El ejemplo del Amazonas

600
video conferencia con investigadores de la universidad de posdam durante el segundo seminario internacional sobre la cuenca del rio santiago

El estudioso del Instituto Nacional de Investigaciones del Amazonas, Philip Fearnside, destacó que tanto Brasil como México deben ser más activos en asumir sus compromisos, en particular con la reducción de emisiones de gases, puesto que ambas naciones tendrán impactos por el calentamiento global.
De no encontrar otras fuentes de energía y seguir con la actual quema de gasolina, carbón y madera, en un lapso mayor a 20 años podría haber una concentración de 550 unidades por millón de CO2, por lo que la temperatura podría aumentar tres o cuatro grados centígrados, agregó Salvador Peniche Camps, investigador del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA).
Lo anterior fue expresado en entrevistas, durante el II Seminario Internacional sobre la Cuenca del Río Santiago, en las que participaron cuerpos académicos del CUCEA, CUCSH, CUCBA, CUValles, así como grupos de investigación del agua de las Universidades de Potsdam, Montreal y la Nacional Autónoma de Nicaragua.
El también consejero de la International Rivers, Philip Fearnside, subrayó que el cambio climático traerá muchos impactos para el Amazonas, pues habrá más años con el fenómeno “El Niño”, lo cual provocará más sequías e incendios forestales en la parte norte de esa región.
Tras apuntar que “no se puede culpar un evento climático específico, con los calentamientos globales”, comentó que si hay mayor presencia de “El Niño”, causada por el calentamiento global, es totalmente diferente “porque tiene culpables”, que son los países y sus aportes de contaminantes.
De acuerdo con el informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), “los modelos concuerdan que con un mayor calentamiento global, habrá más años tipo ‘El Niño’; entre los 21 modelos analizados, solamente tres no mostraron eso”.
El especialista en economía agrícola de la UdeG, Peniche Camps, indicó que en Jalisco, al estar en una zona de transición entre lo tropical y neoártico, los cambios serán fuertes, ya que sitios aptos para la agricultura, “se van a convertir en zonas semidesérticas y la vegetación va a cambiar, porque se va ir el agua”. Por ejemplo, “en los Altos de Jalisco hay un descenso en los rendimientos por hectáreas y el proceso de desertificación está creciendo”.
Sobre las cuencas, el académico dijo que los escenarios son muy variables, pues no sólo habrá zonas con aumento de temperaturas, sino otras con decremento. Lo más lógico que al subir la temperatura, habrá más evapotranspiración, menos precipitaciones, esto afectará los recursos hídricos y la producción de alimentos.
Peniche Camps resaltó que el cambio climático es un asunto de ética generacional. Los efectos actuales son “la punta del iceberg de lo que nos va a pasar”, por ejemplo, en 20 años, y “si no hacemos nada, cada vez será peor”.
Ante esto —agregó el universitario— es necesario primero conocer a cuántos grados vamos a estar, qué se va inundar, qué enfermedades podría haber, dónde podrían generarse desiertos, esos son los diferentes escenarios que hay que medir y para eso se requiere mucha investigación e informar a la población.
Segundo, establecer políticas de riesgo y remediación, “para que no pase lo que ocurrió en Veracruz, que es parte del fenómeno”. Y tercero, la gestión de políticas para desarrollar nuevas tecnologías, que faciliten el cambio de energéticos y materiales, así como adaptación a las nuevas condiciones. A pesar de esto, en México no hay muchos avances en estas materias.

Artículo anteriorEnrique Méndez de Hoyos
Artículo siguiente12 de octubre de 2010 día de asueto