No es una novela donde se tenga una sola historia, hay muchas historias dentro. Si uno se pregunta de qué trata en sentido estricto, pues trata de la vida de ciertos personajes que habitan en un pueblo, pero no hay una trama lineal que se pueda seguir de principio a fin. Son muchas historias dentro de una gran historia de vida”. El doctor en filosofía y letras, Gerardo Gutiérrez Cham, especialista en análisis del discurso e integrante del Departamento de Estudios Literarios, del CUCSH, interpretó con estas palabras el contenido de la mayor obra de Agustín Yáñez, Al filo del agua (1947), que este miércoles 23 de abril se leerá de 9:00 a 21:00 horas, en la rambla Cataluña, con motivo del día mundial del libro.
Aunque ya cumplió más de 60 años, Al filo del agua tiene vigencia en muchos sentidos; es un texto literario magistral, de gran desafío estético, lingí¼ístico, estructural y temático. Su contenido es extraordinariamente rico.
Por diversos aspectos, es una obra propositiva y contemporánea. La gente se identifica con los personajes porque aunque la trama se ubica en un pueblo de nuestra región, lo importante es que habla de seres humanos que están viviendo un mundo claustral, de prohibiciones, donde lo sensual está controlado y sometido a criterios eclesiales y tabúes.
En esta obra se critica con fuerza el fanatismo religioso, encubierto por supersticiones, miedos y atavismos, expresó el investigador. Así, también se hace presente la llamada doble moral, es decir, el mundo telúrico y tenebroso que en muchas ocasiones se encuentra detrás de las apariencias.
“Lo que muestra es que realmente los seres humanos vivimos atrapados en redes sumamente complejas de atavismos y de tabúes que nos afectan y afectan nuestras relaciones con los demás”.
Puede leerse desde la perspectiva psicológica, la estética, la cultural y la de ficción; aunque, aconseja Gutiérrez Cham, cualquier enfoque debe tener un sentido crítico.
