Sexismo sobre ruedas

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Las inéditas medidas aplicadas en rutas terrestres del transporte urbano (ruta 380 y tren eléctrico), para apoyar a las mujeres en su tránsito sin ser acosadas por tocamientos, miradas y verbalizaciones muy usuales en esos sitios, han despertado una polémica acerca de si este tipo de soluciones deben generalizarse en la Zona Metropolitana como Guadalajara.
Y aunque la lucha por la igualdad y respeto por los derechos de la mujer tiene ya muchas décadas, ésta se ha constreñido en mucho hacia el enfoque jurídico, la violación de los derechos humanos, la definición de la violencia de género y la intimidación intrafamiliar. Sin embargo, en la ciudad han surgido nuevas formas para perseguir la igualdad y la defensa de los derechos femeninos.
Al respecto, el doctor Juan Carlos Ramírez Rodríguez, del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) comenta que este es un tema de cuidado, sobre todo al implementar mandatos públicos a favor de las mujeres, mediante “cuotas” tal y como sucede en los partidos políticos.
“Estoy de acuerdo en que en un espacio general como lo es el transporte público, particularmente en las condiciones en que se presta en nuestra ciudad, las mujeres se vean afectadas en su integración personal y por tanto se tengan que aplicar disposiciones para su protección, pero eso no basta para solucionar el problema”, indica.
En primer término, Ramírez Rodríguez destaca las circunstancias en que opera el transporte público, “los roces corporales son inevitables porque los camiones siempre van llenos, atascados, es decir, no hay una solución de parte de las autoridades y de las empresas”. Insiste que este escenario debe tomarse en cuenta.
El especialista resalta que por mucho y en ciertos horarios, la zona del transporte y de la vía pública son, en parte, privilegio del hombre y se ha transformado en un derecho. Es sólo hasta etapas recientes en que esta prerrogativa comienza a ser compartida con más intensidad con las mujeres.
 “Si por monopolio cultural el hombre ha creado cierto derecho, cuando se modifican las circunstancias de movilidad y de convivencia con las mujeres ejerciendo un trato preferencial en el transporte hay una sensación de discriminación que no se puede evitar”, subraya.
De manera que sugiere revisar es el fomento de la cultura de diálogo y de respeto para que la convivencia no motive agresiones, así como examinar las políticas públicas generadas al respecto “porque luego es muy fácil caer en la radicalizar las cosas y en la feminización de los esquemas como en otros ámbitos”.

Vulnerabilidad poco respetada
“En general, la fragilidad de muchos sectores como los niños, adultos mayores y desde luego las mujeres no es respetada ni protegida en muchos acontecimientos cotidianos. Pensar en lo que experimentan las mujeres en el transporte urbano nos remite a las molestias que este concentra y a la que también la población se encuentra a expensas”, indica la coordinadora del Centro de Estudios de Género, doctora María Candelaria Ochoa ívalos, quien agrega que “lo ideal es que surgiera un cambio de cultura y de la equidad”.
La doctora Ochoa expone que las mujeres no son seres vulnerables por sí mismos, pero a bordo del transporte público si, entonces lo que se requiere es una mudanza cultural, porque coexiste una ausencia de progreso en los derechos de las mujeres.
Valora que las medidas en el transporte si pueden ser juzgadas como discriminatorias contra los hombres, “que necesidad hay de ello cuando se trata de evitar mantener las diferencias y en cambio incrementar la convivencia, propiciar la reflexión y no el hostigamiento”. Asimismo, considera que ya está propagada una amplia gama de expresiones y actitudes sexistas como para generar más sexismo en la sociedad en vez de integración.
Violencia en la vía pública
De acuerdo a diversos sitios de promoción de los derechos de la mujer, en la vía pública se producen algunos de los actos mas violentos contra las mujeres como es el acoso, los tocamientos y los insultos que son disfrazados de “piropos” muchas veces ofensivos, hasta violaciones que acontecen en calles oscuras y baldíos urbanos.
Recientemente se suscitaron manifestaciones en la Ciudad de México contra la violencia de género en la vía pública con volantes que decían textualmente: “Si te confrontan desde un automóvil, una motocicleta, andando de pie o en el camión; en cualquier lugar público o hasta en tu propia casa; no lo calles. Te invito a que nos envíes tu testimonio —público o anónimo— para hacer cada vez más fuerte nuestro grito y ser más las que cuestionamos estos actos y buscamos solucionarlos”.
Afirma textualmente esta convocatoria que también circula en algunos lugares de Guadalajara.

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