Cultura: de la carencia a la imaginación

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La cultura, o por lo menos los productos culturales, siempre son bienes que sufren las embestidas de las recesiones. Una muestra significativa es lo que ocurrió el pasado 12 de noviembre en la casa neoyorquina Sotheby’s, la cual tuvo que adaptarse a la realidad económica y bajar de manera drástica los precios del arte contemporáneo en una subasta en la cual un tercio de los lotes no halló compradores.
El panorama de causa y efecto, vislumbra que la situación económica actual afectará de forma considerable a los consumidores de cultura en México. Esto por supuesto no es nuevo, sólo basta recordar la crisis de 1994, cuando los precios para adquirir algún producto cultural se dispararon.

A la baja el consumo cultural
Como es costumbre, el consumidor, en este caso el de cultura, será una de las figuras más afectadas ante esta nueva crisis económica. Pero ¿cuál es su opinión?, ¿cómo detecta este panorama? y ¿qué medidas tomará?
Carlos Medina Olivares tiene 28 años, es egresado de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación y gusta de la lectura. Al respecto comenta: “Acostumbro comprar un par de libros cada mes. Creo que leer es una de las actividades que más disfruto y me enriquecen como persona, sobre todo es algo que me ayuda a nivel profesional. Me he dado cuenta que los precios de los libros han ido en aumento, quizás aún no de forma drástica, pero se ve que esto tendrá consecuencias en mi presupuesto. Esta es una situación que seguramente hará que ya no pueda comprar con la misma frecuencia, debido a que tengo otros gastos. Existen libros de diversas editoriales que son más económicos, pero generalmente no poseen la misma calidad en su presentación”.
Israel Guerrero Fernández labora en un estudio fotográfico, tiene 33 años y disfruta del video y el cine. Referente al tema asegura: “Veo tres o cuatro películas al mes. Ir al cine representa gastar entre 100 y 150 pesos, claro, cuando asisto solo. La verdad es que por el momento puedo solventar este gasto. En cuestión de DVD’s hay líneas muy económicas, con buenos títulos. Todo depende de lo que busques, los estrenos son de precio más alto y el material importado te ofrece muy buena calidad, pero para comprarlo tengo que ahorrar”.
Por su parte, Judith Esparza Quintero tiene 22 años, estudia la Licenciatura en Nutrición y asiste con frecuencia a los conciertos que se efectúan en Guadalajara: “La música es muy importante, me gusta conocer diferentes géneros, excepto banda y reggaeton. Este año asistí a conciertos muy buenos, como el de Smashing Pumpkins, Sigur Rós, Mogwai, Mars Volta y recientemente el Motorokr Fest. Este tipo de eventos los considero una inversión, son expresiones de arte y cultura que logran trascender. Claro que no puedo ir a todos los conciertos que desearía, ya que no me alcanza con lo que gano. Tengo un empleo de medio tiempo en una cafetería y el salario no es bueno, así que tengo que ahorrar y reprimirme de otras cosas para disfrutar de la música. Creo que el 2009 se va a poner difícil, los precios de los boletos no bajan, por el contrario cada vez son más caros”.
Aunque los expertos economistas señalan que la recesión económica no ha manifestado sus peores consecuencias, muchas empresas y corporativos a escala mundial han tomado medidas que comienzan a afectar en la economía de las personas. Para los creadores de productos culturales en nuestro estado la recesión económica también es motivo de preocupación, pero por su experiencia, las crisis suelen ser oportunidades para crecer y hacer las cosas de manera diferente.

Los creativos opinan
Sara Valenzuela, conductora de Artefacto y productora de Sólo Jazz, ambos programas transmitidos por Radio UdeG, considera que la crisis económica ha obligado a los artistas para que sean más creativos, motivándolos a no depender tanto de los grandes contratos que en otros tiempos ofrecían las disqueras. “Uno pensaba que antes sólo era posible hacer un disco en un estudio con ciertas características y de pronto ahora estamos escuchando materiales caseros, la gente desarrolla habilidades para producir en su casa cosas de muy buena calidad”. La creación artística es algo que con crisis o sin ella sigue existiendo, más aun cuando la necesidad de expresarse es constante, pues la gente lo hace con o sin recursos. La ex vocalista de La Dosis recordó que con la banda realizó un disco con cerca de 60 mil dólares patrocinado por una disquera internacional, cuando en la actualidad una disquera independiente realiza un disco con 6 mil dólares: “Puedes hacer un buen disco con cero pesos en tu casa si conoces bien los softwares y las herramientas, si tienes creatividad y buenas canciones”. Sara Valenzuela señala que actualmente hay quienes regalan su música por internet, con la intención de que sean escuchados, y con esto conseguir conciertos en vivo en otros lugares, “cuando no eres un músico que vende millones de copias, realmente de lo que ganas es de las presentaciones en vivo, si tu fin es que la gente te conozca y te vaya a ver en vivo, da lo mismo si lo vendes o lo regalas”.
Insumos altos, libros baratos
Felipe Ponce, director de Ediciones Arlequín, tiene cerca de 15 años de experiencia, comenta que la falta de liquidez es uno de los principales problemas en el gremio de los editores. Ediciones Arlequín incrementó sus catálogos gracias a lo invertido por sus creadores, además de los apoyos obtenidos por sus proyectos becados por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Felipe Ponce reconoce que la variación de los precios en los insumos de los libros han cambiado en los últimos dos meses y pone como ejemplo el aumento del papel en cerca de un 20 por ciento: “Cuando comenzamos, la idea era reunir mil 500 pesos para publicar un libro, era muy sencillo pero eso costaba, ahora la pura impresión o el papel de un libro estándar de 100 páginas puede costar alrededor de 20 mil pesos”. Además de afectar los costos de producción de los libros, los primeros efectos de la recesión económica hacen que las editoriales reduzcan sus publicaciones para no generar tantos gastos, como ejemplo, Arlequín publicó sólo una de cerca de 10 obras planeadas para la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en la que abarataron el costo de muchas ediciones para recuperar lo invertido, estrategia que ha funcionado en otras ocasiones. El director de Ediciones Arlequín reconoce que alguna vez pensaron que después de haber obtenido apoyos federales no sería necesario recurrir a ellos, pero que la situación económica motiva buscar de nueva cuenta estos apoyos.

Un teatro más creativo
Sara Isabel Quintero, directora del Centro Cultural Casa Suspendida, señala que los actores tienen que estar conscientes de que no son un bien de primera necesidad para la sociedad, además de que es prioritario que mejoren sus estrategias de promisión y difusión, “es muy difícil llegar a una puesta en escena y encontrar nuestras salas vacías, todos tenemos ese temor”. La también académica y actriz teatral con 32 años de carrera, comenta que en otros países el arte sirve para hacer reflexiones sobre la vida social, pero que en el caso de México no sucede esto, por lo que es labor de los actores, como parte de su responsabilidad social, brindar al ciudadano un encuentro con su nación por medio de los ideas manejadas en el teatro. La multiplicidad de espacios en los que se puede presentar y la diversidad temática que tiene el teatro hace que los costos de producción sean variados, a pesar de esto, Sara Isabel Quintero reconoce que será difícil conseguir los apoyos necesarios para crear producciones: “Hay que ponernos las pilas para aumentar el poder de convocatoria y aspirar a que por lo menos la producción sea autofinanciable”.

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