Un debate inevitable

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Por lo menos en algo están de acuerdo los detractores y los partidarios de una posible despenalización de la marihuana. En que siempre será mejor que el Estado tome el control y no las mafias. Sin embargo, las divergencias persisten en dos temas fundamentales: si esa regulación debe limitarse al empleo médico de los cannabinoides o permitir su uso recreativo.

“Necesitamos estudiar más, tenemos que conocer más para llegar a una solución más apropiada, adecuada, menos dañina y menos insegura que simplemente decir: vamos a legalizar la marihuana”, afirma el director del Centro de Estudios de Alcoholismo y Adicciones (CEAA) de la UdeG, Octavio Campollo Rivas.

La doctora  Raquel Peyraubé, quien participó activamente en el proceso de legalización de la marihuana en Uruguay —el primer país que lo hace en América Latina— cree que la participación directa del Estado para regular la producción y distribución de la hierba es fundamental para aminorar los índices de criminalidad.

“Se necesita que el Estado regule y no las mafias. El mercado ya está regulado, pero está regulado por el narcotráfico. Lo que pretendemos es que si hay riesgo, la regulación la tenga el Estado, para definir patrones de menor riesgo para la salud, de mayor seguridad y menor criminalidad”, afirma la asesora de la Secretaría Nacional de Drogas del país sudamericano, de visita en Guadalajara.

Fue una iniciativa del diputado local Enrique Velázquez González que encendió la chispa del debate, que luego se convirtió en fuego retórico por ambos bandos.  El legislador propone permitir en Jalisco hasta 30 gramos para uso recreativo y hasta 150 gramos para uso medicinal en enfermedades terminales y crónico degenerativas. Incluso, la discusión derivó en un ejercicio plural  y multidisciplinario titulado “Foro Cannabis”, que tuvo como sede el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara, y del 17 al 21 de septiembre se efectuará una consulta ciudadana sobre el tema.

Octavio Campollo dice estar de acuerdo en que se indague más sobre los usos clínicos de la marihuana, pero aclara que las sustancias químicas del enervante no sirven para curar ninguna enfermedad, sino sólo coadyuvan en el manejo de algunos problemas médicos, y también coincide en que el Estado debe contar con políticas públicas y una normatividad clara para tener la rectoría en este tipo de temas.

Sin embargo, opina, que legalizar el uso recreativo sería contraproducente y comparte cifras de estudios publicados en revistas especializadas, como The New England Journal Medicine. En 22 estados de la Unión Americana donde se ha legalizado, el riesgo de volverse adicto a la marihuana es del doble.

Falta intensificar la investigación
De acuerdo con los estudios que han realizado los investigadores del CEAA de la UdeG, la planta de marihuana tiene 400 sustancias químicas, de las cuales 60 son del tipo cannabinoide. De éstas, el tetrahidrocannabinol (THC) actúa en el sistema nervioso, mientras que el cannabidiol (CBD) y el cannabinol (CBN) tienen ciertas propiedades médicas, como mejorar el apetito o el estado de ánimo de quienes tienen VIH positivo, reciben quimioterapia o sufren de insomnio. Y sirven para algunos casos raros de ataques epilépticos refractarios, pero no en todos los pacientes.

En padecimientos intestinales como la enfermedad de Crohn, u otros de tipo reumático o de espasticidad del organismo, también tendrían algún efecto, aunque en este caso no ha sido investigado lo suficiente según la FDA (Food and Drug Administration), pues faltan más estudios de farmacología, de farmacocinética y de farmacodinámica, de efectos colaterales, de toxicidad aguda o crónica, entre otros. Estos requisitos son obligatorios para cualquier sustancia natural o sintética que se utilice para fines médicos.

“Efectivamente, el Instituto Nacional de Medicina de Estados Unidos ha reconocido que puede tener aplicaciones médicas. Pero recomiendan que para todo este tipo de padecimientos se traten de utilizar los compuestos puros. No los compuestos que vienen en el humo de la marihuana fumada, inhalada o pasada por una pipa de agua. Porque no sólo tiene esas sustancias, sino viene el paquete completo”, afirma Campollo.

“En mi opinión personal, no estoy totalmente en contra de algún tipo de despenalización de la marihuana como lo propone el diputado Velázquez, ni estaría en contra de la legalización de algunos componentes de la marihuana para uso médico, siempre y cuando esté bien especificado en qué casos, en qué pacientes, a qué dosis, cuáles serían las contraindicaciones, los efectos adversos que tiene y cómo debería de prescribirse, recetarse, venderse y distribuirse”.

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