Los programas sociales políticas del momento

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Primero criticados, luego imitados. Necesarios pero insuficientes, e incluso señalados como actos populistas, son los programas sociales que algunos gobiernos aplican como parte de sus políticas para combatir la pobreza, la cobertura de salud y educación.
Un ejemplo es la tarjeta de débito “La Tapatía”, que otorgará el ayuntamiento de Guadalajara por 500 pesos mensuales a los adultos mayores que no cuenten con otra fuente de ingreso y seguridad social.
De acuerdo con el doctor Ramón Ascencio Franco, profesor investigador del Departamento de Estudios Políticos, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, estas acciones llevadas a cabo por algunos ayuntamientos y que en México son enarboladas principalmente por la izquierda, son políticas sociales que buscan el bienestar de las personas, por lo que populismo no es el mejor concepto para referirse a ellas.
“Lo han utilizado políticamente para atacar, cuestionar a políticas de izquierda. En su momento lo ha dicho el PRI y el PAN, militantes o funcionarios de esos partidos se han referido de esa manera. Es un tipo de intervención del gobierno para incidir en las condiciones de bienestar de las personas, es una política sensata incluso obligada por las leyes”, refirió.
La mayor referencia que se tiene en cuanto a este tipo de señalamientos es el caso de Manuel López Obrador, quien durante su periodo como jefe de gobierno del Distrito Federal instauró esta clase de programas para dar ayuda económica a grupos sociales en situación de pobreza.
Al respecto, el doctor Ramón Ascencio señala como la principal debilidad de estas medidas, que son programas focalizados y no universales.
“Son para cierto número de personas que tienen ciertas condiciones de vida y que el gobierno quiere mejorar esas condiciones, pero lo ideal, lo deseable es que se haga como programa universal y que se legisle al respecto, que no quede como una política del momento, que puede convertirse en política electoral”.
En cuanto a la tendencia en el país a reproducir estos programas sociales, el investigador indicó que el hecho se debe a que estas acciones son legitimadoras ya que tienen un gran impacto social.
“Se dan cuenta que efectivamente tienen una fuerza legitimadora muy importante, se dan cuenta que estar en el plano del cuestionamiento de la crítica no es lo mejor, porque finalmente esos proyectos han legitimado a esos gobernantes, como el caso de la Ciudad de México en donde no se quedó solamente como un acto político momentáneo sino que se convirtió en ley”, afirmó Ascencio Franco.

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