Una “buena muerte”, ha sido desde tiempos muy remotos la preocupación central de la filosofía. De las ciento noventa que aquí se relatan, muchas son extravagantes, y abundan las historias de locura.
Desde la autoburla de los maestros zen en los haikús en su lecho de muerte hasta las últimas palabras de los santos cristianos, El libro de los filósofos muertos inspira tanto diversión como reflexión. Critchley demuestra con brillantez lo que los grandes pensadores dijeron de la muerte. Resulta ser una optimista indagación sobre el significado y la viabilidad de la felicidad humana.