Sólo Trudi (Hannelore Elsner) sabe que su marido Rudi (Elmar Wepper) sufre una enfermedad terminal. En sus manos está decírselo o no. El médico sugiere que hagan algo que anhelen desde hace tiempo, así que Trudi decide no contarle a su marido la gravedad de la enfermedad. Ambos visitan a sus hijos y nietos en Berlín, pero la sorpresa es que todos están volcados en sus propias vidas y no tienen tiempo para ellos. Inesperadamente Trudi muere y Rudi ahora no sabe que hacer. Él se embarca en un último viaje que le llevará a Tokio, donde se celebra el festival de lo cerezos en flor, un canto a la belleza, la transitoriedad y los nuevos comienzos.