La tuiteratura y la literatura

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Entré a una escuela que parecía una cárcel, porque con

tanta tecnología había que protegerla de los robos

y entonces se enrejaron las aulas.

Claudia Romero

Un poeta alguna vez dijo: “Muy pronto en la vida es demasiado tarde”. Yo soy de la creencia de que el espíritu y el alma mueven grandes cosas. Nos pueden ayudar a ser mejores personas y seres humanos.

En ese sentido, esa red maravillosa y espantosa llamada Internet, y en particular el twitter, nos puede ayudar a eludir el estrecho espacio de la rutina sofocante y abrir la posibilidad de acceder al océano de la inmensidad, promoviendo el uso del cerebro, la imaginación, el humor, el sarcasmo, para hacer más ancha la vida.

Ya sabemos que el desarrollo intelectual supone riesgos, pero los desafíos hacen crecer, y las cosas fáciles no tienen sabor. Así, los tuits (algunos, muchos) son pequeños textos dignos de pensar e interpretar en contextos socioculturales diversos.

Señalan estudiosos contemporáneos que posiblemente la forma literaria del futuro será el fragmento, y así también lo contemplaba Walter Benjamin. Twitter ha logrado generar un nuevo espacio para la literatura, y para algunos incluso un cierto tipo de literatura de nuevo cuño. La tuiteratura es literatura, porque los problemas de validez y legitimación que genera son posiblemente los mismos que los de la literatura tradicional.

Algunos dicen que es un medio de comunicación para adolescentes. Y es que en Twitter hay de todo, como un gran tianguis, un botica, y si bien hay bastante calorcito, purgatorio, harto limbo y, como en el mundo dantesco, una enormidad de infierno, no es nada desdeñable el cacho o porción de Paraíso, de utopía y de sueño que encontramos en Él .

 Vaya por delante mi aclaración de que soy inexperto en las redes sociales, que no me muevo en el twitterismo, ni quiero moverme, por ser una especie de lobo solitario y abominador de todas las redes. Pero tengo que reconocer que en twitter se ha gestado algo que vale realmente la pena, una grieta de libertad, de humor agrio, sarcástico, benévolo, un espacio de creación que no puede dejarse a un lado así como así. Y hoy por hoy, escritores renombrados, gente como Angeles Mastretta, Carmen Boullosa, Margo Glantz, Juan Villoro, Alberto Chimal, Fernando Vallejo, Héctor Abad Faciolince, Ricardo Silva Romero, Nélida Piñón, Edmundo Paz Soldan, los ya fallecidos Óscar Collazos y Eduardo Galeano, y muchos más, avalan, dan sabor, dan riqueza con su presencia en esa red dando la sensación de que allí se está cociendo un puchero de lo más sabroso.

El twitter es un lugar, una gran grieta de libertad, un espacio donde conviven desde  el aforismo puro y duro hasta la teología de batalla, pasando por el erotismo más refinado y la intertextualidades más creativas: por ejemplo, de un verso de García Lorca que dice “y yo que me la llevé al río creyendo que era mozuela”, brota la inspiración: “Y yo que me la llevé al río, creyendo que era cerquita”. De Veinte poemas de amor y una canción deseperada, de Pablo Neruda, se extrapola “Puedo escribir los versos más tristes esta noche, pero no encuentro las gafas”. Y así, de la literatura se pasa al humor y chiste pícaro. De todo un poco nos ofrece el twitter: “Una de las posturas màs refinadas pero también màs difíciles  del Kamasutra consiste en ver la paja en el ojo ajeno” o “Mi novio es bien deshonesto; tantos años haciéndome creer que las cosquillas son orgasmos. De no ser por su hermano, seguiría engañada”…

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