Wally Lobato

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    La ruta: nací en México, Distrito Federal. Soy “generación huelga de la UNAM”, de la Facultad de Filosofía y Letras. Al tiempo que estudiaba, impartía clases de francés en una prepa de esa casa de estudios. Cuando estalló la huelga, me quedé sin trabajo y sin escuela. Vine a Vallarta de vacaciones y me quedé seis años.
    Las tablas: en México trabajé en la compañía de teatro de la embajada francesa. Mientras estudiaba, logré colarme en ese grupo. Mis primeros papeles en teatro profesional fueron en francés. No había hecho nada en español hasta que llegué a Puerto Vallarta.
    Desde chico me gustaba actuar en los festivales de la escuela. Luego estuve en algunos talleres chiquitos. Cuando entré a la facultad me metí a estudiar literatura francesa y como materias optativas tomé las de teatro: actuación, dirección y conducción. En la UNAM estuve del 96 al 99, que fue cuando se vino la huelga.
    El teatro en la costa: cuando llegué a Vallarta me puse en contacto con Soledad García, de la compañía de teatro íguila o sol. Formamos una cooperativa y empezamos a hacer teatro. Lo que se podía, porque en Vallarta no hay teatros. Al principio fue difícil. Nos presentábamos en cualquier lugar donde se pudiera montar un escenario.
    Recuento: las obras más importantes en las que he participado son Delirio a dúo (en francés). En esta tuve la oportunidad de empezar a dirigir, y posteriormente El ángel de los álamos, también en francés y en la que hice mi primer protagónico. Trabajé en El burgués gentil hombre, de Molií¨re (en francés). Esto fue en la compañía de teatro de la embajada francesa.
    Ya en Puerto Vallarta estuve en Retablo, una obra de Ignacio Arriola Haro, un escritor jalisciense del teatro de lo absurdo. Esa fue la primera vez que actué en español con un protagónico.
    El sufrido: me gustan los personajes dramáticos. Me considero un actor dramático. A mí la comedia me cuesta mucho trabajo. Yo soy más intenso: del súfrele, llora, grita, golpea.
    De risa: también he hecho comedia. Actualmente participo en El show del terror de Rocky. Se trata de un musical dirigido por Paul Gallardo, un director del DF. Aquí interpreto dos papeles: el de Eddie, que canta y baila, y el del doctor Scott. Es como la versión retorcida de Frankenstein. El protagonista viene de un lugar llamado Transexual, Transilvania, y es un travesti. Llega a México porque quiere construirse un hombre perfecto que lo complazca en todos los sentidos.
    Lo que sigue: desde el 99 se me quedó en el tintero el montaje de Las criadas. La iba a presentar en francés con la compañía de la embajada. Esta planeada para un teatro de la UNAM, pero como nos cayó la huelga, se canceló. Este proyecto lo quiero retomar y realizarlo en Puerto Vallarta. Ya hice la traducción al español. Es un proyecto que quiero mucho. Vengo pensando y trabajando en él desde hace tiempo. Cada vez le agrego más cosas al vestuario, la escenografía, etcétera.
    Este u oeste: me gusta actuar y dirigir. Creo que me agrada más actuar, pero dirigir me deja experimentar más cosas, como la puesta en escena, el vestuario… Ya me he autodirigido. Es muy difícil, porque no te ves y caes en el riesgo de sobreactuar, pero sí se puede.
    El sueño: interpretar cualquier personaje de la tragedia griega Orestes, tal vez. La tragedia griega me agrada mucho. Para mí el teatro es catártico. Sí siento que descargo todo arriba del escenario y como mi personalidad es intensa, me identifico con los personajes dramáticos y cuando me subo al escenario, saco todo.

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