Las urbanizaciones hoy

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El “desarrollo progresivo”, o asentamiento irregular, se plantea como la mejor alternativa de vivienda en “El urbanista descalzo”, segundo capítulo del libro Presiones y distorsiones, que fue presentado el pasado 30 de noviembre en el Salón Agustín Yañez de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

En su discurso, el maestro Tonatiuh Bravo Padilla, Rector General de la Universidad de Guadalajara, enfatizó la importancia de la obra porque incita a fortalecer las políticas públicas de vivienda asistida, en México.

Sergio Flores Peña, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México sugirió a las autoridades de la UdeG traducir el libro que hasta ahora sólo tiene una edición en inglés, con el fin de ampliar su alcance y provocar estudios similares.

El texto es resultado de la investigación realizada por Richard de Pirro, Ana Rita García Lascuráin, Mayra Gamboa González y Juan Carlos Zavala. Todos socios de De Pirro & García Lascuráin Architects. El proyecto recopila el análisis de 14 desarrollos incrementales: seis en la Ciudad de México, tres en Río de Janeiro, tres en Bogotá y dos en Lima.

La idea se materializó gracias a una convocatoria internacional de la firma Rafael Viñoly Architecs, que buscaba financiar propuestas para su programa de investigación. Ned Kaufman, director del programa y editor del libro resultante, explicó que los trabajos seleccionados tienen en común el objetivo de mostrar al urbanismo desde los habitantes. Quieren dar a conocer las nuevas maneras de construir la ciudad y la creatividad que acontece en las casas edificadas por los ciudadanos.

De Pirro narró la evolución de las urbanizaciones autoproducidas: cree que son estructuras hermosas porque comienzan de manera precaria hasta convertirse en lugares elaborados, cuya morfología es única. Le desagradan las viviendas planeadas por grandes empresas ya que repiten prototipos y nunca logran una belleza formal por su instantaneidad. Aclaró que el propósito de su publicación es convencer a las personas, al gobierno y a los diseñadores urbanos de que hay una duración distinta para consolidar una urbe.

En cuanto a políticas públicas, Gamboa González planteó dos líneas: intervenciones fuertes del gobierno en  equipamiento urbano y transporte público, algo similar al caso de Medellín con el urbanismo social y, por otro lado,  un fortalecimiento técnico y financiero en las organizaciones de la sociedad  civil que se dedican al desarrollo de la producción de vivienda asistida. Estas acciones ayudarán a poder transitar de promover hacer casas dignas a lograr comunidades sustentables.

Los autores comparten que sus esfuerzos son apenas el inicio de indagaciones más profundas. Su motivación se dirige a conocer mejor  el funcionamiento de las cooperaciones, saber  cómo los ciudadanos cooperan para construir la ciudad.

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