Guadalajara despierta y lee

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    Si bien en el Ciudadano Kane (1941) de Orson Welles se muestra cómo unas cuantas portadas amarillistas en los diarios norteamericanos lograron justificar, ante la sociedad, la cruda guerra en contra de Cuba y España en 1898; también es posible intentar reconocer el impacto que debieron tener las páginas de la primera edición de El Despertador Americano, la mañana del jueves 20 de diciembre de 1810, entre los tapatíos. Hace poco menos de 200 años, los habitantes de la capital de la Nueva Galicia, leyeron lo que hoy todavía resulta fuerte como un cañonazo y que debió cimbrar y hasta derrumbar en el piso a muchos: “¡Europeos establecidos en América! desde el principio de la invasión de la Monarquía por los Franceses, no habéis cesado de darnos las más fuertes, las más violentas sospechas de que sois Reos {a} de alta traición…”.
    El texto (completo) establece los postulados ideológicos de los insurgentes comandados por Miguel Hidalgo que dieron origen a la guerra de Independencia, con los resultados ya conocidos. La importancia de El Despertador Americano es fundamental no sólo para la historia de nuestro país, sino para toda la América colonial, subyugada por los españoles durante al menos tres siglos.
    No hace mucho, a través de Radio Universidad de Guadalajara, el historiador Carlos Fregoso Gennis, quien es un estudioso del tema, describió de esta forma la notabilidad del periódico insurgente: “Guadalajara fue desde siempre un centro comercial e ideológico muy importante”, y destaca que la breve vida de este medio “fue un encargo directo” de don Miguel Hidalgo a un cura nayarita que radicaba en Guadalajara, Francisco Severo Maldonado, a quien le otorgó “la difusión ideológica del movimiento, cosa que no se había hecho en ninguna parte de América”, la publicación impresa en lo que hoy conocemos como la Casa de los Perros (sitio en donde se localiza el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas, ubicado en avenida Alcalde), “fue el primer periódico Insurgente de toda América”, del cual apenas se editaron siete números.
    “Lo interesante es que en una población prácticamente analfabeta —afirma Fregoso Gennis— va a tener un impacto de gran magnitud este periódico”, lo que nos lleva a reconocer la importancia de la prensa escrita y su preeminencia fundamental, con todo y sus asegunes, todavía en nuestros días.
    Pese a la importancia que actualmente tienen otros medios de comunicación, como son la televisión, la radio o el Internet, los diarios impresos, hoy igual que hace dos siglos, cumplen un papel preponderante y sin igual. Se deben hacer, sin embargo, algunas consideraciones. Pese a que estamos en la era de las comunicaciones, eso no invalida que nuestra comunicación sufre algunos defectos derivados de nuestra educación. De allí que aunque desde casa y a través de la televisión, la radio o el Internet nos podamos enterar de los sucesos ocurridos en el orbe, la información de los medios digitales no es la misma (o no es tomada de la misma manera) que cuando se lee un diario impreso. De allí la importancia de contrastar y reflexionar y jerarquizar todo cuanto nos llega a nuestros ojos y, por ende, a nuestra mente. Discernir es, hoy más que nunca, fundamental. Si como afirma en alguna parte de la entrevista el historiador Fregoso Gennis, la población de la Guadalajara novogalaica era preponderantemente analfabeta, y fueron los más y mejor educados amén de tener la posibilidad de invertir tres reales (en ese antiguo precio se vendió El Despertador Americano), hoy no se corre una mejor suerte al ir al puesto de revistas para adquirir alguno de los diarios citadinos. Luego entonces, se puede dilucidar que hoy como ayer el sector de la sociedad consumidora de diarios impresos es igual de minoritaria que hace dos siglos. Y a pesar de existir la televisión, la radio y la red (donde se encuentran la mayoría de los diarios del mundo), nunca igualarán la decisión y el poder de alguien que sale de su casa todas las mañanas y adquiere el periódico. Como lo dijo Umberto Eco en una entrevista para El País: “Leer el periódico es el desayuno del hombre moderno”. Y quienes leen el diario (en su mayoría) también contrastan esa información escrita con lo trasmitido en la televisión, algunos noticiarios radiofónicos y la internet.
    Quienes gozan de una educación y suficiente economía, adquieren diarios por escrito; así, de esa misma manera, ese mismo estrato social ilustrado (no solamente a favor de la insurgencia, sino aquellos realistas a favor de la Corona española), debieron algunos temblar (los realistas) y otros gritar de júbilo (los insurgentes) cuando leyeron el primer número del periódico donde se encontraba el ideario de Hidalgo. Mas no todo fue miel en hojuelas, pues la noticia se regó por todo el Virreinato y los realistas tomaron Guadalajara, y en la batalla del Puente de Calderón se decidieron asuntos relevantes que luego repercutirían en la historia no sólo de la vida de nuestra actual nación, sino en las vidas de Hidalgo y de Francisco Severo Maldonado, quien después de la derrota de Miguel Hidalgo y según las palabras de Fregoso Gennis, el movimiento insurgente tuvo sus descalabros, pues “los miembros de la Corona toman a Guadalajara en escarmiento para el resto del Virreinato, para que aquellos que habían apoyado el movimiento insurgente, como es el caso de Maldonado: igual a que antes publicó un periódico a favor de los insurgentes, luego se le obliga a editar un periódico, pero a favor de los realistas…”.

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