El día después de la muerte

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La muerte ocasiona que todo lo vivido tenga coherencia. Es lo más contundente. Cuando alguien fallece ya no hay retorno. Por eso en su número 64, Luvina trata el tema de la muerte, aunque el concepto enviado a los escritores no era tal. “El tema era qué pasaba al día siguiente de ganar la lotería, de casarse, tener un hijo, quedarse pobre….”, cuenta Silvia Eugenia Castillero, directora de la revista.
“La muerte es la experiencia más límite. Ninguno de los que vivimos sabemos qué es. Mientras seguimos sucediendo en el tiempo siguen pasando cosas. Las vidas van teniendo coherencia y forma, pero la forma definitiva se da cuando acontece la muerte. Yo creo que por eso, finalmente, el día después es el de la muerte”.
Los textos tienden a mostrar la fragilidad humana, algo que rebasa la literatura e impregna la realidad cotidiana. El estar en la cuerda floja, entre la vida y la muerte es signo de los tiempos que corren.

Poesía
En esta edición Luvina abre con “El hijo pródigo”, poema de Derek Walcott, premio Nobel de literatura (1992). El autor caribeño vino a Guadalajara en el año 2000 a impartir la Cátedra Cortázar. En ese momento su gemelo había muerto. Entonces escribió este poema sobre sus sentimientos ante la muerte de su hermano mientras estaba en esta ciudad. La traducción es de José Luis Rivas.
Shamshad Khan participó con un fragmento de Duro corte, un poema sutil, como un dibujo oriental. Habla de la muerte de su padre.
“La poesía de Derek Walcott se caracteriza por la musicalidad que va y viene. Es como marina su poética, la expresión inaudita de la naturaleza. En cambio Khan es lo tímido, lo delicado como la caída de una hoja”.
Adolfo Castañón, quien en 2008 obtuvo el premio Xavier Villaurrutia, con el libro Viaje a México colaboró con “Noria perpleja”, un poema muy cerebral que habla sobre personajes, héroes y dioses que ya no están o no son vigentes. De manera indirecta trata la fragilidad humana y lo efímero.
Carlos Bordini es más conceptual. En “Promesa”, habla de la muerte como una gran alucinación en la cual entrar. Una gran puerta abierta, un gran teatro que se abre a los ojos de los hombres. La muerte se toma desde diferentes instantes.
Pedro Serrano, con “Peregrinaje”; Javier Alvarado, con “Encuentro con los almendros”; Paul Bélanger, con “Escribo para eso”; Jesús Hilario Tundidor, con “Voz y lamento suyos” son otros de los 20 poetas que participan en el número 64 de Luvina. Cada escritor describe su experiencia con la muerte desde diferentes perspectivas.

Cuento
“Despertar”, de Ana García Bergua; “Capo de capos”, de Alberto Chimal y “Desde la muerte”, de Ana María Shua son algunos de los cuentos incluidos en este nuevo número.
“Despertar”, de Ana García Bergua es un cuento que trata de una madre que se aparece a su familia. No se sabe si como fantasma. El esposo y la hija no entienden nada. No la ubican. Pasó mucho tiempo, ya no la consideran. El relato está envuelto en el misterio. La autora no aclara que pasó antes de que Nora, de repente, apareciera en una carretera, ni dónde estaba. Muchos hilos quedan sueltos. El cuento apela a la imaginación del lector.
El cuento de Alberto Chimal es de violencia y de muerte. Trata de un hijo que está con su madre. Se enfrenta a la conciencia de ella, luego a Dios. Es muy irónico. Este relato es muy experimental.
Ana María Shua enfoca su relato desde la muerte de un padre de familia hasta que lo incineran y sus restos son tirados en el pasto. El cuento transmite la angustia y la tristeza que están viviendo las hijas y la esposa, pero esos sentimientos no son lo real para la escritora. Ella concluye diciendo: “Esta historia la cuenta la hija mayor y declara: que ésta es una historia verosímil, pero falsa. Que la única verdad es la muerte. Que lo demás son historias. Palabras y juegos para distraerla, dormirla y postergarla”.

Otros textos
“La novela del futuro. Un recorrido por la obra de Jonathan Franzen”, de Juan Patricio Riveroll es un ensayo que se centra en la obra del Franzen. Riveroll lo considera un gran escritor. A pesar “del eclipse que su popularidad pudiera engendrar”.
“El turno del cementerio”, de Mario Szichman, escritor argentino radicado en Nueva York, es una crónica sobre el 11 de septiembre, visto en retrospectiva. Mientras viaja en el metro recuerda los rostros que veía. Se pregunta si sobrevivieron o murieron.
Uno de los platos fuertes de Luvina es una muestra de la obra de Martha Pacheco. Ella pinta muertos y las autopsias de los mismos. Su trabajo se caracteriza por su hiperrealismo. El escritor y crítico Baudelio Lara presenta junto con la muestra un texto que aclara muchas dudas sobre las pinturas de Pacheco.

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