Jorge Alonso Sánchez: “Me interesa la lucha de la gente contra los agravios de los poderosos”

521

¿En qué cree Jorge Alonso?, se pregunta Alberto Aziz Nassif, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), en la presentación que hizo de su colega y amigo –conocido como el “Doc”–, en el homenaje que el Centro de Investigación Superior en Antropología Social y la Universidad de Guadalajara le hicieron por los 20 años del doctorado en ciencias sociales, que él mismo creó en 1991, en coordinación con ambas instituciones.
Pregunta nada fácil hablando del doctor Jorge Alonso Sánchez, antropólogo nacido en Aguascalientes en 1943, que en su larga trayectoria se interesó, investigó y publicó sobre múltiples aspectos: clases y elites, procesos electorales, democracias, Estado y movimientos sociales. Sin embargo, como explica el mismo “Doc”, su proyecto gira en torno, desde hace mucho tiempo, a una línea general que tiene que ver con tres preocupaciones: “movimientos sociales, partidos políticos y convergencias”.
“Creo que los movimientos sociales siempre han sido una preocupación que ha estado presente en mí. Me interesa conocer cómo la gente se manifiesta y lucha de determinada manera para resolver agravios que le han infligido los poderosos y cómo van construyendo pistas de nuevas convivencias”.
Tras obtener su doctorado en antropología en el CIESAS de Ciudad de México en 1983, llegó dos años después a Guadalajara, con el propósito de crear un posgrado en ciencias sociales, con el mismo modelo tutorial, inspirado por el prominente antropólogo catalán íngel Palerm y para realizar sus estudios en el occidente de México.
“Durante esos años vine a hacer una investigación sobre el impacto que tuvo la crisis económica de 1982 en los procesos electorales. Me encontré con una movilización en torno a lo electoral, sobre todo en la parte alteña, que me llamó mucho la atención. Al mismo tiempo, en 1987, algunos investigadores del CIESAS que estábamos haciendo trabajo de campo, impulsamos que se creara el centro, con el afán de regionalizar”.
Al inicio se encontró que no había la planta de doctores que él tenía considerada para constituir el doctorado.

¿Cómo creó finalmente el posgrado?
Lo formamos con cuatro investigadores del núcleo del CIESAS Occidente. Luego comenzamos a atraer a otros doctores, y logramos un equipo más sólido para finales de los 80. Entonces sí podíamos echar a andar el doctorado en ciencias sociales, conjuntamente con la Universidad de Guadalajara, en 1991. Fue un modelo que yo propuse teniendo en cuenta la inspiración “palermiana” del doctorado tutorial, pero también con discusiones y seminarios que no tenía ese modelo, para que pudiéramos interactuar, tanto los doctores que lo ofrecíamos, como los doctorantes que llegaban, y fue una buena experiencia.
Hasta la fecha ese modelo de doctorado, que desde 1999 el CIESAS y la UdeG ofrecen separadamente, cuenta con más de 200 egresados de ambas instituciones. Por eso decidieron, en el marco del homenaje al doctor Alonso, crear conjuntamente una cátedra a su nombre.
“La cátedra va a tener una conferencia magistral anual, a la que se invite a algún académico con reconocimiento a nivel internacional, para que exponga lo que ha estado investigando y luego que dé un curso intensivo. Va a tener premios a tesis doctorales en las líneas que yo investigo y también un seminario anual, cuyas discusiones una vez que se debatan, se publicarán en un libro”.

