Espejito ¿dime quién es el más fuerte?

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Una vez que entras al gimnasio siempre quieres más, así habla Carlos, estudiante de 22 años, y aunque afirma no padecer vigorexia, confiesa pasar más de tres horas en los aparatos de ejercicio.
Vigorexia, complejo de Adonis, anorexia invertida, son algunos de los nombres con los que se le conoce a este trastorno psicológico, que consiste en un exceso de ejercicio físico, en función del culto a la imagen corporal.
Una persona que presenta esta enfermedad dedica más de tres horas al gimnasio entre las pesas y suplementos ricos en proteína, tratando de conseguir más masa corporal, sin embargo al verse al espejo su mente se encarga de trasformar la imagen de modo que cada vez se vea más delgado.
Aunque Enrique Guevara, preparador físico, señala que no todos los que tienen largas jornadas de entrenamiento físico son vigoréxicos, hay quienes tienen un objetivo a alcanzar, como por ejemplo los atletas de alto rendimiento que practican la halterofilia.
Por otra parte, a pesar de que algunos piensan que en el levantamiento de pesas se presentan casos de vigorexia, la entrenadora de esta disciplina en la Universidad de Guadalajara, Carolina Hernández, indicó que hay casos dispersos, ya que en este deporte se rigen por pesos para competir y además siempre están asesorados.
Los especialistas en salud física hablaron sobre este trastorno y sus características, entre ellas la precisión obsesiva de medir el valor nutrimental de los alimentos, lo que se conoce como ortorexia, de tal forma que el consumo de proteínas sea lo más alto posible y reducir al mínimo el consumo de grasas.

Complicaciones físicas y psicológicas
El exceso de ejercicio puede traer una serie de complicaciones físicas como trastornos de sueño, mareos, dolores de cabeza y desencadenar problemas renales, de tiroides y, en casos extremos, problemas cardiacos que pueden causar la muerte.
De acuerdo con el maestro Gustavo Nuño, especialista en Psicología del Deporte, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, lo primero que está afectado en una persona es la mente.
“Es un problema de autoestima, lo que produce una falsa percepción de sí mismo y que no se acepte como se ve en el espejo”.
Pero además de los problemas psicológicos que originan esta enfermedad, después surgen otros más graves, que se traducen en un aislamiento total de la persona, debido a la gran cantidad de tiempo que pasan en el gimnasio.
“En la vigorexia hay un fenómeno proporcionalmente inverso. En vez de que esa actividad fortalezca sus lazos sociales, empieza a sentirse no aceptado y para encontrar su punto de equilibrio hace ejercicio, por lo que la persona se vuelve totalmente negativa ante cualquier relación social”.
Estas personas son más propensas a presentar un cuadro de depresión, ya que en la vigorexia se ataca principalmente a las endorfinas, “hormonas de la felicidad”, se las ataca por la alteración bioquímica del consumo de los alimentos.

Diagnóstico
Aunque este nuevo padecimiento aún no se encuentra en los manuales de diagnóstico, lo cierto es que ha venido a formar parte del grupo de trastornos alimenticios como la anorexia, la bulimia y la ortorexia.
Se le ha llamado anorexia invertida o anorexia masculina, porque a pesar de que el objetivo en ambos sea el mismo —conseguir la figura deseada—, los medios para llegar son opuestos. Una persona vigoréxica, al contrario de una persona anoréxica, busca al costo que sea conseguir masa corporal.
Según la encargada de la Clínica de trastornos alimenticios del antiguo Hospital Civil, Sandra Velez Escalante, falta trabajar para la detección de la vigorexia, ya que es un problema relativamente nuevo y hay mucha desinformación.
Una persona que ya tiene esta enfermedad, necesita ayuda profesional para salir de esto, pero como en cualquier adicción, quien la padece no lo puede ver y por lo tanto no lo acepta.
“Las personas con vigorexia no es muy común que acudan a pedir ayuda, sobre todo por que son hombres, pero claro que existen estos casos”, advirtió la nutrióloga.

Especialistas
De acuerdo con el especialista en psicología del deporte, este mal es selectivo, ya que afecta principalmente a personas de clase media y alta, que son quienes tienen acceso a un gimnasio, es muy difícil ver a una persona ejercitándose fuera de éstos.
Además, el papel de los instructores es fundamental para evitar caer en este problema, Gustavo Nuño recomienda acudir sólo con profesionales y tener cuidado si les ofrecen sustancias para aumentar rápidamente. “Lo primero que tiene que hacer una persona al ir a un gimnasio es plantearse un objetivo y no perderlo de vista.”

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