La ambivalencia del cine francés

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Un cine sustancialmente intimista y al mismo tiempo preocupado por problemáticas sociales que se han convertido en prioritarias —no sólo en Francia sino en toda Europa, en paises como España, Italia o Alemania—, es lo que compone la selección de la décimo novena edición del Tour de Cine Francés que se proyectará en 68 ciudades del país. Un ciclo que es ya una tradición en Guadalajara y que visitará el Cineforo Universidad del 4 al 17 de septiembre.

Para Ernesto Rodríguez, director del Cineforo, el tour incluye títulos con llamativas propuestas, “con filmes que trabajan el tema de la migración, thrillers, películas de época, pero también comedias; hay títulos que podrán llamar más la atención como el de Ozon o el de Beauvois, pero al final creo que hay una selección bastante interesante”.

La muestra, compuesta por siete filmes, reúne lo más representativo del último año en torno a un cine que nos ha acostumbrado al trabajo detallado en la psicología de personajes inmersos en melodramas realistas, aun cuando en los últimos años también ha dado muestra de que la comedia representa, en la cinematografía francesa, otra forma de acercamiento a la cotidianidad, cargada de humor aparentemente involuntario y de ruptura de esquemas personales y culturales. El realizador Clovis Cornillac lo ha asumido abiertamente en Me quiere, no me quiere (Un peu beaucoup aveuglement, 2014), donde un par de vecinos, separados apenas por un muro, deben aprender a convivir no sólo a pesar de las diferencias, sino incluso a pesar de las similitudes que los llevan a reaccionar de maneras igualmente pueriles ante sus inconformidades.

Un humor mucho más negro, entre la crítica y el sarcasmo, está presente en El precio de la fama (La raçon de la gloire, 2014) de Xavier Beauvois, filme que coloca en el mismo espacio a un hombre que acaba de salir de prisión, un padre con pocos recursos económicos y una niña de siete años aprendiendo a su corta edad cómo renunciar a profundos anhelos cuando la economía apremia. De aquel panorama de risibles carencias a finales de los años setenta, sólo las ideas más estrambóticas parecen factibles, como secuestrar el ataúd del entonces recientemente fallecido Charles Chaplin —emblema de sueños alcanzados gracias a la caja mágica del cinematógrafo— para intentar una extorsión.

Entre la comedia romántica y el melodrama, Samba (2014), cinta dirigida por Eric Toledano y Olivier Nakache, establece un puente que va de la crudeza de un tema que ronda la realidad europea contemporánea, donde la migración y el estatus de legalidad determinan la forma de vida de miles de refugiados que buscan establecerse en Francia, hasta la complejidad de las relaciones sentimentales multiétnicas.

De esta ambivalencia que da cabida a la risa franca y al carácter melancólico, se desprende un programa en el que también coexisten la angustia, los temores más íntimos y las frustraciones; con la farsa de un escritor que parece haber hecho enfadar a los muertos, la rabia contenida de quien sólo sabe vivir imitando a los personajes que aparecen en su monótona vida laboral o la gloriosa búsqueda de una soprano decadente incapaz de someterse a ningún tipo de autocrítica.

Depositario de altas expectativas de críticos y espectadores tras En la casa (Dans la maison, 2012) —una historia de voyeurismo y literatura galardonada como mejor película por el Festival de San Sebastián de ese año— uno de los realizadores consagrados del tour, François Ozon, presenta Una nueva amiga (Une nouvelle amie, 2015). Filme que despliega en pantalla la complejidad del establecimiento de límites de la identidad sexual, y que la crítica en su país lo ha catalogado como filme transgénero; si bien, para su autor la presencia de un personaje que, movido por la reciente muerte de su esposa, decide vestirse de mujer y representar el papel que ella ha dejado vacante, más que un manifiesto representa una mirada que se posa en la complejidad de lo que significa ser diferente en un mundo que repetidamente clama contra la diversidad.

Con la presentación del 19º Tour de Cine Francés y en un intento por vincular ambas cinematografías, la proyección de las películas será acompañada con la presentación de 14 cortometrajes mexicanos que han contado con el apoyo del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE); cintas que tienen en común un amplio mosaico emotivo que hace de éste un ciclo de cine diverso, un cine de exquisitas ambivalencias.

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