Entre dos fuegos

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México está en uno de los momentos más críticos de su historia para el ejercicio de la libertad de prensa, no sólo por la censura desde el poder gubernamental hacia los medios de comunicación críticos, sino también por la amenaza que representa el crimen organizado coludido con políticos y gobernantes.

Para el investigador del Departamento de Estudios de la Comunicación Social de la Universidad de Guadalajara, Francisco Aceves, hay una decisión por parte del poder ejecutivo federal de limitar el ejercicio de la libertad de prensa mediante la cooptación de los medios —con el otorgamiento de publicidad u otro tipo de prebendas—, o bien por la censura directa.

El cese del noticiero de Carmen Aristegui en MVS “es un botón de muestra”, dice Aceves a propósito del Día mundial de la libertad de prensa que se celebró este 3 de mayo. “Esta política de cooptación ha adelgazado mucho la presencia de periodistas —hombres y mujeres— críticos al sistema. Aunque quieran desarrollar información crítica que vaya más allá del simple registro de los hechos, no tiene espacios para publicarla”, afirma Aceves.

La inseguridad personal y profesional es otra de las amenazas hacia la prensa en México. En 2014, la organización no gubernamental para la libertad de información Artículo 19  registró 326 ataques contra periodistas y medios de información. De estos, 48 por ciento fueron responsabilidad de funcionarios de gobierno.

Si bien los periodistas mexicanos están expuestos a la amenaza del narcotráfico desde hace décadas, en la actualidad enfrentan “una fusión” del crimen organizado y los políticos en el país, afirma Víctor Chávez, periodista con 20 años de experiencia en la fuente policiaca, especializado en coberturas en zonas de riesgo.

El periodista se convierte “en un riesgo para ese tipo de organizaciones criminales”, porque pone en evidencia la narcopolítica, en la que ya no prevalecen los antiguos códigos no hablados que existían entre los capos y eso “hace todavía más peligrosa su labor”, afirma.

La impunidad en la que permanecen los ataques contra medios de comunicación e informadores propicia una mayor autocensura y un debilitamiento del ejercicio del periodismo en el país, coinciden Aceves y Chávez, para quienes la existencia de leyes y fiscalías especiales para investigar estos delitos no son suficientes.

“Las fiscalías sólo persiguen los delitos cuando ya se consumaron e hicieron daño y no cubren la persecución moral, económica y laboral contra los periodistas, que es la más común en Jalisco. Aquí no los matan, los corren. Si un periodista se vuelve incómodo vienen presiones para que salga del medio de comunicación”, afirma Víctor Chávez.

La cercanía con el poder que tienen muchos medios y su falta de apertura para publicar temas incómodos han propiciado que cada vez más comunicadores decidan trabajar de manera independiente y abran sus propios espacios en internet, como una oportunidad de cumplir la función social del periodismo, asegura el periodista y académico de la UdeG Darwin Franco.

Esto los deja en una vulnerabilidad económica y de seguridad, al convertirse en los responsables de la gestión de información, pero también les exige mayor rigor periodístico a su trabajo.

“Un periodismo independiente debe tener mayor calidad de la que se podría gestar desde un diario, porque si no es lo suficientemente investigativo, riguroso y perspicaz, y no ofrece algo más, nadie te publica. Uno asume sus propios riesgos y mecanismos de protección además de que no hay seguridad de tener un sueldo que llegue cada mes”, dice Franco, colabora con la red de Periodistas de a pie y el proyecto Nuestra Aparente Rendición.

El coordinador de la licenciatura en Periodismo del Centro Universitario de la Ciénega, Héctor Farina, considera que los esfuerzos del periodismo independiente y los medios en línea se están convirtiendo en un contrapeso a la censura desde el Estado, pese a que aún no han encontrado una forma de contrarrestar por completo la crisis en la que se encuentra el periodismo en México.

“Los gobiernos están tratando de controlar los medios de comunicación que están en problemas económicos por la decadencia del modelo de negocios,  pero ya no pueden controlar la comunicación individual del periodista, no pueden enfrentar esa necesidad imperiosa que tenemos los comunicadores de contar lo que consideramos que es pertinente que la gente sepa”, concluye.

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