Daniel Tzlonik

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Los Dorados es un grupo que fácilmente destaca. Su presencia en la escena del jazz nacional data de 2004 y desde su primera aparición en vivo, su sonido energético y contundente llegó como una bocanada de aire fresco.
La prestigiada revista Wire los citó como: “Una brillante y significativa propuesta para el futuro de la música en México”. Su segundo disco (Turbulencia) fue seleccionado entre los “Diez mejores álbumes Latinos del año 2006” por la revista Rolling Stone México, catalogado como “Lo más memorable del 2006” por la revista Sónika y enlistado en “Lo Más Relevante del Año” por la revista Chilango, del mismo año.
Su sonido se gesta a partir de las diversas influencias que cada uno sus integrantes trae a la banda: Daniel Tzlonik (saxo), Carlos Maldonado (contrabajo y bajo eléctrico), Rodrigo Barbosa (batería), Demián Gálvez (guitarra), y Dj Rayo (tornamesas). El resultado es una especie de jazz avant garde muy afortunado, en el que confluyen con perfecta naturalidad el rock, el funk, la música experimental, el ruido y la electrónica.
A la fecha cuentan sus integrantes con tres producciones discográficas: Vientos del norte (2004), Turbulencia (2006) e Incendio (2008).
Participarán en “Las sesiones de Sólo Jazz” este miércoles 30 de septiembre, en el Teatro Experimental, a las 21:30 horas.

¿Cómo surgen Los Dorados?
Lo primero que nos juntó fue la curiosidad por buscar identidades (cada uno y como grupo) y el timming de cada uno en ese momento de nuestra vida. Todos estábamos viviendo en la Ciudad de México (Demián y Carlos habían llegado de Torreón unos años antes de empezar, yo de Buenos Aires, unos meses antes y Rodrigo ya estaba en el DF).
Los primeros ensayos fueron sin ninguna pretensión, ni de hacer discos ni de dar entrevistas, ni siquiera de tocar en vivo, sino de buscar un sonido y un lenguaje propios.

¿Cuáles nombrarías como sus principales influencias?
Durante cada disco pasaron influencias distintas (y esperemos que sigan cambiando). Vientos del norte tiene influencias claras del jazz contemporáneo neoyorquino. Turbulencia tiene más mezcla, más sangre y más ciudad [de México], más caos, más rock. Es el principio de un camino que siguió con Incendio. Este último tiene la más clara influencia de Cuong Vu, con su trompeta, su música y su personalidad.

¿Cómo ha sido el proceso de editar tres álbumes en un país donde el jazz y la música instrumental no cuentan prácticamente con apoyos?
El primer principio básico fue ser realmente necios. Vientos del norte es absolutamente independiente. Grabamos, mezclamos y masterizamos [en Nueva York] con nuestra propia inversión. Hicimos una tirada de mil copias, que se agotaron y nunca más volvimos a imprimir.
Turbulencia e Incendio tienen el apoyo de Gerry Rosado como productor y su disquera Intolerancia como distribuidora.
Gerry nos ayudó mucho a que las cosas ocurrieran. Pero de todas maneras el esfuerzo fue realmente a pulmón, buscando apoyos donde fuera (para la primera maquila de Incendio no teníamos dinero y pedimos a entidades que nos ayudaran. Por ejemplo, El convite, un restaurante del DF, nos donó una cantidad que hizo que fuera posible). Para Incendio nos apoyó el FONCA con la beca de fomento y coinversión.

¿Cómo ha evolucionado su sonido del primer al tercer disco?
El sonido ha evolucionado, igual que nosotros. Cada uno es más sí mismo ahora que hace seis años. Cada uno recibió influencias claras y no tiene ningún miedo de mostrarlas y aprovecharlas. Y lo más importante es que ya no pretendemos ser ni un grupo de jazz, ni uno de rock, ni de ningún otro género, sino hacer lo que sea: que la suma de nuestras ideas y orejas decidan. Los cambios consistieron en alejarnos bastante de la escena del jazz tradicionalista de la Ciudad de México, acercarnos un poco al rock y a grupos y músicos de rock, pero sin dejar el espíritu del jazz, de la improvisación y de la exploración.

¿En qué estado de salud encuentran al jazz nacional?
Que existan cada vez más proyectos es una buena señal. El único mal que nos afecta es el de estar quejándose y hablando más que componiendo o tocando. El medio está lleno de gente de la que uno se entera más de ellos por sus quejas (de que no hay muchos lugares o que no pagan lo suficiente) que por su música. La responsabilidad del jazz mexicano está en manos de los jazzistas mexicanos y eso es algo que todos debemos tener presente.

¿Cuáles son los planes a futuro de Los Dorados?
Lo primero es grabar nuestro cuarto disco. Estará dentro de la disquera Intolerancia, de Gerry Rosado. Esta vez vamos a grabar con Gerry y también con Carlos Walraven, en un estudio que él tiene en Tepoztlán. La idea es ir a componer, tocar, improvisar, y luego editar las sesiones.

¿Qué puede esperar el público?
Los conciertos de Los Dorados tienen un altísimo porcentaje de improvisación. Entonces cada concierto es distinto, pero también incierto para nosotros.
Una de las cosas que nos va a dar mucha energía para el concierto del 30 es que este concierto lo esperamos hace mucho y que llevamos un tiempo sin tocar. Entonces está toda la energía acumulada para ese día entregarla al público tapatío. [

* Es productora y conductora del programa Sólo Jazz, de Radio udeg.

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