La estela del cometa Presley

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Elvis Presley is shown with his Gibson J-200 guitar in a 1957 MGM studio publicity photo. Born in Tupelo, Miss., Elvis was an immediate sensation in the mid-1950s with his blend of blues rock and rockabilly. Because of his stage gyrations, television producers initially refused to show him below the waist on screen. Critics called him "Elvis the Pelvis," but his fans called him the "King of Rock 'n' Roll." The Elvis empire grew with live performances, records, films and a grand estate in Memphis,Tenn., known worldwide as Graceland. Elvis died at Graceland on Aug. 16, 1977. He was 42. (AP Photo)

Estaré llegando a casa, esperen por mí”, cantó en su último concierto (el 21 de junio de 1977) un Elvis Presley excedido de peso, quien no sospechó (su sonrisa ofrecida a no sabemos quién demostraba sus deseos de vida y la chispa que logró convertirlo en ídolo de multitudes en todo el orbe) que meses después (el 16 de agosto) dejaría de existir. Su muerte —y mito— otorgaron, desde entonces, una nueva estela de cometa al universo…
Había nacido por partida doble (en 1935, bajo el signo de capricornio), pues fue el hijo mellizo de Vernon Elvis y Gladys Presley, pero su hermano (Jesse Aaron) murió al nacer y dejó el camino a Elvis, quien a los 10 años se encontró de pronto con una guitarra en las manos; el obsequio de su padre le descubriría su destino: la música. Treinta y dos años después de aquel acontecimiento, a su funeral asistieron —como corresponde a las grandes estrellas—, miles de fanáticos.
Hombres y mujeres, adultos y niños, maduros y jóvenes, lloraron su muerte. Pero ¿qué fue lo que hizo que Elvis se convirtiera en el Rey y su leyenda se perpetuara para, podríamos decir, una eternidad?

Luz del escándalo y el patriotismo
Quienes apoyaron la carrera de Elvis Presley desde sus inicios, miraron en este cantante una mina de oro, su voz particular logró, desde su arranque, cautivar al mercado y, por ende, a quienes lo seguirían y lo harían su ídolo. El brío mostrado en sus primeras apariciones fue todo un acontecimiento, pero no faltó a quienes sus cadenciosos movimientos de caderas al bailar y cantar, ofendieran, logrando que un gran sector de la sociedad norteamericana pugnara para que, sus presentaciones en televisión no se trasmitieran y, cuando aparecía, solamente se tomaba su imagen de la cintura para arriba. Mas no se podía parar la vertiginosidad de este nuevo fetiche musical, pues en sus aptitudes estaba su poder de voz. Lo mismo Presley podía interpretar, gracias a su coloratura de voz, un gospel que una melodía country, o bien una balada, un blues del Doo wop (del cual con toda seguridad adquirió singularidades insospechadas en su tesitura) o bien incursionar en una modalidad que comenzaba a estar de moda, el rock and roll. Su tesitura, que no perdió nunca, es todavía hoy una predilección entre el amplísimo público mundial, y logra que cada vez que se le escucha alguno se vuelva adicto a sus canciones. La amplitud y capacidad para interpretar varios géneros musicales, le contribuyó a llegar a una multiplicidad de públicos. Con ello se abrió en una sola persona (o personaje) la posibilidad de complacer a diversos sectores de la sociedad, y su consumo se volvió una revolución en la industria del disco.
Elvis satisfizo no solamente a una industria voraz, sino también al público consumidor y creador de talismanes; con Presley se logró que un norteamericano blanco desbancara a las voces negras e italianas que entre los años cuarenta y cincuenta dominaban la industria musical, además de poder integrar a movimientos musicales como el country dentro del gusto del consumidor norteamericano.
La acumulación de géneros musicales que logró dominar y hacer suyos Elvis Presley, nos permite mirar en éste una increíble fusión que representaría a un nuevo modo de ser —y hacer—, y hasta se ha dicho que fue el creador de un nuevo género: el rockabilly.
Desde el comienzo de su carrera tenía todo para triunfar, incluso las carreras de los actores James Dean y Marlon Brando (que a ojos vistas fueron sus motivos a imitar durante su primera época); pero algo faltaba en Elvis, pese a la enorme aceptación que siempre tuvo.
Enorme cantante, joven y bien parecido, rebelde como lo requería la época, brillante como un cometa… todo. ¿Qué faltaba, entonces? Hay quizás dos asuntos claves para tratar de vislumbrar los motivos que llevaron al cantante a convertirse en el icono que es. Ya dominaba la industria musical, la del cine y, por ende, al público y a una sociedad global escandalizada.
Durante los años 1958 y 1960, “El Rey” se ausentó de la mira de sus admiradores y fue a Alemania a hacer su servicio militar, donde se supone sirvió al Estado y a la milicia como conductor de tanques. Transcurrido el tiempo, volvió a los Estados Unidos y fue recibido por Frank Sinatra en su programa de televisión, logrando hacer de su regreso todo un acontecimiento nacional y, con ello, podemos entender, una relación con uno de los servidores de la mafia más importantes dentro del cine y el ámbito de la música. Tal vez de esa relación la personalidad de Elvis refulgió como parte del sistema y dio un giro que permitió ser admitido en espacios antes no visitados y, así, se perfiló para ser un personaje distinguido al que se le perdonaba el haber sido un joven rebelde. Desde entonces la candente luz del histrión se apaciguó y su pelvis dejó de menearse tan llamativamente. Entonces, la gran mayoría de la sociedad norteamericana lo asimiló y permitió su “verdadera” existencia… ¿Elvis —desde entonces— había vuelto a casa?

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