El desencanto de Wainwright

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Rufus Wainwright nunca se fue, pero está de vuelta. Out of the game es su nuevo disco, una colección de 12 temas que bien podrían haber sido éxito en la década de los 70, cuando sus padres Kate McGarrigle y Loudon Wainwright formaban parte de la mejor escena folk.
Sólo que Wainwright se ha ido más por la veta de los órganos eléctricos y los coros de gospel, aunque mantiene el encanto de su voz sola con piano en la pequeña joya que es “Montauk”, una canción para su hija en la que, contra todas las convenciones termina deseando que ella, protegerá a su padre… Lo cual puede referirse a sí mismo o a su prometido.
Decir que Wainwright nunca se fue es en verdad exacto: en los últimos dos años –desde su anterior disco de estudo All days are nights: Songs for Lulu (2010)–, este excepcional e insolente compositor, cantante y músico ha hecho una ópera (Prima Donna) y una recopilación de (House of Rufus)
Con que no queda claro por qué se declara “fuera de la jugada” en el título de esta nueva placa, lanzada en abril por Decca/Polydor en acetato, disco compacto y todas las formas digitales posibles.
En realidad es una cuestión muy personal, como todas sus letras. En su útlimo concierto en Los íngeles y en los clips de comentario que acompañan el streming del disco completo en su sitio web, dijo que el título es producto del cansancio, y de ver a los jóvenes de ahora hacer cualquier cosa por tener cinco minutos en You Tube: “Me gustaría ser de esa edad de nuevo, y así de tonto y emocionarme por cosas idiotas. Creo que es una queja sentida desde el corazón. Sencillamente estoy… cansado. Estoy fuera de la jugada”.

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