El rincón secreto

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El de la oficina, el de un restaurante, el del consultorio médico, el de la estación de tren. El baño es el lugar más íntimo al que se le exponen las partes más reservadas del cuerpo, aunque sea un lugar ajeno e impropio al mismo tiempo. Las experiencias allí vividas o sufridas, lo prohibido y secreto, todo se encierra en el baño.
Casa Vallarta presenta la exposición fotográfica El baño, que consta de la recopilación de 40 piezas de diferentes artistas, con trayectoria y recientes, que fueron separadas por un tiempo de sus series originales para formar un discurso que habla de azulejos, piernas peludas, sexualidad y privacidad.
La exposición fue inaugurada en la Fonoteca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en Pachuca, con 23 piezas, y ahora se presenta en Guadalajara con 37 fotografías y tres videos.
Juan Antonio Molina Cuesta, crítico de arte y curador de la exposición, explica que casi todo fotógrafo tiene una foto de un baño. Por eso dejaron afuera muchas piezas. La muestra tiene la sensibilidad de adaptarse al espacio en el que se exponen. En septiembre se irá a Costa Rica y será presentada con 10 piezas menos.
Molina, quien concentró su búsqueda en fotógrafos de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, México, Paraguay y Venezuela, explica: “La intención no es establecer parámetros o paradigmas de lo que es representativo de un tema. Al sacar una foto de una serie, ésta sigue manteniendo una conexión con la serie original a través de la creación de textos redactados para El baño. Aquí la producción de textos es importante en el sentido de establecer ese rescate y conexión entre la nueva serie y el contexto original”. Y aunque Molina acepta que esa profusión textual sería más adecuada para un libro de fotografía, admite que son libertades y riesgos que asume como curador.
En la muestra se encuentran fotografías de Ana Casas, quien remite a la maternidad y al vínculo con los hijos a través de su pieza; Graciela Iturbide, haciendo referencia al baño de Frida Kalho, que fue algo así como sagrado durante 50 años, en los que nadie pudo entrar; Katiuska Saavedra, evocando a los juguetes y a la relación erótica que éstos guardan con la privacidad, además de artistas como Mauricio Alejo y los hermanos Fernando y Gerardo Montiel Klint, entre otros.
En la exposición el narcisismo lo es todo. La vanidad, la foto frente al espejo desde un baño que es algo tan privado y que pasa a lo público en cuestión de segundos a través de las redes sociales. Molina explica cómo algo tan íntimo se encuentra invadido por lo público: “En la experiencia social contemporánea que estamos viviendo con internet y con las redes sociales, hay una época de narcisismo y de exhibicionismo exasperado. Una invasión de lo público con lo privado y en consecuencia una contaminación del espacio privado por la vida pública. Yo señalo en esta exposición el surgimiento de la fotografía como un momento particular de esa invasión de lo público con lo privado que ahora por las redes sociales tenemos. Una etapa superior de esa experiencia”.
La instalación de video de Joan Fontcuberta, “A través del espejo”, se centra en la exhibición de lo ya publicado: fotografías de cuerpos semidesnudos, poses ingenuas, burlonas, juguetonas y narcisistas frente al espejo. Ya no sólo el espejo de un baño, el de una cochera, el reflejo de una tostadora o un CD. Cualquier elemento que pueda mostrar el reflejo del cuerpo. “El narcisismo empieza por sacarse fotos frente al espejo, pero después son exhibidas en internet de una manera despreocupada, una manera divertida incluso. El video tiene que ver con el cuerpo. El límite entre lo público y lo privado siempre está señalado desde el cuerpo. Siento que esa pieza es un resumen de mucho de lo que no está dicho en la exposición. Una respuesta a mi tesis sobre la relación entre lo público y lo privado. Ahora se trabaja mucho con los secretos. El secreto pierde peso, se disuelve en el contexto de las redes sociales, de los nuevos sistemas de comunicación”.
Juan Antonio Molina Cuesta, crítico de arte y curador independiente, es cubano y está radicado en México. Con un cigarro en la mano y un acento que arrastra y obliga a unir las palabras, cuenta: “Me empecé a interesar en la relación entre el espacio público y el privado de la fotografía. Sobre el impacto que tiene el surgimiento de la fotografía para replantearse las correlaciones entre estos extremos. El baño es sólo una de las obras que sirven para identificar ese impacto, tal vez una de las obras extremas, porque el espacio del baño se considera como un paradigma de lo íntimo”.

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