La profecía incumplida

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Pobreza, marginación y abandono son las principales características que enfrenta el campo mexicano, a raíz de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), signado entre México, Estados Unidos (EE.UU) y Canadá, puesto en marcha el 1 de enero de 1994.
Menos producción de maíz, frijol y arroz, y un incremento en las importaciones, son algunas de las consecuencias. Además de una competencia desigual, pues mientras EU subsidia y brinda tecnología a sus agro-productores, los gobiernos mexicanos -desde Carlos Salinas de Gortari hasta la actual administración de Felipe Calderón Hinojosa- han abandonado al campo a través de subsidios casi nulos, sin apoyos para la reconversión de cultivos ni para la modernización de sus tecnologías.
Un par de consecuencias más del TLCAN: el incremento de campesinos que abandonan día a día su actividad para migrar a ese país vecino y el riesgo de perder la soberanía alimentaria.
Lo anterior fue expresado por el académico Salvador Mena Munguía, director de la División de Ciencias Agronómicas del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), durante su ponencia Las consecuencias del TLCAN en la alimentación del país, organizada por la Unidad de Vinculación y Difusión de la Universidad de Guadalajara.
Ante lo expuesto, el investigador recordó el mensaje del ex presidente promotor del TLCAN, Carlos Salinas de Gortari: “El TLCAN permitirá que el sector agropecuario evolucione de los segmentos tradicionales a la agricultura de exportación, se reducirá la migración de trabajadores a EE.UU. y el nivel de vida de los habitantes del campo se elevará sustancialmente”. Calificando dicha frase textual como “la profecía que no se cumplió”.

Maíz
El maíz es la principal actividad agrícola en el país. Según la Sagarpa, se producen 22 millones de toneladas de maíz blanco al año y el consumo humano es de 12 millones, procesado principalmente en masa y tortillas, harinas, cereales y botanas. Al mismo tiempo, se importan 10 millones de toneladas, en su mayoría maíz amarillo, para el sector industrial y pecuario.
Mena Munguía habló de las diferencias entre los productores de maíz de México y de EE.UU. Los estadounidenses producen 32 millones de hectáreas, su promedio de producción por hectárea es de 9.3 toneladas, cuentan con alta tecnología, financiamiento y asistencia técnica, y por si fuera poco, un subsidio por parte de su gobierno de alrededor de 20 mil dólares por productor.
La otra cara de la moneda: los productores de maíz en México, producen 8.5 millones de hectáreas, su producción promedio por hectárea es de 2.8 toneladas, tienen una deficiente transferencia de tecnología, una errática asistencia técnica, poca o nula inversión (“sólo es dirigida a los grandes productores”) y, lo contradictorio, un subsidio de su gobierno de menos de mil dólares por productor.
El maíz es uno de los principales insumos en varias cadenas productivas agroalimentarias. Según señaló el académico, su importancia es manifiesta en industrias que se dedican a la formulación de derivados alimenticios y químicos como son los almidones, fructosa, glucosa, chocolates, confitería, aceites, plásticos, biodegradables y bioetanol.
Se espera que el precio internacional del maíz continuará a la alza “debido al avance de la elaboración de etanol por parte de EE.UU., pues mientras que en 1990 originaba 24 por ciento de la producción mundial (3,170 millones de litros), para el 2005 se produjo el 53 por ciento (16,222 millones de litros)”.
Agregó Mena Munguía que “esta alza es más probable que contribuya a aumentar el costo de la vida y de la canasta básica, a que mejoren los ingresos de los productores de maíz en México”.

Frijol y Arroz
El frijol representa la segunda actividad agrícola más importante y da ocupación a casi 570 mil trabajadores. Empero, la producción es insuficiente, por lo que para cumplir con las necesidades de los mexicanos se recurre a las importaciones, primordialmente de EE. UU.
Del 1994 al 2003, se tuvo un promedio anual de importaciones de frijol provenientes del país del norte, de 89 mil 243 toneladas; el año más “caótico” fue 1998 con una importación de 189 mil 973 toneladas de frijol.
El TLCAN ha ocasionado que se importe cerca del 70 por ciento del consumo nacional de arroz y que en 10 años únicamente quedaran 5 mil 200 productores, cuando antes de la firma del tratado comercial eran 30 mil. “La superficie sembrada llega a las 70 mil hectáreas, de las 250 mil hectáreas en que se producía este grano”.
Añadió que el 3 de abril pasado el precio internacional del arroz alcanzó un monto de 546 dólares por tonelada, lo que significa un incremento de 13 por ciento al mes de febrero y de un 68 por ciento de abril a abril. “De acuerdo con la Unión Nacional de Productores de Arroz, antes del TLCAN se producían 450 mil toneladas y ahora sólo 280 mil, ello significa un 30 por ciento del consumo nacional, el 70 por ciento es importado de EE. UU”.

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