Vivir sin memoria

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El Alzheimer en su primera etapa afecta la memoria reciente y preserva la antigua. Meses adelante dificulta recordar lo hecho días antes, para llegar a un punto en el que el adulto mayor no tendrá la capacidad de grabar información nueva y dependerá al cien por ciento de su cuidador.

Hoy existe un crecimiento importante en el ámbito mundial de este tipo de demencia, por diversas causas: por circunstancias relacionadas con la alimentación, la presencia de metales en el ambiente, por mayor promedio de vida y a que el diagnóstico es realizado con mayor frecuencia y facilidad.

Junto a lo anterior, se da el caso de muchos ancianos que por vergüenza o por considerar que viven los síntomas de su edad, no reciben atención médica. De tal manera que sólo la mitad es atendida, y en el resto la enfermedad avanza con mayor rapidez.

Ante este panorama “es importante tomar en cuenta estos factores, con el fin de convertir la atención de los adultos mayores con Alzheimer, en una política pública de Estado”, explicó Martín Dávalos Gómez, geriatra y presidente de la Asociación Médica de Jalisco-Colegio Médico, A. C.

En el estado, la estadística más reciente señala que de los 750 mil adultos mayores que lo habitan, el 12 por ciento presenta la enfermedad. En el ámbito mundial, el siete por ciento de adultos mayores de 65 años y hasta un 30 por ciento con más de 85 años, tienen Alzheimer.

El especialista explicó que existen demencias curables presentes por falta de vitaminas o por problemas depresivos. En el grupo de las no curables se encuentra el Alzheimer, la cual requiere elevados costos de atención. Por ejemplo, un paciente puede gastar de 60 a 150 mil pesos al año, gastos que repercuten en lo familiar, social y económico.

Cuando el adulto no recibe tratamiento farmacológico y terapéutico, cada una de las cuatro etapas de la enfermedad avanza más rápido, hasta prácticamente vivir sin memoria.

“El paciente en etapa 1 puede vivir con sus medicamentos, de 12 a 16 años. El que no recibe tratamiento vive el 50 por ciento de la máxima expectativa de quien sí lo recibe: cuando mucho ocho años. Es una enfermedad incurable, pero el tratamiento atenuará la velocidad de evolución del padecimiento”.

En promedio, la enfermedad se presenta a los 78 años. Los principales síntomas son: alteraciones de la memoria, como extravío de las llaves, celos infundados, pérdida de la orientación viso-espacial, cambios de personalidad y de humor, dificultad para realizar tareas cotidianas o intelectuales, como leer y escribir.

En palabras del especialista, el objetivo a perseguir consiste en realizar un diagnóstico temprano, que los pacientes sean atendidos de manera profesional, y que ellos y sus cuidadores sean apoyados con medicamentos y orientación profesional.

En cuanto a futuros tratamientos, como la vacuna contra el Alzheimer, adelantó que existe la propuesta de crear una sustancia monoclonal que únicamente inhibirá una proteína llamada beta-amiloide, lo cual podría ofrecer posibilidades prometedoras de cura. 

En tanto conviene, huir del contacto con metales pesados, realizar gimnasia cerebral y juegos de mesa, procurarse una alimentación a base de verduras, tener actividad física, dormir por lo menos siete horas y evitar hacerlo durante el día por más de una hora, así como no consumo de bebidas azucaradas y tabaco.

Ejercicios para la memoria

Aseguran que la mejor forma de seguir avanzando es olvidar. El escritor argentino Jorge Luis Borges decía: “Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón”. ¿Cuál es el punto medio entre olvidar y seguir, entre seguir sin que ese olvido afecte? Para que el olvido no sea total, la mente debe ejercitarse para que la memoria no falle. Antes de que lleguen los olvidos es preciso hacer músculos con la memoria.

Una abuela juega dominó con sumas. Después de mover las fichas y hacer distintas jugadas, le dice al psicólogo: “Doctor, qué bueno que estoy jugando esto, porque así podré jugar con mi nieto”. En su frase encierra no sólo agradecimiento, sino esa tranquilidad de seguir ejercitando la memoria para no olvidar a los que quiere, como a sus familiares.

El Centro Metropolitano del Adulto Mayor (Cemam), en Zapopan, es un espacio de recreación y actividades para los adultos mayores. Ahí cantan en un coro, cocinan en distintos talleres, realizan ejercicios y deporte. Sus actividades van desde un taller de escritura con recuerdos de su infancia o juventud, hasta clases para ejercitar la memoria.

Al consultorio del psicólogo Jaime Ríos, del Cemam, llegan los abuelos y abuelas con una frase constante: “Se me están olvidando algunas cosas”. Habrá olvidos que no ponen en riesgo a la persona, pero otros deben ser atendidos, como el caso de ancianos que dejan la estufa prendida y se van a dormir sin recordar que no la apagaron.

El psicólogo es quien canaliza a los adultos mayores cuando detecta que es necesario trabajar en el área de la memoria, con base a algunos síntomas: “Hay personas que se quejan de su memoria, por lo que llegan a consulta, o sus familiares, que afirman que olvidan ciertas cosas, pero esos olvidos obedecen a una patología como la depresión”.

La edad de las personas que acuden al centro es de entre 60 y hasta mayores de 100 años. Los talleres abarcan actividades sencillas que encierran aspectos complejos. Por ejemplo, la concentración a través de acciones como ruidos (ladridos de perro, campanas, coches), para ubicar qué pertenecen. “De esta forma trabajamos la memoria sensorial y la evocación de recuerdos”, detalla el psicólogo.

El trabajo que realizan en este centro es un referente en Jalisco. En este espacio los talleres han sido constantes, porque buscan estimular las funciones cognitivas relacionadas con las palabras, la imaginación visual, el recuerdo del espacio y el tiempo, así como la memoria autobiográfica y la memoria actual.

A la participación de los adultos mayores se le suma la integración a otras actividades, como explica la jefa del Departamento del Desarrollo del Adulto Mayor del DIF Jalisco, Leticia Romero Lima. Pretenden, “en primer lugar, que las personas continúen siendo independientes. Esto es un factor de protección para la persona, la familia, la sociedad”.

También señala que es necesario que el adulto mayor siempre esté en constante aprendizaje como una forma de prevención del Alzheimer, porque “resulta importante la motivación, para que las personas continúen con un proyecto de vida que incluya actividades que generen retos”.

Los grupos para los talleres de la memoria están integrados de acuerdo al número de personas canalizadas por el psicólogo. Los teléfonos para solicitar información son: 38 34 55 20 y 38 36 34 44.

Desde su experiencia de trabajo con esta población, el psicólogo Jaime Ríos explica que “de los fallos de la memoria, el individuo se da cuenta en la fase inicial, pero posteriormente no. Esto es progresivo. Las pérdidas se refieren a fallas de memoria de hechos recientes”. Es decir, que el paciente recuerda aquel beso al novio cuando tenía 17 años, pero no qué comió ese día.

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