan a los y las indicadas.
Juliana, con la sonrisa y un niño en brazos, dice desparpajada: “Mi mamá es mamá soltera; mis tías son mamás solteras, unas de cuatro, otras de tres; mi hermana y mis primas también. De hecho, yo me embaracé a la misma edad que mi mamá, a los 14 años…”.

Como ajena a sí misma, agrega: “Todos tienen hijos de diferentes hombres, que no se hacen responsables y ahí las dejan. Tengo una prima de 15 que tiene un bebé de dos meses”. Confiesa que cada fin de semana se iba con el novio y comenta: “Para mí la consecuencia es muy bonita. Tengo un bebé muy bonito”.

Otra constante: los prejuicios religiosos y morales siguen vigentes en médicos y doctoras, y en instituciones públicas de salud y también privadas.

Araceli Macías tiene apenas 35 años y ya va a ser abuela, madre soltera de una chica de 15 años, embarazada. Al verlas parecen hermanas.

La madre notaba a la hija muy inquieta y activa sexualmente. Por esto, hace unos meses, la condujo al Centro de Salud de la colonia donde vive, la Benito Juárez Auditorio, para ver si podía usar un método anticonceptivo, y la respuesta que recibió del médico fue “que no pueden ponerle nada, porque está muy pequeña y son muchas hormonas. Lo que sí le hicieron fue el Papanicolau. Dos meses después me dio la noticia: ‘estoy embarazada’”.

Araceli hace un llamado a las mamás: “Si yo lo hubiera exigido, tal vez mi hija no estuviera así. Que todas sepan que se niega el servicio. Que está ocurriendo”.

Además de los riesgos que conlleva una maternidad temprana, al caso de la hija de Araceli se suma que el bebé trae una malformación en la cabeza. Por eso Araceli se queja amargamente del Sector Salud.
No obstante, en esta materia existe el programa de Salud Sexual y Reproductiva de Adolescentes, del que Josefina Figueroa Solano, coordinadora estatal de Planificación Familiar, afirma: “Trabajamos desde hace bastantes años en este tema de la prevención de embarazos no planeados, y le sumamos la prevención de las infecciones de transmisión sexual (ETS)”.

Agrega que “hemos pasado del rechazo al respeto de las y los adolescentes. Nuestro personal de salud está capacitado y sensibilizado en estos temas, en consejería para evitar un embarazo no deseado. Decir a los jóvenes que tienen muchas opciones para su protección. Lo cual nos ha dado muchísimo éxito”.
Además, la Secretaría de Salud estatal presume ser líder en el ámbito nacional por el número de hombres que han sido intervenidos con la vasectomía. Sin embargo, no se trata de los jovencitos que están embarazando a las pequeñas.

Reyna tuvo su primer bebé a los 12 años. No sabe dónde está el papá. Ella vive en un albergue para niñas y adolescentes embarazadas. A los 14 tuvo otro hijo y a los 16 otro: uno se murió a los 20 minutos de nacido, el último fue aborto espontáneo.

No midió las consecuencias de sus actos. Al pedirle que externe un consejo a sus coetáneas, dice campante: “Que se cuiden, porque no es muy bonito perder a dos niños”.

A otra chica le pedimos lo mismo y dijo: “Que es chido tener hijos, pero también es complicado… De jugar muñecas pasé a jugar con uno de carne y hueso… Yo quería estudiar y me agarró un momento de loquera…”

El factor común de estas chicas es la baja escolaridad y los recursos escasos. La Unicef dio a conocer que el 19 por ciento de las adolescentes en países en desarrollo han tenido un embarazo antes de los 18 años. Y según el Banco Mundial, América Latina y el Caribe presentan las mayores tasas de embarazo en adolescentes, después de África Subsahariana y el sur de Asia. Un fenómeno que va perpetuando la pobreza, la desigualdad.

Esa no es la edad adecuada para que las mujeres se embaracen. No han concretado su proyecto de vida, pero ya son mamás.

En muchos municipios el freno es la cuestión religiosa, como en Lagos de Moreno, pero aún así tienen relaciones sexuales, tanto que en 2014, en el municipio alteño se registraron mil 239 embarazos en menores de edad y de enero a mayo de este año, 375; o como en La Barca, donde hubo dos mil 133 y 747 en el mismo período, respectivamente.

El investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), Ricardo Fletes, dice que ser mamá soltera pone a la mujer y al bebé en una situación de vulnerabilidad, lo cual no significaría ningún problema en una sociedad donde el interés superior de la infancia está en la ley y se cumple; pero aquí no es así y lo que esta situación provoca es que uno de cuatro hogares en México está encabezado por madres solteras, lo cual debería considerarse como “una emergencia nacional”: “Estamos dejando de hacer muchas cosas y luego nos vamos a quejar”.

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