Cervantino el viaje iniciático

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Con 38 años de edad, el Festival Internacional Cervantino demuestra su buena salud y vigencia en esta última edición. En 1972, cuando se celebró por vez primera, Dolores del Río estuvo al frente del Patronato. Ahora, el Festival luce un rostro cada vez más internacional y se erige como el más importante en el país en materia cultural. El Cervantino es el resultado de un trabajo coordinado entre el gobierno federal, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el gobierno del estado de Guanajuato, la presidencia municipal y la universidad del estado, además de formar parte de la Asociación Europea de Festivales, sociedad que le permite participar en un circuito que mueve importantes espectáculos y grupos artísticos.
Desde el 13 de octubre y hasta el 7 de noviembre, Guanajuato ha vivido el pulso de ritmos tan distintos como el fado portugués, el jazz del compositor y trompetista Wynton Marsalis, música húngara y serbia con reconocidos intérpretes, composiciones italianas y napolitanas del siglo XVII en la voz del extraordinario contratenor francés Philippe Jaroussky, así como a Chopin y Piazzolla a cargo de la Orquesta de Cámara Wratislavia. El programa del Festival se suma a las actividades 2010 del Bicentenario, al integrar a su oferta artística espectáculos provenientes de naciones latinoamericanas que como México, celebran el aniversario de sus respectivas independencias. Argentina, Colombia y Chile son los invitados de honor, así que las fachadas de piedra de teatros y callejones en Guanajuato replicarán tangos, vallenatos, cumbias, ritmos africanos, latin groove e himnos de la llamada Nueva Canción Chilena, además de muestras gastronómicas y espectáculos de acróbatas y artistas callejeros. Mención especial merece la ópera Montezuma del compositor alemán Carl Heinrich Graun, una producción resultado del convenio entre el festival de Edimburgo y el Cervantino. Una vez estrenada en Europa, llega a Guanajuato para probarse ante el público mexicano, luego de generar polémica por la modificación de la historia, que incluye —por decisión de sus creativos— eventos de la historia contemporánea mexicana.
Cada vez son más generaciones las que se estrenan como público en el viaje iniciático que significa este festival, quienes a través de la aventura adolescente mochila al hombro, se enfrentan a los excesos de la libertad y en muchos casos, del arte.

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