El arte de la gravedad

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La lucha por la vida, los triunfos y caídas del hombre, así como la fragilidad del ser humano ante las fuerzas de la naturaleza, son algunas de las tantas facetas que muestran las obras de Bas Jan Ader incluidas en la exposición Bas Jan Ader: suspendido entre la risa y el llanto, que organiza Pitzer Art Galleries, Pitzer College y Claremont Museum of Art y que tiene como sede el Museo de Arte de Zapopan.
El artista holandés desapareció en 1975, tras aventurarse a cruzar el Atlántico en un velero de apenas 12 pies de largo. Realizaba la segunda parte de una trilogía llamada “In search of the miraculous” (“En busca de lo milagroso”) y pretendía lograr la hazaña de llegar a Europa para proseguir con la tercera parte de ese mismo proyecto.
Su obra está documentada en fotografía y video, con los que juega con lo conceptual y el performance. Además, incluye algunos grabados. El periodo de creación abarca ocho años, de 1968 a 1975.
En uno de sus filmes, Nightfall (El caer de la noche), en blanco y negro, muestra a un Bas Jan Ader con ropa y zapatos oscuros. Él intenta levantar pequeños y pesados bloques de concreto. En la cinta están plasmados los esfuerzos que hace por sostenerlos a la altura de su barbilla. Balancea el cuerpo, quiere perder el equilibrio, se resiste. Al final, extenuado por el esfuerzo, lo deja caer. Lo recoge y vuelve a intentarlo. El bloque vuelve otra vez al suelo. A muchos espectadores les da la impresión de que el artista quiso ilustrar el enfrentamiento del ser humano con nuevos retos, su lucha por mantener un equilibrio entre sus esfuerzos y su bienestar personal, cómo fracasa y vuelve a intentarlo.

Historia y obra
Bas Jan Ader insistía en que su trabajo debía hablar por sí mismo. A él no le agradaba que fueran expuestas sus vivencias y las de su familia con una explicación a su obra. Sin embargo, persiste la tendencia de vincularlas.
En Untitled (“Swedish Fall”), Bas Jan Ader está de pie en un tupido bosque de espigados y altos árboles con escaso follaje. Al parecer abetos. Vestido de negro y con un casco rojo luce parado con las piernas ligeramente abiertas. Otra fotografía lo muestra tirado en el suelo del mismo bosque, al lado de árboles caídos. La curadora Pilar Tompkins Rivas señala que esta obra puede ser vinculada a la muerte de su padre Baastian Jan Ader, asesinado por un disparo en medio del bosque por participar en actividades contra los nazis durante la segunda Guerra mundial.
El padre del artista albergaba judíos para salvarlos de los nazis y los llevaba a lugar seguro fuera de Holanda. Fue parte del movimiento de resistencia. La viuda de Ader, Mary Sue Ader-Andersen, cuenta que en cierta ocasión le reveló que Baastian Jan Ader contribuyó al descarrilamiento de trenes nazis.
Otra de sus obras, una fotografía titulada “All my clothes”, exhibe la ropa de su closet en el techo de su casa de Claremont. Tal vez evoque el momento en que los nazis le dieron a su madre algunos minutos para abandonar su casa. Ésta tiró las pertenencias de la familia por la ventana.

Búsqueda de verdades
En el archivo de Bas Jan Ader hay un recorte de periódico sobre dos predicadores cristianos que se dejaron morder por serpientes venenosas como una demostración de su fe en Dios. Encima del recorte hay una cita, junto con otra del artista, tomada de El paraíso perdido, de Milton, que se refiere a la creación del hombre: “El Señor dice: “Yo lo hice justo y correcto, suficiente para tenerse de pie, aunque libre de caer”.
El pasaje de Milton está registrado dos veces en las notas archivadas de Bas Jan Ader, con la idea resaltada de que el hombre era libre de caer. Para Tompkins Rivas “este aspecto de la elección es importante en la evaluación general de su trabajo. En la obra de Ader, repetidamente existe la decisión de abstenerse o consentir ante cualquier acción determinada”.
Contemplar la obra de Bas Jan Ader permite admirar el legado de un artista de culto, el cual ejerce un poderoso magnetismo, tanto en el público espectador como en artistas de diversas generaciones y procedencias. La exposición Bas Jan Ader: suspendido entre la risa y el llanto es una excelente oportunidad para ello.

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