El alpinismo su pasión

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“El alpinista es aquél que conduce su cuerpo allá con lo que un día soñaron sus ojos”, fue una de las frases del alpinista francés Gastón Rébuffat y que muchos de quienes practican esta disciplina buscan hacer realidad.
Daniel Araiza Chávez es estudiante de la licenciatura de arquitectura, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD). Practica el alpinismo desde hace 10 años, pero fue hace cinco cuando escaló su primer montaña y hoy forma parte del grupo Línea Directa, que agrupa a personas con el interés de hacer alpinismo extremo, en su esencia más pura, en el que ser ligero y rápido es una herramienta que permite acercarse a sus límites.
“Un objetivo principal del grupo es formar nuevas generaciones de alpinistas tapatíos que en un futuro rebasen el nivel actual y que a su vez sean inspiración y apoyo para las futuras generaciones”.
Este verano (invierno en el hemisferio sur), él y su compañero Carlos Petersen Castiello viajaron a la Cordillera Blanca, en Perú, con otros dos integrantes del grupo y cuatro jóvenes invitados al proyecto, quienes se dividieron en grupos de dos y cada uno con sus propios objetivos. Allá permanecieron por mes y medio.
“Nuestros objetivos principales: el nevado Huandoy, de seis mil 160 metros sobre el nivel del mar (msnm) por su pared noreste y el nevado Huascarán, de seis mil 768 msnm por su pared oeste. Para aclimatar logramos cima en las montañas Tocllaraju, seis mil 20 msnm, y Esfinge, cinco mil 325 msnm. Logramos la pared norte del Artesonraju, seis mil 25 msnm, con los cuatro jóvenes amarrándose dos de ellos con Carlos y los otros dos conmigo, dándoles confianza en la pared y logrando una ascensión que buscó los límites de los jóvenes aventureros, motivándolos a seguir en este camino”.
Explicó que en Huandoy implicaba una escalada de una pared de mil metros de desnivel, con un promedio de 70 grados de inclinación de nieve, hielo y piedra, donde escalaron entre nieve dura y piedras 500 metros en cinco horas.
“No habíamos encontrado hielo sólido, sin el cual no podríamos realizar el descenso si seguíamos escalando, así que sin muchas palabras entre nosotros, la decisión estaba tomada: descenderíamos. Eran muchos sentimientos, ya que el año pasado también había intentado este nevado. En Huascarán los intensos vientos hicieron desistir en nuestro ataque a la pared. Pero así es el alpinismo y lo sabemos, así que no nos deja más que un gran aprendizaje”.
Explicó que luego de esos intentos decidieron ir al Chacraraju este, seis mil cinco msnm a intentar de nuevo su pared sur, de 750 metros de desnivel, con inclinación de 70 a 85 grados de hielo y piedra.
“La escalada fue magnífica. Logramos la cima en 16 horas y descendimos la pared en nueve horas y media, en medio de una tormenta agotadora, logrando así la primera ascensión de la temporada y me parece que la única. Haber logrado una escala de esta índole después de fracasar en mis objetivos principales, me causó una felicidad enorme”.
Araiza Chávez señaló que luego de esta experiencia los planes de montaña siguen y se fortalecen.
“El próximo verano iremos a Alaska a intentar rutas que busquen acercarse a nuestros límites. Haciendo esto que tanto amamos, acercándonos a ese lugar místico, puro, sagrado y peligroso es como encontramos evolución en nuestro ser, superándonos, aprendiendo de nuestros errores más que de nuestras victorias”.
Señaló que para cada expedición se requiere de una preparación previa física y mental cercana a los seis meses y será en diciembre cuando inicien la preparación para una nueva experiencia, expedición programada para mayo.
“Además de entrenar y estudiar, tenemos que buscar los apoyos para el viaje, situación que no es fácil. Afortunadamente contamos con el apoyo de Equipos Médicos Nafarrete y del gimnasio Acuagym. En Alaska queremos ir a Mont Denali, que es la más fría del mundo”.
En breve darán a conocer un audiovisual con la experiencia en las montañas de Perú.

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