Letras incómodas

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La censura de libros es una actividad tan antigua que surgió casi a la par de las primeras publicaciones. La historia ha mostrado distintas ocasiones en las que se prohíbe la lectura de algunos textos. Los métodos para impedirlo van de la prohibición de su publicación, la quema de libros y bibliotecas enteras, al castigo tanto para el autor, como para el lector.
Uno de los almacenes de libros más grandes en la historia, la biblioteca de Alejandría, fue victima de sucesivos ataques que acabaron por destruirla en el año 48 A. C. Todo por el fanatismo ideológico y los conflictos bélicos de la región. En 1933 ocurrió otro caso en Alemania, cuando bajo el régimen nazi se ordenó quemar todos los libros escritos por judíos. Y un caso más reciente ocurrió en Chile, cuando en 1987 el Ministerio del Interior admitió haber quemado 15 mil copias de Las aventuras de Miguel Littín clandestino en Chile, de Gabriel García Márquez, por orden de Augusto Pinochet.
México no es la excepción, comenta al respecto la periodista Sanjuana Martínez, autora de dos libros que revelan los abusos sexuales cometidos por sacerdotes a menores, y que tiene sus publicaciones bloqueadas: hay 20 mil libros almacenados, sin exhibirse. Prueba de fe y Manto Púrpura son regresados a la editorial sin por lo menos intentar venderlos, aún cuando el primero le otorgó a la autora en 2006 el Premio Nacional de Periodismo.
Las pérdidas han sido cuantiosas, por lo que las editoriales están buscando puntos de venta alternativos.
Asegura la periodista que Guadalajara es una de las ciudades que más la ha censurado, y atribuye el bloqueo de sus libros a las autoridades eclesiásticas. “Regresan las cajas enteras, por eso resulta sospechoso que, aunque es un libro que se está vendiendo muy bien en el resto de la república, aquí lo estén regresando sin siquiera abrir las cajas… este bloqueo obedece a la Iglesia en México, que a veces tiene más poder que el presidente”.
Dice que en Guadalajara, al Cardenal Juan Sandoval íñiguez no le conviene la difusión de Prueba de fe porque “es un libro en el que dedico un capítulo entero a la clínica para pederastas que él dirige: la Casa Alberione en Tlaquepaque”.
La Iglesia Católica calificó sus libros como “No recomendables”. La periodista dice que “la Iglesia tiene muchos métodos y medios, además del púlpito, para difundir su mensaje: las hojas parroquiales, los periódicos oficiales, algunos medios electrónicos… ellos no han recomendado la lectura del libro, pero tampoco lo han prohibido abiertamente”.
Además de la Iglesia, explica la autora, existen algunos empresarios que en apoyo a los jerarcas católicos, también contribuyen al bloqueo. Habla específicamente del hombre con más poder económico del país: Carlos Slim. Él “es amigo personal del cardenal Norberto Rivera, incluso comparten abogado en Estados Unidos. Rivera fue acusado de protección a la pederastia, y lo defiende el mismo abogado de planta de Carlos Slim”.
Es por eso que atribuye que Sanborns, la cadena comercial propiedad del empresario, también ha contribuido al bloqueo de sus libros. “El primero que publiqué [Prueba de fe] Sanborns no lo quería vender, y mientras todas las demás librerías lo pedían, esta tienda se negaba. Finalmente aceptó venderlo pero sólo ordenó 300, cuando por lo general hace pedidos de tres mil libros. Esto perjudica, y aunque sí se lleguen a vender algunos, sigue siendo un bloqueo comercial”.
Algunas de estas tiendas en Guadalajara sí cuentan con los libros de Sanjuana, inclusive en exhibición, pero en una sección a la que no corresponden. “Los ponen con los libros de esoterismo o de superación personal para que la gente interesada no lo vea y no lo compre. Eso es también una manera de censura”.
Sanjuana Martínez no es la primera, y tal vez no sea la última autora que sea censurada e incluso amenazada por sus publicaciones. Asociaciones de periodistas como Intercambio Internacional por la Libertad de Expresión (IFEX) y el Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET) emitieron un comunicado advirtiendo sobre la censura de sus libros y las amenazas que ha recibido. “Hay alertas internacionales sobre lo que me sucedió: intimidación, amenazas de muerte por teléfono, seguimientos, decenas de e-mails de manera diaria. Esto obedece al contenido del libro… yo responsabilicé desde el principio al cardenal de lo que pueda pasarme a mí o a mi familia”.
Problemas legales también pueden presentarse en caso de publicar verdades incómodas como la que ha trabajado Sanjuana. “El vocero del cardenal dijo que me iban a demandar, pero eso nunca sucedió porque este libro es una investigación periodística que está muy bien fundamentada con testimonios y documentos que prueban cada una de las cosas que digo. Este es un libro serio, que no tiene ninguna excusa para que no sea vendido”.
Sanjuana sigue con sus denuncias, tiene en puerta una investigación sobre las vejaciones del Ejército mexicano. Presentará además en la FIL, un libro llamado Periodismo incómodo.

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