Carolina Platt

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La hora de la siesta es el documental de Carolina Platt que retoma el hecho del incendio en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, a través de la historia de dos familias que perdieron a sus hijos en el evento ocurrido en junio de 2009. Luego de presentarse en diferentes circuitos cinematográficos, el filme se estrenó en Guadalajara, como parte del 27 aniversario del Cineforo de la UdeG.

¿Qué ofrece este documental respecto al tema que no se haya dicho?
El tratamiento. Hablamos de la parte humana de la tragedia, pero otros trabajos han logrado eso. Es un tratamiento más reflexivo. Obviamente se apunta a los culpables del incendio, pero este objetivo marca la pauta para hablar de qué lugar ocupamos nosotros dentro de esa tragedia. Nosotros como sociedad qué papel jugamos en esta recuperación, y en esta lucha tanto por la justicia como por seguir viviendo en el lugar en el que estamos en el país.

¿Cómo fue el proceso humano para realizar este filme?
Me tomó un año y medio de visitar a los papás, y lo hacía sin la cámara, para conocerlos, y platicábamos de otros asuntos. Después de eso, saqué la cámara para empezar a preguntar. Fue como entrar en un duelo más profundo, porque era vivir junto con ellos el momento que estaban pasando. Y todo eso lo viví junto con mi hija, porque iba con nosotros a grabar. Siempre era difícil saber cómo abordar la muerte de sus hijos. Éramos bastante cuidadosos con lo que preguntábamos y con no invadir, ni hacerlos repetir las mismas historias.

¿Cómo se dio la empatía entre los padres y tu trabajo?
Yo soy de Hermosillo, y en ese momento mi hija me acompañaba porque soy madre soltera y va conmigo a todos lados. A ellos les daba más confianza que fuera con la niña, y creaba un vínculo más allá de lo profesional. Cuando supe del incendio, como muchos mexicanos que ignorábamos muchas cosas y no estábamos conscientes, pensé que había sido un accidente. A los seis meses voy de visita a Hermosillo. Hay una huelga de hambre en una de las plazas principales, y mi hija encuentra la foto de Emilia, la hija de Abraham. Es cuando me doy cuenta realmente que no había sido un accidente, y empiezo a cuestionarme lo que sucedió. Justo en ese momento yo estaba buscando una guardería para mi hija por primera vez, exactamente cuando investigaba todo, y cada vez que la dejaba en la guardería y me regresaba a mi casa sola, me acordaba de ellos. Era inevitable pensar en estos papás que de un día a otro se quedaron sin sus hijos.

Una vez que se hizo el documental y se ha presentado, ¿al final qué le puede quedar a la gente cuando lo ve?
Eso nos lo preguntábamos siempre. Saber cómo queremos que salgan las personas después de verlo. Había dos objetivos: que quienes vayan a ver el documental conozcan por lo menos la vida de dos niños que fallecieron en la guardería, y que eso logre sensibilizarnos para dejar de sentirnos ajenos a lo sucedido. Saber que pudimos haber sido nosotros. Pero también que la película se vuelva un pretexto para que la gente al salir hable de lo que pasó, para que se quite el miedo y la sensación de no querer ver eso porque fue muy fuerte. Ojalá que se vuelva un catalizador para provocar el diálogo y el interés.

¿Los documentales en México deben servir para catalizar sus conflictos?
Las personas que van a las funciones recuerdan lo que sucedió ese día y lo vinculan con lo que pasó en Ayotzinapa, o ahora lo harán con lo del hospital de Cuajimalpa. Es como una lección que no hemos aprendido: que si no hacemos algo al respecto, esto se va a repetir de diferentes maneras, pero siempre va a ser una tragedia. Sí es un catalizador, pero también un punto de reencuentro entre nosotros. Yo no estoy a favor de la idea de que el cambio está en uno. Quiero que el cine documental se vuelva el punto de reencuentro para decir que el cambio está en todos, para repartirnos los duelos que venimos arrastrando como país.

¿El documental es el género de cine que prefieres?
Me gusta el cine en general. Pero mi favorito, sea documental o ficción, tiene que ver con temas sociales, de quiénes somos como humanos.

¿Es más fácil para ti abordar ciertos temas a través de éste que de la ficción?
Me enamoré del documental hace muchos años, y la ficción me gusta verla pero no me atrae hacerla. Me interesa el proceso de conocer a la persona real, a la que le está sucediendo. Aprendo de ello. Descubro muchas cosas sobre mí.

¿Se debe hacer más documental en México sobre diversos temas?
Sí. Muchas veces se piensa que no hay público, pero hay que acercarlo a la gente. Llevarlo a los centros culturales, a la calle, y no necesariamente a las pantallas grandes donde competirá con los títulos hollywoodenses, y así las personas le pierden el miedo o el juicio de que es aburrido. Eso cambia la percepción del espectador y sabrán que pueden esperar lo mismo que con la ficción: una historia bien construida y con una buena propuesta de filmación.

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