Alejandro Ramos Escobedo

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México se ha vuelto un país de muchos matrimonios, pero también de muchos divorcios. Según el INEGI, en el 2006 se registraron casi 587 mil matrimonios, pero más de 72 mil divorcios.
El que se registren prácticamente 12 separaciones definitivas por cada 100 matrimonios obedece a causas económicas o al incumplimiento de las expectativas de la pareja. Incluso a que el matrimonio puede ser visto como una costumbre, afirma Alejandro Ramos Escobedo, investigador del Departamento de Ciencias Sociales, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS).
Después de cinco años de investigación, el historiador (empírico) publicó su libro Cuando el matrimonio ya no es vida, una aproximación etnográfica al estudio de la toma de decisiones en el divorcio. El documento presenta entrevistas sobre la toma de decisiones durante el proceso legal en parejas de 18 a más de 40 años, y principalmente con las mujeres durante el proceso de separación.
En estadísticas de divorcio, a nivel nacional Jalisco ocupa el sexto lugar, mientras que nuestro país en la escala mundial está ubicado entre la sexta y séptima posición. La edad promedio del varón al momento de divorciarse es de 37 años y de la mujer de 34, siendo ellas desde el punto de vista del especialista, las más afectadas.

En un proceso de divorcio, ¿quién es el más afectado?
La mujer es la gran perdedora en el divorcio, material, moral y psicológicamente. Encontré que las mujeres estuvieron dispuestas a con tal de obtener el divorcio, ceder materialmente hasta una casa que les correspondía, a perder el menaje o los enseres, porque el hombre ya se había quedado con ellos. Esto demuestra que las decisiones durante el divorcio no son un cálculo racional, sino que intervienen resentimientos y, sobre todo, emociones.

¿Cuáles son las principales causas?
Un factor importante es el económico. De ahí se derivan problemas como violencia, conflictos de carácter sexual, infidelidad y falta de atención. No es una causa antes que otra, conforman un núcleo que va entretejiendo procesos de relación de pareja anómalos, incluso desde el noviazgo. En la mitad de las parejas entrevistadas la familia interviene en su decisión de casarse, se entremete con principios como lo de que “el matrimonio es para toda la vida”. Estos llegan a ser muy abrumadores.
¿A qué se debe que en ocasiones la mujer espera varios años para tomar la desición de divorciarse?
Culturalmente las mujeres mexicanas dan muchas oportunidades a la pareja. En el tema de la infidelidad, cuando el hombre la detecta se acabó la relación, sin embargo, cuando la mujer la detecta perdona dos o tres veces. Ella demuestra mucha tolerancia, ya que el hombre es el que propone las reconciliaciones. En el desarrollo de la investigación encontré parejas que incluso perdieron la cuenta de las separaciones que tuvieron.

¿Son equitativas las leyes de divorcio para hombres y mujeres?
Las características de la ley desfavorecen a la mujer. Se supone que es igualitaria pero un 95 por ciento la custodia de los hijos queda en manos de la mujer y es una situación más cómoda para el hombre. En la mayoría de los casos la separación conyugal es decidida por ellas, ya que actualmente tiene un mayor margen para tomar decisiones. Esto en algunos casos aumenta el conflicto en los hombres, puesto que nuestra cultura enseña al hombre a no perder ante la mujer. Con el estudio comprobé que el divorcio no se resuelve en términos cordiales ni amistosos. Las parejas llegan a acuerdos, mas casi siempre terminan con una inconformidad.

¿Cuál es su opinión sobre la unión libre?
En la actualidad los franceses y alemanes, aunque no se casen, establecen contratos. Algunos teóricos le llaman “monogamias seriadas”, como viven muchos norteamericanos. Viven juntos tres años y sólo son novios. En algunas ocasiones los europeos nos parecen fríos, pero ese es otro problema de nuestra cultura: mientras que ellos hablan las cosas y establecen acuerdos, las parejas mexicanas siguen tradiciones y siguen el principio de “el amor va a proveer, a embonar, a corregir”. Entonces sucede que se conocen sólo en un noviazgo y no en situaciones de matrimonio.

¿Considera que el matrimonio es una costumbre?
Sí, y una costumbre muy arraigada. Continúa y las personas se siguen casando por hábitos conservadores. Muchas personas asumen falsos valores, por ejemplo, casarse por la iglesia para tener contentos a los papás.

¿Cuáles serían las recomendaciones para evitar un divorcio?
La expectativa es que el matrimonio es un parteaguas para la pareja, pero a veces es únicamente una licencia para que se intensifiquen ciertas costumbres, por ejemplo, machistas. Además, las parejas no están conscientes de la serie de presiones culturales y sociales de que son objeto. Ellos piensan que juntos lo van a resolver, que el amor lo puede todo. Conocer las leyes bajo las que contraen matrimonios, establecer acuerdos y conocer la realidad a la que se pueden enfrentar puede ayudar a que sean una pareja madura, no obstante a que después decidan divorciarse, sin embargo lo decidirán en otros términos.

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