A exprimir las pencas de agave

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En la cadena productiva del tequila, no es necesaria la penca del agave, esto implica que una vez que la planta alcanza su madurez, el fabricante tenga que realizar el proceso de jima abandonando en el campo las pencas para que sequen y después quemarlas.
Para la profesora investigadora del Centro Universitario de los Altos, la maestra Idalia Ruiz, esto representa un problema para la región tequilera de Arandas y Tepatitlán, ya que al momento de la quema, se produce gas de efecto invernadero, además se daña el suelo y por ende los microorganismos que viven en él.
Por lo tanto, desde el año 2003 ha venido realizando un proyecto de investigación, en la que la penca del agave pueda ser utilizada como alimento de animales rumiantes (vacas, ovejas, cabras, etcétera) para con esto evitar la quema y además contribuir tanto con agaveros y productores de ganado.
“Lo que observé fue que las pencas del agave eran fuentes de celulosa, una fuente potencial de alimento para los rumiantes, ellos tienen un sistema digestivo especial, que si son capaces de desdoblar la celulosa, convertirla en glucosa, en energía”, indicó la profesora.
Este proyecto incluye además el desarrollo de tecnología que permita tratar las pencas con diversos químicos para que puedan ser consumidos, situación que ya se ha realizado en algunos ranchos y que hasta la fecha no ha presentado ningún problema para el metabolismo de los animales.
“Sería una fuente fibra, sustituiríamos en un momento dado lo que es el rastrojo de maíz que llega a costar en épocas de estiaje hasta dos o tres pesos el kilo”, comentó Idalia Ruiz, además descubrió que la penca del agave puede costar hasta tres veces menos por lo que se abaratarían los costos de producción para los ganaderos.
Uno de los objetivos finales de esta investigación es que tanto productores de agave, como de ganado y productores de leche, puedan tener en sus manos esta tecnología y enseñarlos a utilizarla, ya que de acuerdo con la maestra, los productores están muy castigados económicamente.
Actualmente la investigación se encuentra en la segunda fase, que implica el desarrollo de la tecnología para que este alimento pueda ser mejor aprovechado por los animales, sin embargo, esta es la segunda de cinco fases.
“Seguimos trabajando, tengo dos tesistas en puerta, ya terminamos la fase experimental, ahorita ya nada más es el análisis de resultados y esto es encaminado a la nueva utilización y desarrollo de silos que no son convencionales, sino que serán silos de rollo”, afirmó Idalia Ruiz.
En este proyecto de CUAltos también han colaborado estudiantes de Medicina Veterinaria, alumnos de la maestría en Nutrición Animal y alumnos de la carrera en Sistemas Pecuarios.

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