¿Cómo llegó a interesarse en los movimientos sociales?
Desde mi tesis de maestría, sobre la configuración del México posrevolucionario, estudié cómo se fueron consolidando diferentes grupos desde una perspectiva clasista, cómo tenían estas manifestaciones grupales sus dirigentes, qué pasaba con los mandantes y los ejecutantes. Lo que encuentro es que las manifestaciones sociales de gran envergadura siempre tienen este componente de la parte de las masas, pero también la de los dirigentes. Mi gran preocupación fue cómo hacer para revertir esta situación, es decir, que no haya dirigentes y dirigidos.
Luego en mi tesis de doctorado investigué el Partido Socialista de los Trabajadores, que pretendía ofrecer una alternativa a las necesidades de los campesinos y los obreros, demandantes de vivienda. Eran los 70’s, en que crecían las ciudades por medio de una migración interna muy fuerte, y donde no había satisfactores de vivienda y la gente encontraba cómo hacer sus propias viviendas en lo que llamaban la autoconstrucción. Cómo construían sus casas colectivamente, cómo se apropiaban de los territorios urbanos y se organizaban y luchaban por ello.
En esta tesis descubrí que había una tendencia en las masas a personificarse e hipostasiarse, que tenían la necesidad de un rostro, de una persona real o simbólica para identificar su voz, a la que se otorgaba un poder muy grande, terrible, autoritario y poco democrático, aun si se hablaba de democracia, y estudié cómo había que romper con esa tendencia.

¿En los movimientos sociales encontró la opción para romper con ésta?
De esto me metí a estudiar la cultura política, y percibí que se podría romper a través de un voto libre y respetado. Por eso empecé a ver todas las cuestiones electorales y de reformas políticas, para hacer unas elecciones creíbles. Y pareció que por allí pudiera haber existido algún resquicio, pero lo que resultó finalmente es que se hicieron unas partidocracias férreas, también con diferentes grupos y manipuladores desde las elites de los mismos, y que la supuesta democracia no existía, sino que era una manera en que los poderes fácticos, el del dinero, de los medios, de la jerarquía eclesiástica y del crimen organizado, con el narcotráfico a la cabeza, manipulaban la cuestión electoral. Era otra serie de ritos y de farsas.
Entonces vi que no era el camino, pero me empecé a encontrar con grupos diversos que estaban haciendo la propuesta o la apuesta de vivir al margen del capital y del Estado, y no solo esto, sino de seguir una línea de autonomía en que los grupos se reúnen, discuten, debaten y entre todos, de manera horizontal, toman algunas decisiones y las tratan de poner en práctica en sus ámbitos vitales y en sus vidas cotidianas.

¿Qué podemos esperar de las elecciones de 2012?
Si ves las encuestas, si fueran hoy las elecciones ganaría el títere de Peña Nieto, que es del grupo de Salinas. Esta es una reelección de Salinas y tiene como aliados a los grandes medios electrónicos, que tienen a los partidos supeditados. Creo que eso va a ser más de lo mismo y no resolverá absolutamente nada, es decir, es la vuelta del viejo PRI con caras nuevas. En realidad lo que tenemos sería un retroceso. Creo que la gente se va a desentender mucho de estas elecciones. Aparte, van a ser feroces, va a ver una guerra sucia, terrible. El desperdicio de los recursos públicos que vienen de los impuestos y que utilizan para campañas electorales va a ser más grande. Los organismos electorales que en algún momento creíamos que su función era la de salvaguardar a los ciudadanos para que su voto fuera libre y respetado, en realidad responden a los intereses de los partidos. Entonces va a ser un evento más, que no va a resolverle nada a la gente, sino que va a ser un nuevo agravio.
“Considero que a los movimientos o agrupaciones, ahora son pocas, pero van a ir creciendo, lo que les importa es su propio dinamismo, no estar en los tiempos y los ritmos de los de arriba, que son estas elecciones periódicas que nada resuelven, sino tener sus propios tiempos. Entonces se van a desvincular de esta elección y va a haber mucho abstencionismo”.
¿En qué cree Jorge Alonso? Azziz Nassif opina que entre todas las preocupaciones que lo guiaron en su desarrollo intelectual, existe en el “Doc” una faceta importante, que es la esperanza, la utopía: “Creo que al final de cada trabajo hay un deseo de que cambien las cosas. En eso existe una constante: cambiaron los temas, pero las interrogantes utópicas permanecen. En eso sigue creyendo el ‘Doc’,” concluye.

Artículo anteriorChe Bañuelos
Artículo siguienteMovilidad urbana